Rarámuris: no más kórima, simulación y deforestación
Una de la primeras marchas de protestas de los indígenas rarámuri fue registrada en 2005 por la periodista Miroslava Breach (+) -que a la fecha sigue sin aclarar su asesinato por parte del gobierno panista de Javier Corral-, y fue publicada en La Jornada como otros tantos textos de denuncias por despojo de tierras y bosques, así como por la violación de sus derechos humanos y la simulación y aprovechamientos de los políticos prianistas aliados a los caciques ejidales que siguen “tumbando pinos como si fuera zacate”, tarea de denuncia con convicción que hizo la finada periodista en defensa de los pueblos y comunidades indígenas de Chihuahua.
Días atrás se inició una marcha de rarámuris/tarahumaras desde la Sierra Tarahumara de Chihuahua a la capital del Estado con la consigna de “no queremos korima, pedimos trabajo”, y eso es lo importante del meollo del asunto que desde hace muchos años han luchado algunas organizaciones de indígenas olvidados, no de años sino de siglos, viviendo en las mismas condiciones de miseria, hambre, pobreza, violencia, alcoholismo y despojo de sus tierras y bosques. Una historia interminable de injusticias sociales, que a la fecha no ha sido solucionada; por el contario, aumentaron cada día ante la simulación de los
gobiernos prianistas.
Su principal demanda de “nosotros pedimos trabajo, ya no queremos “corina” (cosas regaladas, donaciones, de caridad), se organizó con dos meses la marcha por los dirigentes rarámuris cuya finalidad es entregar sus demandas principalmente al presidente nacional, Andrés Manuel López Obrador, para que se les entreguen programas a los indígenas, “no despensas ni de dinero. Que se nos den empleos. Queremos trabajo”, y la vieja demanda vuelve a repetirse: que se les apoye a cuidar sus bosques y protección a sus tierras que están siendo destruidas y deforestadas por los caciques ejidales, que como se sabe y denunciado, han convertido a los ejidos en sus empresas particulares y familiares.
En otros pueblos, desde varias décadas atrás, ha sido común observar este tipo de movilizaciones, pero no es el caso de los rarámuris que en aquel momento abrieron una etapa de lucha jurídica y política frente al Estado y los chabochis (mestizos explotadores) que les han despojado como lo publicó en su tiempo Miroslava Breach Velducea. Hoy sin lugar a dudas, “Mirochs” estaría cumpliendo con su trabajo profesional al lado de los indígenas rarámuris defendiendo sus derechos.
Varios analistas chihuahuenses como Juan Luis Sariego (+), afirmaron el “total fracaso del indigenismo oficial en la Sierra Tarahumara”, como lo cita crítica Magdalena Gómez, cuya vertiente central está vigente, esto es la definición de programas “sin la participación de los pueblos indígenas y en el caso rarámuri el enfoque oficial prevaleciente resulta más acorde, ideológicamente, con la Ley para el Mejoramiento de la Raza Tarahumara de 1906. Dicha ley se propuso excitar a la filantropía para reunir ropa y objetos del agrado de los indios y así despertar sentimientos de cariño hacia la raza blanca, entre otras disposiciones similares”, y fue así como muchos vivales, indígenas y mestizos, se aprovecharon para “ayudar a los hermanos indígenas”; es decir a lucrar con las necesidades de hambruna.
“Hoy tenemos que el gobierno del estado, a través de la Comisión Estatal de los Pueblos Indígenas y la Comisión Estatal de Seguridad, inició la colecta de útiles escolares para estudiantes indígenas en Ciudad Juárez como parte, señalan, de las actividades del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, que se conmemora cada 9 de agosto. El llamado a la filantropía ciudadana de mochilas es el eje de una campaña oficial que va en su tercer año de kórima (que implica pedir y recibir)”, indica Magdalena Gómez.
Justamente la marcha por trabajo de cerca de 250 rarámuris de los municipios de Bocoyna, Guachochi y Urique se deslinda de la tradicional despensa y cobijas con las que desde el gobierno históricamente han pretendido paliar la dramática situación que viven los rarámuris, agravada por la economía del narcotráfico y su secuela de violencia y desplazamientos forzosos como lo viven las comunidades y pueblos de los municipios de Morelos, Batopilas y Guadalupe y Calvo, y los desplazados vienen a recalar a Wachochi.
La exigencia en la marcha se basa en la falta de trabajo en las comunidades de la Sierra Tarahumara y que se les incorpore en los programas como Sembrando Vida, ya que no se reciben programas del municipio, del estado ni de la federación. Necesitan condiciones mínimas para cuidar la tierra y los bosques en un contexto de graves carencias, amenazas y acosos, como desde hace años se viene denunciando a través de diversos medios de comunicación como en el Diario de Chihuahua y La Jornada.
Toca ahora al delegado federal del gobierno obradorista, Juan Carlos Loera, que resuelva dichos problemas como él mismo lo reconoció “sin los indígenas de Chihuahua, los chihuahuenses no tendríamos identidad”. Que tenga más encuentros, pero no al estilo prianista. Que los incluya en los programas que ya están proyectados y en discusión por el INPI y con los rarámuris. No más simulación; sino redefinición en materia indígena.
Que no se vuelva a repetir como lo afirmó uno de los dirigentes de la marcha: “nos repartieron miles y miles de billetes de palabra, pero no sabemos si de aquí a allá se cumpla. Que no se impongan desde el centro”… TRATARON DE SABOTEAR.- Una conocida cacique y racista de Wachochi, ex panista y luego priista, empresaria hotelera que ocupó puestos públicos durante años como sindica, recaudadora de rentas, y sigue terca por ser candidata a la presidencia municipal, pues ahora coquetea con algunos funcionarios del gobierno obradorista.
Esta señora cínica trató de sabotear y desprestigiar el pasado ultramaratón de los cañones 2019 celebrado en Wachochi, como se reveló, al tratar de impedir que l@s corredores pasaran por un pedazo de tierra de sus ranchos, como lo hizo el año pasado con la ruta ciclista que le impidió el paso. Como se sabe, los hoteleros y restauranteros nunca han participado en los eventos deportivos y turísticos que organizan los gobiernos municipal y estatal. Ni siquiera una botellita de a litro con agua ponen. Puro azadón. Así de “conscientes” son los prestadores de servicios de Wachochi como la licenciada de marras.
Siguen tumbando pinos como si fuera zacate en la Sierra Tarahumara”