'Mexicles' torturaban y mataban a sus víctimas en "Casa Verde"
Ciudad Juárez– Durante un año y medio, desde enero del 2018, los integrantes de la pandilla “Los Mexicles” mantuvieron una casa de seguridad y un panteón clandestino para torturar, asesinar y enterrar a sus víctimas, de acuerdo con la información presentada por el Ministerio Público (MP) a un Tribunal de Control.
Una de las seis víctimas es el abogado Ernesto Ortega Martínez, cuyo cadáver pretendía ser escondido indefinidamente, de acuerdo con la información obtenida por el MP a través de un testigo de identidad protegida y que fue difundida en una audiencia realizada ayer en la novena sala de la “Ciudad Judicial” en contra de Ángel Raúl Chacón Hernández, acusado únicamente del delito inhumación.
El testigo protegido de iniciales A. A. G., declaró ante un agente del MP adscrito a la Unidad Especializada de Personas Ausentes y Extraviadas de la Fiscalía General del Estado (FGE) zona Norte que desde hace un año y medio se hizo adicto al cristal y adquirió una deuda con las personas que le vendían esa droga.
Por lo que en octubre del 2018, A. A. G., empezó a trabajar con quien le surtía el cristal, Isaac Rodríguez Armendáriz apodado “El Tío” quien es familiar de Héctor Samuel Guzmán Rodríguez alías “El H”, ambos integrantes de la ganga “Los Mexicles”.
“Empezando a vender cristal y mariguana en el área del kilómetro 33. Recuerda haber trabajado con diversas personas a quienes conoce como “El Chaparro”, quien es Ángel Raúl Chacón Hernández; con “El Pollo”; “El Esparza”, quien se llama David; “El Josecillo”, que se llama José Antonio Márquez; “El Luis”, de nombre José Luis Rodríguez Aguirre y “El Fuchi” de quien ignora su nombre”, dijo la jueza de Control al citar parte de la declaración del testigo A. A. G., para señalar que le otorgaba un valor de dato de prueba lícito.
El testigo protegido también refirió que la primera vez que le encargaron enterrar a una persona, correspondió a la víctima Carlos Alfonso Quintana Nevárez, “El Ruso”, quien fue asesinado por “El Tío” y lo recuerda con precisión pues en esa ocasión el auto donde lo llevaban se les quedó atacado en una zanja ubicada por la calle Lucero y el cuerpo lo dejaron a unos 900 metros del “lugar que esta atrás del cuartel militar” por un arroyo y un barranco. Pero al día siguiente el testigo y “El Esparza” regresaron para cavar un hoyo y echar a “El Ruso”.
Unos tres meses después de haberse deshecho del cuerpo de Quintana Nevárez, dijo el testigo, en una casa de seguridad denominada en el proceso penal como “Casa Verde” domiciliada cerca de donde cementerio clandestino en el kilómetro 11 de la colonia Kilómetro 33 en la carretera Juárez a Casas Grandes, él vio a un hombre y a una mujer que estaban siendo torturadas y luego los decapitaron porque habían vendido “material” para otro grupo delictivo.
El testigo protegido dijo que en esa ocasión recibió la orden de llamarle a Ángel Raúl Chacón Hernández y luego este llegó a la “Casa Verde” junto con “El Pollo” y subieron a la pareja a una tabla y los cargaron para el monte, como a unos 400 o 600 metros del inmueble y ahí “Josecillo” y “El Pollo” cavaron un agujero y entre todos enterraron los cuerpos.