TED BUNDY, DURMIENDO CON EL ASESINO
El caso de Ted Bundy, un asesino muy famoso de la década de los 70´s por su brillante ingenio pero al mismo tiempo su manera tan fácil de mentir y de cometer actos crueles e inhumanos contra jóvenes víctimas, llega a la cartelera dejando un sabor bastante amargo.
La historia está narrada desde la perspectiva de la pareja de Ted, Liz Kendall (interpretada por Lily Collins), a la que muestran con un enamoramiento incondicional que le impedía a aceptar que su pareja era un asesino y le resta peso a los crímenes cometidos.
El cineasta Joe Berlinger y el guionista Michael Werwie optaron por darle un giro diferente al ver al personaje de Bundy (Zac Efron) desde la perspectiva de su pareja y de todos aquellos que no se dieron cuenta que convivían con un violento asesino en una probable búsqueda de mostrar el carisma y talento de Bundy para ocultar su naturaleza.
Sin embargo, aquí es donde la cinta cae en un vacío, pues las atrocidades cometidas por Bundy son de dominio público y optar por esta narrativa no creo que haya sido la selección más afortunada.
Lily Collins se ve en una lucha permanente con un personaje vacío, acartonado, al que apenas le distinguen un par de características con las cuales es imposible ayudar a sostener el relato, mientras que Zac, aunque da un personaje más interesante, no llega a sostener el largometraje.
Si bien es cierto que el peso de la película no debería caer en Lily, por lo menos debería ayudar a reforzarlo, una labor complicada sin las herramientas adecuadas.
En la película se muestran solo algunos de los casos y víctimas, y pretende representar que las decisiones y elecciones que uno tome para su vida pueden dejar graves consecuencias, traumas y años de sentencia o en su caso, una pena de muerte. Aun así la trama cae en confusos saltos temporales que llegan a ser un tanto molestos.
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Hasta el próximo viernes.