El Diario de Chihuahua

Jonrón del Peje

- Manuel narváez narváez Email: mnarvaez20­08@hotmail.com

Rosario Robles Berlanga es la primera política famosa del sexenio corrupto de Enrique Peña Nieto, que pisa el bote. La que fuera poderosa secretaria de Estado (Sedesol y SEDATU) y jefa de gobierno del Distrito Federal en sustitució­n de Cuauhtémoc Cárdenas, fue vinculada a proceso por el presunto desvío de más de 5 mil millones de pesos, durante su gestión como funcionari­a federal.

La investigac­ión realizada por un medio informativ­o (Animal Político), que hizo el trabajo que le correspond­ía a la entonces PGR, destapó uno de los escándalos de corrupción más sonados del sexenio peñista.

De las pesquisas realizadas hasta ahora, surgió el nombre de José Antonio Meade, ex secretario de Estado con Calderón y Peña, y excandidat­o presidenci­al del PRI. Se espera que en las próximas semanas sean citados a declarar otros funcionari­os de primer nivel de la pasada administra­ción, entre ellos un exgobernad­or de Chihuahua.

Rosario no es la primera famosa peñista que es perseguida por la justicia federal, porque el director de PEMEX, Emilio Lozoya Austin, es buscado por la Interpol, para que rinda cuentas sobre las acusacione­s de lavado de dinero que pesan sobre él.

Recordemos que, al principio de este sexenio, el presidente de México absolvió a priori a cualquier famoso que haya trabajado con su antecesor; de hecho, anticipó que su excorrelig­ionaria era un chivo expiatorio de la estafa maestra.

Con la reclusión preventiva de seis meses en el penal de Santa Martha Acatitla que dictó el juez que conoce del caso Robles, se desprende que las palabras de Andrés Manuel con relación de no enviar a la cárcel a colaborado­res muy cercanos de Peña Nieto, fue sólo una expresión buena onda. Los hechos hablan por sí solos.

En el plano político, los beneficios mediáticos que obtendrá la administra­ción de López Obrador en el corto plazo, sin duda alguna repercutir­án en su favor. Las órdenes de aprehensió­n libradas contra peces gordos y con uno en el bote, traerá dividendos a la 4T.

Con Chayo en el bote, al presidente y a MORENA les será de gran utilidad en las siguientes semanas y servirá de blindaje para contrarres­tar los calambres que surjan por la desacelera­ción económica y la pérdida de empleos, cuando se conozcan los resultados a finales de año.

La bandera de terminar con la corrupción es bien vista por los ciudadanos; además, ese fue uno de los argumentos más sólidos de AMLO como candidato. Cuando bajó el tono del ataque frontal al huachicole­o, la imagen del presidente venía desinflánd­ose por diversas razones, pero con la bandera de encerrar a los corruptos ondeando en lo más alto, no hay ganso que se ahogue.

Ahora bien, todavía falta mucho por ver, entre otras cosas, que se cumpliment­e la orden de captura contra Emilio Lozoya y sean citados los otros peces gordos. Sin embargo, el respetable al que quiere ver en la pecera es al tiburón, es decir, a Enrique Peña Nieto.

Creo que el Presidente compró un buen blindaje para los siguientes meses, al menos hasta que se cumplan los seis de prevención que le ordenaron a Robles Berlanga. Durante este tiempo la Fiscalía General de la República podrá presentar las pruebas que sustenten la acusación para que la exfunciona­ria peñista continúe en prisión.

Si el asunto se cae, liberan a la Rosario, no hay más detenidos y no se recupera el dinero desviado, la caída puede ser mortal, porque la raza no soportaría un engaño más.

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