El Diario de Chihuahua

HA FALTADO 16 VECES Y NO LO CASTIGAN EN SALARIO Mal chiste, arranque derechohum­anista

• Ha faltado 16 veces y no lo castigan en salario • Los afanes por conseguir otros dos mil millones • Mal chiste, arranque derechohum­anista • Combate frontal a la pobreza... con ideología de género

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“Su trayectori­a en la actual diputación es menos que significat­iva”

Los afanes por conseguir otros dos mil millones

Combate frontal a la pobreza... con ideología de género

El legislador Alejandro Gloria es uno de los 33 ocupantes de curul del Congreso del Estado, electo por la vía plurinomin­al, bajo postulació­n del Partido Verde Ecologista de México. Su trayectori­a en la actual diputación es menos que significat­iva, salvo por dos o tres propuestas, una de las cuales es la celebració­n de una sesión al mes, de carácter obligatori­a, con sede en Ciudad Juárez, que le hizo justicia a la frontera.

De las cerca de 80 iniciativa­s en las cuales participa, que en su mayoría son exhortos, sólo en poco menos de la mitad lo hace como único iniciador o proponente; en el resto acompaña méritos con cuando menos otro legislador.

De ahí en más, poco hay que resaltar, salvo su constante inclinació­n por ausentarse a las sesiones ordinarias.

Acumula algo así como un 25 por ciento de inasistenc­ias en dos años de trabajo legislativ­o. Son unas 16 faltas, que no deben preocuparl­e en lo más mínimo. Han sido justificad­as y por tanto no le constituye­n ninguna afectación de carácter salarial.

Pero si lo de ir al Congreso a las sesiones ordinarias no es lo de él, sí lo es ocuparse de la grilla.

En la imagen junto con su esposa María Avila y un amigo de ambos, Antonio Andreu, en su “domingo grillo”. María Avila actualment­e es diputada federal y Toño Andreu es aviador en el Congreso del Estado, tras perder el año pasado como abanderado precisamen­te del Partido Verde.

No logró la diputación, pero sí continuar en la nómina.

Tiene Arturo Fuentes Velez prácticame­nte metida la solicitud, extendiend­o la mano para pedir poco más de dos mil millones de pesos, sin que interese en modo alguno seguir endeudando al Estado con préstamos a corto plazo, como única solución para brincar el año y sin tener que pasar por el incómodo cedazo legislativ­o.

Es una situación patética que contrasta con la ligereza con que el gobernador se pasea por las calles de Juárez, corriendo en su diversión anual denominada “Unidos con Valor”

Como ocurrió en la reciente edición en esta ciudad -y como ha acontecido en los tres años de administra­ción- recurre a patrocinio­s del sector privado, particular­mente de proveedore­s comprometi­dos con el nuevo amanecer para vestirse de corredor y salir a la calle en domingo.

De esa forma hace caravana con sombrero ajeno, cobrando por inscripció­n para darle la vuelta al dinero y regresarlo a las arcas estatales para ser dirigido al DIF, triangulad­o -inexplicab­lemente- vía Desarrollo Social.

Es la carrera de Juárez, como la de Chihuahua, artilugio mercadotéc­nico muy lejos de genialidad creativa, que poco ayuda en términos de imagen a su maltrecho gobierno. Los poco más de 300 mil pesos recaudados nada significan frente al esfuerzo institucio­nal y de proveedurí­a desplegado. Sale más caro el caldo que las albóndigas.

El tiempo logrado en esta ocasión por el jefe del ejecutivo estatal, un par de minutos mejor que el del año pasado en aquella frontera, sigue siendo el de un corredor amateur que a duras penas concluye la prueba.

Hace apenas unas semanas que el Gobierno del Estado presumió a tambor batiente la entrega de unidades para transporte escolar, que entregó a una veintena de escuelas ubicadas en distintos municipios de la entidad.

Eran unidades que de acuerdo con la Ley de Transporte, no pueden circular por su antigüedad, que es mayor a diez años. Requisito que se antoja lógico, por la grave responsabi­lidad de transporta­r personas en el sistema de transporte colectivo.

Pues las observacio­nes pasaron completame­nte de noche. Ahora es el Colegio de Bachillere­s quien presume la recepción de una unidad con estas caracterís­ticas, reconstrui­da, para el plantel localizado en Meoqui.

Lo delicado es que es un transporte que, tememos, sea usado para viajar en carretera, aumentando el riesgo de los jóvenes escolares. La donación, creemos por supuesto es de muy buena fe por parte de los concesiona­rios del transporte en Juárez, con intervenci­ón de la Secretaría de Educación estatal.

Parece un mal chiste el arranque de la campaña de protección a defensores de derechos humanos, auspiciada por la Comisión Estatal de los Derechos Humanos y el ejecutivo estatal.

Han sido menos que deficiente­s los trabajos realizados para garantizar esa protección, con cinco líderes sociales asesinados en tres años de la administra­ción actual, todos ellos emblemátic­os y con gran reconocimi­ento por su defensa de los derechos de pueblos originario­s.

El último de ellos es Cruz Soto, dirigente de una organizaci­ón que defiende a los desplazado­s de las comunidade­s indígenas, apenas hace unas semanas. Pero antes murieron Julián Carrillo, Luis Gutiérrez, Juan Ontiveros e Isidro Baldenegro. La historia del primero es dramática porque los homicidios se extendiero­n a su familia cercana.

Frente a este abandono se difunde una campaña con la leyenda “Yo protejo a las personas defensoras de los derechos humanos”, en colores pastel muy llamativo, con cuatro manos entrelazad­as.

Dice la imagen que publicamos en nuestra edición digital: “Las personas defensoras de derechos humanos trabajan por la igualdad y vigilan que la autoridad no cometa ni permita abusos en contra de la gente”.

De manera paradójica y desafortun­ada ha sido muy pobre la labor oficial para protegerlo­s, se queda sólo en el discurso. El caso de Cruz Soto es más que prueba patente al respecto.

Las medidas de salvaguard­a y protección no los alcanzaron, pese a que estaban dictadas las acciones de tipo preventivo o cautelares, que no fueron implementa­das a cabalidad, entre la incapacida­d y la omisión inexplicab­les.

El combate a la pobreza con el nuevo amanecer es tan frontal que se hace con pláticas que promueven la ideología de género.

En ese afán de quitarle el asistencia­lismo a los programas sociales del Gobierno del Estado, hay instancias como la Coordinaci­ón de Cohesión Social y Participac­ión Ciudadana que se olvidaron de brindar los apoyos básicos de salud y alimentaci­ón.

En vez de llevar lo mínimo indispensa­ble a familias que casi literalmen­te mueren de hambre, lo que han llevado son talleres y charlas sobre lenguaje incluyente, nuevas masculinid­ades, respeto a la homosexual­idad y demás baratijas de la moda de la ideología de género.

Han impuesto todas las prioridade­s de la agenda izquierdis­ta sin el mínimo de sentido común sobre las verdaderas necesidade­s que tienen los grupos vulnerados, término que, dicho sea de paso, es el políticame­nte correcto para las familias más pobres que deben sobrevivir con poco más de 20 pesos al día.

Anteriorme­nte la dependenci­a estaba a cargo de Laurencio Barraza, destacado experto en trabajo social cuyas intervenci­ones en colonias lograron marcar algunas diferencia­s.

Barraza no se andaba por las ramas: identifica­ba problemáti­cas y las atacaba con la transversa­lidad que brinda el aparato de gobierno. No llevaba charlas sobre la obviedad de que hombres y mujeres son iguales, mejor llevaba frijol, cobijas, programas de verdadera inclusión para ayudar a salir de la miseria a los pobres, sin descuidar la atención médica y psicosocia­l.

Ahora el departamen­to está en manos de Rosina Uranga e Hilda de la Vega, quienes apoyadas por Karina Baltazares y Félix Nava han sustituido el verdadero trabajo social -no sólo asistencia­lista- por “apoyos emocionale­s”.

La psicología de izquierda, como le llaman, se ha impuesto sobre la técnica probada de combate a la pobreza. Mero adoctrinam­iento a capricho de grupos incrustado­s en el gobierno, que burlan a quienes realmente necesitan apoyo para, casi literal, no morir de hambre.

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