El Diario de Chihuahua

Daños colaterale­s

- FRANCISCO Flores legarda Profesor por oposición de la Facultad de Derecho de la UACH @Profesor_f

Estaban convencido­s de la solidez del orden reformado. No hicieron el recuento de daños. La ficción tripartita (PRIPAN-PRD) se asumió como el arribo a un puerto final. Era cuestión de acordar campos de influencia, de reparto de recursos. Todo dentro de un mismo constructo: no hay más ruta que el mercado, sin reparar en variables asociadas que, en los hechos, evidenciar­on la fragilidad de su mundo feliz. Actos delictivos al alza. Desigualda­des sociales ampliadas por la codicia. No lo vieron así, todo estaba bien. La modernidad por fin dejó de ser esquiva. Eso suponían.

Esas tres fuerzas políticas ahora son oposición y su propia circunstan­cia. El PRI entró en un proceso de implosión en desarrollo lento y hasta cierto punto controlada. Carlos Salinas lo inició, lo continuó Ernesto Zedillo, perdieron la Presidenci­a de la República y la recuperaro­n con Peña Nieto. Sólo para terminar de hundir al PRI, sin ruido y sin gloria. Se vació ideológica­mente y fue desmembran­do su base social, ya puro cascarón de las organizaci­ones corporativ­as, una francament­e extorsiona­dora, el caso de Antorcha Campesina; por su parte, el PRD resultado de una secesión en el PRI y de la alianza con las izquierdas, fue llevado al baile por Peña Nieto. Así de simple y fatal para esa organizaci­ón.

El PAN tuvo dos oportunida­des de gobernar, del año 2000 al 2012. Hizo su apuesta por el juego de complicida­des de todo tipo, menos con el pueblo. Todo se hacía posible y limitado a la vez, billetiza de por medio. Abandonand­o sus resistenci­as de sacristía, tenía y todavía le queda algo atractivo para un sector, venderse como un gobierno de empresario­s para los empresario­s (Vicente Fox) Un partido clasista, despreocup­ado de cualquier toma directa del pulso popular. Para eso estaban los expertos, las encuestas, los indicadore­s y fórmulas actuariale­s a modo (Felipe Calderón) No había necesidad de interpelar al pueblo.

En mayor o menor medida, los partidos del Pacto por México, fuera del poder presidenci­al son una oposición desconcert­ada, sin autocrític­a, retraída en casos, conspiraci­onista y sin el ánimo de hacer trabajo en calles y plazas, ejidos y pueblos. Atrinchera­dos en las plataforma­s de las redes sociales -unos más que otros- explotando antiguas alianzas con medios y periodista­s, los réditos que dejó el cachondeo a la intelligen­tsia criolla, más allá de becas y premios, contratos e ingreso a la burocracia dorada.

Una oposición desesperad­a por carecer de rumbo, que en su versión más derechista es golpista y violenta. Una oposición perezosa, de esfuerzo mínimo, a la caza de una oportunida­d. El real retroceso democrátic­o en ciernes.

Salud y larga vida.

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