Acueducto: más de 200 años de historia
Con más de 269 años desde su creación es que el Acueducto Colonial de Chihuahua ha traído a sus habitantes una serie de hechos que marcan la historia de la ciudad desde mediados del siglo XVIII hasta nuestros días.
Según información resguardada en el Archivo Histórico del Municipio de
Chihuahua, a cargo del historiador Rubén Beltrán Acosta, los datos publicados hasta el año 1955 sobre el origen del Acueducto de Chihuahua construido durante la época de la Colonia para surtir de agua a la ciudad del estado grande, expresan que se inició y terminó a mediados del Siglo XVIII por los misioneros de la compañía de Jesús y que había costado 114 mil pesos.
Es Francisco R. Almada quien relata que para los años de 1738 los mineros y comerciantes establecidos de La Villa de Chihuahua y en el Mineral de Santa Eulalia tenían la obligación legal de mandar sus productos de oro y plata a la casa de Ensaye de San José del Parral.
Los mineros y comerciantes tenían la obligación legal de mandar sus productos de oro y plata a la casa de Ensaye de San José del Parral
Sin embargo, en noviembre del 1751, el virrey de la Nueva España desaprobó el procedimiento que habían seguido los expresados funcionarios a partir del establecimiento de la casa de Ensaye de Chihuahua, previniendo que cada uno de ellos reintegrara las cantidades que se habían aplicado por dicho concepto y que las que cada uno debía reponer y lo que en lo sucesivo se cobrara se destinaría exclusivamente en la construcción del acueducto que sería el encargado de surtir agua potable a la población.
Fue ese mismo año, pero el 12 de diciembre, cuando los trabajos de construcción habían arrancado por los maestros albañiles Cristobal de Villa y Agustín
Guijarro bajo la vigilancia del regidor Domingo del Valle y siendo sustituido el regidor antes mencionado por Antonio Gutierres del Castillo en 1753.
En marzo del 1761, la recaudación de impuestos así como las cantidades reintegradas por los exgobernadores arrojó la suma de $78,428.78; sin embargo, fue ese mismo año cuando el gobernador de la Nueva Vizcaya, coronel Mateo Antonio de Mendoza, pidió las cuotas al Cabildo para revisarlas y se dio cuenta que para dicha obra ya se había invertido la cantidad de 59,981, pero fueron los años posteriores a esta fecha cuando la suma parcial invertidas hicieron ascender el total a $110,336.17
Finalmente, luego de que en 1768 se vieran en la necesidad de suspender los trabajos y de haber recibido donaciones millonarias por parte de Don Antonio Gutiérrez, fue hasta el año 1804 que se reanudaron los trabajos bajo la dirección de Pedro Ignacio de Irigoyen; sin embargo, el constante crecimiento demográfico demandó obras adicionales para aumentar el volumen del agua que necesitaban sus habitantes, una de ellas realizadas por el gobernador Orozco, quien mandó efectuar nuevos estudios y esfuerzos para mejorar el abastecimiento del agua, mientras que el gobernador Quevedo contrato con una empresa la captación de las aguas del río del Sacramento para mejorar el servicio de la ciudad.