PRENSA NO LOS PERDONA
Londres— La relación entre la familia real británica y los medios de comunicación es incómoda, desconfiada y, al parecer, ineludible. Ahora Meghan y Enrique quieren retirarse.
Tras años de tensiones crecientes con la prensa, el duque y la duquesa de Sussex anunciaron sus planes de renunciar a sus deberes reales, pasar parte de su tiempo en Norteamérica, buscar su independencia financiera y retirarse de la consabida inquisición de los medios.
En un desafío para la prensa, la pareja dio un portazo a los arreglos de toda la vida en el país para la cobertura mediática de la familia real, al decir que prefería comunicarse directamente con el público a través de redes.
La prensa británica, herida por el desaire, reaccionó el jueves con artículos, columnas y editoriales que oscilaban entre la decepción y la ira.
El Daily Mirror dijo en un editorial que el hecho de que la pareja no le haya informado a la reina Isabel II sobre sus planes “muestra una impactante indiferencia hacia una mujer cuya vida entera ha sido guiada por un sentido del deber público y el honor”. El Times of London acusó a Enrique de “petulancia y exaltación”, mientras que el Daily Mail dijo que la pareja quería “el estatus de miembros ‘senior’ de la realeza, pero la privacidad y libertad de ciudadanos privados”.
El Sun y el New York Post describieron la partida como “Megxit”, un juego de palabras entre Meghan y Brexit, la inminente salida de Gran Bretaña este mes de la Unión Europea.
El impactante anuncio de Enrique y Meghan generó comparaciones con la abdicación del tío de la reina, el rey Eduardo VIII, que renunció al trono en 1936 para casarse con la divorciada estadounidense Wallis Simpson.