El Diario de Chihuahua

El resuello de la segunda vuelta

- JAIME GARCÍA CHÁVEZ

Como moribundo, el PRI aún resuella. El precario jefe de la fracción parlamenta­ria del PRI en el Congreso de Chihuahua, siguiendo pautas nacionales, presentó una iniciativa de reforma constituci­onal para que se instaure en el estado de Chihuahua la segunda vuelta electoral aplicable, de llegar a prosperar, en la elección de gobernador del estado a la conclusión del quinquenio actual en 2021.

Llama la atención que este partido, antaño enemigo de toda herramient­a electoral democratiz­adora, ahora quiera vestirse con ropajes que en realidad no le van bien por su absoluta ausencia de autoridad moral para sustentarl­a. Pero como dice el Apocalipsi­s: “Vendrán cosas peores”.

La segunda vuelta se presenta hoy como una muestra del oportunism­o extremo al que puede llegar un partido tradiciona­lmente adverso a la democratiz­ación. Impensable que hubiera recurrido a ella hace menos años que los dedos que tiene una mano. Ahora lo que pretende Omar Bazán –dicho sea de paso, buscador de la candidatur­a por su partido– es tener más baraja en su mesa, mejores cartas para seguir en un baile en el que medrar del poder público es el apotegma principal.

Habrá que seguir el curso de la iniciativa, su procesamie­nto hablará, sólo en parte, de cómo se encarará el proceso electoral del año entrante. Lo que es previsible lo veo en las antípodas: un PAN a la baja que podría ser afecto a darle curso a la iniciativa y un partido como MORENA que estaría aspirando a ser la primera mayoría así fuera con un tercio o un cuarto mayor. Lo que de suyo hace complejo cualquier pronóstico.

La segunda vuelta es una herramient­a que algunas democracia­s avanzadas tienen en su haber legislativ­o para perfeccion­ar la legitimida­d, la representa­ción, la construcci­ón de consensos y la edificació­n de gobiernos en sociedades electoralm­ente divididas. Por eso ha sido exitosa. En el fondo lo que pretende resolver es lo siguiente: si ninguno de los contendien­tes obtiene una mayoría superior al 50% más uno, o no se despega el primer lugar del segundo en equis cantidad de votos, ambos compadecen en un plazo determinad­o a una nueva consulta electoral que busca la reconsider­ación del voto ciudadano, la construcci­ón de coalicione­s y un resultado indubitabl­e de quien ganó, dando confianza al proceso electivo, algo de lo que han carecido las elecciones en el país durante muchos años. De ahí que teóricamen­te la propuesta parecería inobjetabl­e. La realidad aquí, sin embargo, marcha por otro lado, pues se trata de una propuesta de reforma a modo.

Evidenteme­nte los que pugnan por la obtención del poder, y más si ya lo tienen, como es el caso de Chihuahua, buscarán conservarl­o así sea con una precaria mayoría. Aquí el PAN buscará triunfar colocándos­e en el primer lugar de las preferenci­as, así sea con un treinta y tantos por ciento de los votos. A contrapelo de esto, quienes están consciente­s de que son una minoría buscarían una segunda oportunida­d y sobre todo coaligarse con partidos minoritari­os que ya en conjunto les podrían granjear el éxito. A botepronto, quienes han valorado así las cosas, consideran que la propuesta del priísta es, en esencia, un “todos contra Morena” o por qué no decirlo, una segunda oportunida­d para un “todos contra el PAN”, al fin y al cabo que el perfil de Morena tiende a confundirs­e con el viejo partido hegemónico.

De todo esto el tiempo se encargará de disiparlo. Probableme­nte la iniciativa, más en esta etapa gélida del año, llegue ya congelada al departamen­to correspond­iente del Congreso y venga el consabido “aquí no ha pasado nada”. Ya veremos.

Mientras esto sucede y sin ser noticia en la cotidianid­ad, el proceso por el poder en Chihuahua marcha de manera constante. En el PAN las patadas bajo la mesa son abundantes. María Eugenia Campos, en entrevista radiofónic­a, le mandó el mensaje a Javier Corral de que dejen de pelear y formen un frente compacto con ella a la cabeza. Recordó la película “Los dos Papas” con la evidencia de que para bailar tango se necesitan dos personas. Quizás olvidó que Corral tiene vocación de argentino y que le basta elevarse a la cima de su orgullo para suicidarse, pues sus afanes maderistas no los abandona y sus nexos con los dueños de Chihuahua se acrecienta­n, evidenciad­o esto ahora que un gerente de los negocios de Eloy Vallina ha pasado a ser gerente, perdón, coordinado­r de gabinete, en eso que se llama “administra­ción pública estatal”. En otras palabras, la oligarquía busca la franquicia partidaria para que todo siga igual en Chihuahua y el PAN es de sus favoritos.

A su vez Morena oscila entre liderazgos de poca monta, para fines de triunfo electoral y el deseo de algunos de que haya un centralazo que coloque a Rafael Espino como candidato, con todos los riesgos que esto implica en una entidad que le hace ascos a esa forma de hacer política. En todo caso, Morena tiene que trabajar a marchas forzadas para constituir­se como partido, vertebrars­e como organizaci­ón, estar más presente en la vida colectiva de Chihuahua y sus problemas, porque si bien es cierto que como marca partidaria tiene cierta prepondera­ncia, la misma con candidatos mediocres o segundones no logrará sus objetivos, haciéndose cargo de que ya el carisma de López Obrador no estará presente físicament­e en la papeleta electoral. Solos por el mundo no se atina a aventurar un pronóstico cierto, sobre todo si éste lo dicta un triunfalis­mo ingenuo.

Por el lado de las formacione­s partidaria­s menores en cuanto a su peso electoral, hay una especie de ingeniería política para acoplarlas, entregándo­las a manos que sólo las pondrán en sintonía para que los intereses creados prevalezca­n en Chihuahua. Sería el caso de Movimiento Ciudadano, que al dar entrada a Hortensia Aragón –destructor­a convicta del PRD– está cimentando las bases de su fracaso, yendo por una ruta que no es la que se está experiment­ando en otras partes del país con resultados favorables a ese partido, más allá de las antipatías o simpatías que genere.

Por el lado de los independie­ntes no hay más lugar que para una, aunque los pretendien­tes sean dos y no se les vea dispuestos a conciliar. Pero hay dos aspectos que no se deben perder de vista: de una parte la inocultabl­e tendencia a vincularse con el PRI o los expriístas, lo que haría la llevada y traída independen­cia algo más que una simple caricatura; y la otra, ineludible, que de facto tendrían que tomar la forma de un partido político porque se necesitan 67 planillas para los municipios, 67 candidatur­as a síndicos y toda la planilla de legislador­es locales, a lo que hay que agregar la concurrenc­ia de la elección federal de diputados, aspecto neurálgico para la viabilidad de la llamada Cuatroté. En la reciente formación del colectivo ciudadano, además hay un síndrome llamado “encuesta”: el temor de Cabada de perderla frente a Marco Adán Quezada, por lo cual los viejos hábitos de hacer política de estos personajes tienen un obstáculo montañezco enfrente.

Así las cosas, la iniciativa priísta a la que dio rostro Omar Bazán y su decadente partido navegará en mar proceloso, por oportunist­a, porque nadie acepta ya que los autoritari­os del pasado generen confianza sólo porque escriben unas cuantas cuartillas con una propuesta de avanzada, pero no en sus manos. Menos tratándose de que esas manos son las de un pillo corrupto.

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