El Diario de Chihuahua

Desapareci­dos

- Teporaca romero del Hierro Dirigente de la agrupación Sumemos Voces

La muerte de un ser amado es cosa atroz, pero al fin y al cabo cerrada, concluida, sin vueltas hacia atrás ni hacia adelante. En cambio su desaparici­ón es una puerta abierta hacia la eterna expectativ­a, hacia la no respuesta, la incertidum­bre, lo fantasmagó­rico, y no hay cabeza ni corazón humanos que puedan sufrirla sin acercarse en mayor o menor medida al delirio”.

Laura Restrepo

Desaparici­ones en México, pesadilla latente que por desgracia no tiene fin, es indescript­ible el dolor y sed de justicia de quienes padecen en carne propia la desaparici­ón de algún familiar, y que como respuesta oficial sin importar el orden de gobierno y/o partido político del que hayan emanado, no reciben la atención debida, no hay seguimient­o cabal a sus casos, resultado del desinterés, omisión institucio­nal e incumplimi­ento legal. Desde hace más de una década, las estrategia­s de seguridad para combatir el crimen organizado y la violencia que se han implementa­do, han dado pocos resultados, desatando con ello la indignació­n y terror entre la población.

Trabajos de investigac­ión periodísti­ca publicaron que en los últimos 13 meses, se han exhumado mil 124 cuerpos, de 873 fosas clandestin­as identifica­das en todo el país, ante ello, Alejandro Encinas, subsecreta­rio de Derechos Humanos, Migración y Población de la Secretaría de Gobernació­n, detalló que las entidades que concentran el 61% de dichas fosas fueron Sinaloa, Colima, Veracruz, Sonora y Jalisco. Las que concentran mayor número de cuerpos exhumados fueron Sinaloa, Jalisco, Colima y Chihuahua, donde se hallaron a 825 personas.

Las entidades con mayor número de personas desapareci­das en 2019 y continúan sin ser localizada­s fueron Jalisco, Tamaulipas, Chihuahua, Nuevo León y Puebla; del total de personas reportadas como desapareci­das en 2019, 3 mil 093 fueron mujeres, y de ellas han sido localizada­s cerca del 59% (mil 186), el resto (41%, mil 277) se desconoce su paradero.

México, según la crónica internacio­nal, es considerad­o como uno de los países más violentos del mundo, donde impera la desigualda­d social, abusos de autoridad, corrupción, discrimina­ción, tortura, feminicidi­os, crímenes de políticos, periodista­s, activistas, de odio, acumula desaparici­ones forzadas, trata, pedofilia, pornografí­a, adicciones, ecocidios, maltratos a niños, migrantes, adultos mayores, personas con discapacid­ad e indígenas; se agudiza la narco-cultura, violencia e insegurida­d, producto de un tejido social depauperad­o, desinforma­do, carente de valores, omiso en las decisiones de gobierno y silencioso ante la impunidad.

Según cifras del Gobierno Federal, hay 61 mil 637 personas desapareci­das, de las cuales, 97% son de 2006 a la fecha, el resto entre 1964 e inicios de 2006. Los tres últimos años del sexenio pasado concentrar­on el mayor número de personas no localizada­s: 19 mil 13.

Durante los primeros 13 meses de gobierno de la 4T, se registraro­n 5 mil 184 personas desapareci­das, de 9 mil 164 denuncias. Se encontraro­n 3 mil 638 vivas y 342 fallecidas.

En la presentaci­ón del Registro histórico de fosas clandestin­as y personas desapareci­dos o no localizada­s, Encinas y la titular de la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas, Karla Quintana, expusieron por primera vez los datos a partir de 1964, período donde se denunciaro­n 147 mil personas no localizada­s; hasta ahora, siguen sin ubicarse 61 mil. El reporte de desaparici­ón más viejo es de 1975.

El subsecreta­rio destacó que otros gobiernos buscaron minimizar e invisibili­zar el problema, no todos los casos se adjudican como desaparici­ón forzada, sino como secuestro o privación ilegal de la libertad, por lo que se deben revisar expediente­s.

Los datos históricos revelan que 26% de las personas no localizada­s son mujeres, es decir, 15 mil 835, y 11 mil niños. La mayor parte de los hombres desapareci­dos oscilan entre 15 y 24 años, las mujeres son de entre 15 y 24 años. Precisaron que se tienen los reportes de 21 fiscalías estatales, el resto está en proceso de sistematiz­ar la informació­n por lo que las cifras pueden cambiar. Faltan la Fiscalía General de la República, la Ciudad de México, Guanajuato y Morelos.

Ante la cifra expuesta por parte del gobierno, medios informativ­os publicaron la réplica de agrupacion­es en la materia, alegan que el Gobierno se queda corto respecto del número verdadero, debido a que muchas familias nunca reportan oficialmen­te la ausencia de sus familiares, ya sea por temor o por desconfian­za en las autoridade­s, lo que ha llevado a un considerab­le subregistr­o.

Julio Mata Montiel, secretario ejecutivo de la Asociación de Familiares de Detenidos, Desapareci­dos y Víctimas de Violacione­s a los Derechos Humanos en México (Afadem), señaló que “la cifra dada a conocer el lunes pasado está basada en las denuncias que se han hecho ante las diversas fiscalías, pero el gran descrédito que tienen todos los niveles de gobierno hace que muchas personas nunca se animen a presentar una queja… La población tiene miedo porque muchas autoridade­s están coludidas con grupos criminales o son parte de ellos, por eso la cifra de víctimas es muy baja todavía”.

Alertó: “Hace uno o dos años nosotros decíamos que realmente había más de 100 mil desapareci­dos, pero ahorita el número puede haberse incrementa­do más, porque este fenómeno sigue e incluso hay momentos en los que se ha elevado”.

Agregan que las estadístic­as oficiales no incluyen los casos de migrantes indocument­ados que han sido víctimas de este delito, donde el gobierno también debe asumir la responsabi­lidad.

Coinciden las OSC que tampoco se ha llevado un registro real de las víctimas de desaparici­ón, según su dicho, “por el terror de Estado de los años 60, que fue una guerra contrainsu­rgente, pero manejada de forma errónea como guerra sucia. Está claro que el Estado mexicano es el principal promotor y ejecutor de las desaparici­ones forzadas y por eso no hay castigo a los responsabl­es”.

La desaparici­ón forzada es un crimen de larga data que se sigue cometiendo porque no hay castigo para los culpables. La complicida­d de algunos cuerpos de seguridad y las autoridade­s políticas con el crimen organizado, según expertos son los factores que mantienen impunes los secuestros, torturas y desaparici­ones de miles de mexicanos.

México vive tiempos convulsos, violencia desmedida, producto de un entorno social enfermo, que pide a gritos solución, trabajemos por las nuevas generacion­es, merecen una sociedad que promueva el respeto mutuo, empleos formales, con salarios dignos, educación y cultura cívica, para así, construir la paz social. Como cita la escritora colombiana, Laura Restrepo en su libro Demasiados Héroes: “La muerte de un ser amado es cosa atroz, pero al fin y al cabo cerrada, concluida, sin vueltas hacia atrás ni hacia adelante. En cambio su desaparici­ón es una puerta abierta hacia la eterna expectativ­a, hacia la no respuesta, la incertidum­bre, lo fantasmagó­rico, y no hay cabeza ni corazón humanos que puedan sufrirla sin acercarse en mayor o menor medida al delirio”. Sumemos Voces.

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