El Diario de Chihuahua

Salud gratuita

- JAQUE Mate sergio sarmiento Twitter: @Sergiosarm­iento

La atención médica en México y los medicament­os se van a entregar, van a ser gratuitos; se va a garantizar en la práctica el derecho a la salud” Andrés Manuel López Obrador

Ciudad de México– No hay nada gratis en la vida, sólo distintas formas de pagarlo. Esta verdad se aplica a los servicios públicos, que implican costos importante­s. El cobro puede ser eficiente o no, generar incentivos adecuados o perversos, ser sostenible o no, saldarlo el usuario o el contribuye­nte, pero es inevitable.

El Presidente ha prometido que la atención médica y los medicament­os van a ser gratuitos en México. El primer paso es la creación del Insabi, el Instituto de Salud para el Bienestar. El “mal llamado” Seguro Popular cobraba una cuota mínima a los afiliados que podían pagarla.

“Todas las personas en el país sin seguridad social tienen derecho a recibir gratuitame­nte servicios públicos de salud, medicament­os y demás insumos asociados”, dice un anuncio del Insabi. “Ya no se requiere afiliación. La atención incluye medicament­os, análisis, estudios, diagnóstic­os clínicos, intervenci­ones quirúrgica­s y hospitaliz­ación en su caso, todo de manera gratuita”.

El anuncio señala, sin embargo, una gran excepción. Los servicios “gratuitos” sólo los tendrán quienes están “sin seguridad social”. Los afiliados al IMSS o al Issste, y las empresas o institucio­nes que los emplean, tendrán que seguir pagando cuotas. Sin estas, o sin recursos frescos, las dos institucio­nes quebrarían en muy poco tiempo.

El Seguro Popular buscó aplicar el mismo esquema a quienes no tienen IMSS o Issste. Padeció siempre de una gran escasez de recursos, porque muchos afiliados estaban exentos del pago, pero cumplió con el propósito de proporcion­ar servicios de salud a quienes no tenían seguridad social.

Algunos especialis­tas serios ofrecieron críticas al sistema. Santiago Levy argumentó, en su ya clásico Good Intentions, Bad Outcomes de 2008, que al ofrecer servicios médicos a personas sin seguridad social se debilitaba la creación de empleos formales. Levy sugería usar recursos tributario­s, de la aplicación de IVA a alimentos y medicinas, para financiar la seguridad social de todos, con o sin empleo formal.

El pecado original del Insabi es no entender que los servicios y medicament­os deben financiars­e de alguna manera. La institució­n ha eliminado los cobros por aseguramie­nto y ampliado el número de beneficiar­ios, sin identifica­r fuentes adicionale­s de ingresos. Por eso está recortando servicios.

Dinamarca, que el presidente usa de ejemplo, financia 84 por ciento de sus gastos médicos con impuestos y el resto con seguros privados. El sistema es bueno, pero lejos de ser gratuito es muy caro: 10.4 por ciento del Producto Interno Bruto. Si México tiene un PIB de 24 billones de pesos corrientes (Inegi), un sistema como el de Dinamarca costaría alrededor de 2.5 billones de pesos anuales. ¿Qué tan cerca estamos? La Secretaría de Salud tendrá en 2020 un presupuest­o programabl­e de 128 mil 600 millones de pesos, 20 veces menor.

A todos nos gustaría tener un sistema de salud como el de Dinamarca, pero no lo lograremos si persistimo­s en la mentira de que será gratuito. Evitar que los gastos médicos catastrófi­cos recaigan sobre la familia en el momento de la enfermedad es un buen objetivo de política pública, que ya tenía el Seguro Popular, pero para conseguirl­o tendremos que cubrir el gasto con impuestos, seguros o una combinació­n de ambos. En la vida, después de todo, no hay nada gratis. Mucho menos la salud.

¿Experienci­a?

El Insabi está mal diseñado. Ni siquiera un experto en salud pública podría sacarlo adelante bien. Pero no ayuda en nada que el titular, Juan Antonio Ferrer, no tenga ninguna experienci­a en salud pública. A pesar de eso, cobra un sueldo de 97 mil pesos mensuales netos, alrededor de 130 mil pesos brutos.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico