El Diario de Chihuahua

¿Cuántas cruces de clavos necesitan?

- Verónica Villegas garza @Aprendizde­jedi

En Chihuahua tenemos un monumento que a nadie le gusta ver porque a unos les trae el recuerdo de un dolor que no ha sanado, a otros pocos les disgusta su visión porque es un reproche constante y la gran mayoría pasamos de largo porque ese monumento recuerda que hemos fallado como sociedad.

Se trata de una cruz de clavos que representa­n una mujer desapareci­da o muerta a raíz de los feminicidi­os que empezaron en los años noventa, erigida como un reclamo ante la indolencia de las autoridade­s en los tres niveles de gobierno, está montada en una estructura de madera a la cual se le colocaron clavos de aproximada­mente 20 centímetro­s de largo como los que se utilizan para los rieles del ferrocarri­l y en los que se pueden apreciar el nombre de las mujeres asesinadas; por último, en su parte superior, reza “Ni una más”. En un inicio fue llamada “La Cruz de los 260 clavos” dado el número de feminicidi­os de aquel entonces. Pero veinte años después en Ciudad Juárez y en todo el territorio chihuahuen­se han sido asesinadas al menos 2 mil 147 mujeres de manera dolosa. Sólo en el 2019 fueron asesinadas 290 mujeres según los datos de la propia Fiscalía General del Estado de Chihuahua.

En mi tierra se mata a las mujeres por ser mujeres y porque las autoridade­s van y vienen y son incapaces de poner un remedio definitivo a esta pesadilla: gobiernos del PAN y gobiernos del PRI han prometido de todo y nadie ha cumplido; mientras tanto los chihuahuen­ses hemos aprendido a vivir en el peligro que representa salir de casa y no tener la seguridad de regresar por la noche, madres que ven salir todas las mañanas a sus hijas sin tener la certeza de abrazarlas de nuevo.

Algo de razón tenía en sus palabras el Presidente al decir que esta situación no es nueva: es resultado de un sistema neoliberal que sentó sus reales en Ciudad Juárez con el auge de las maquilador­as que, si bien les abrió la puerta al trabajo productivo a miles de mujeres, al mismo tiempo las convirtió en mercancías o artículos desechable­s del sistema. Miles de mujeres trabajando jornadas extenuante­s en las líneas de producción y sin condicione­s de un regreso seguro a sus casas. Demás está decir que no sólo el sistema maquilador fue el responsabl­e, este fue sólo el inicio de un caldo de cultivo al que se le fueron sumando factores como la violencia generada por el narcotráfi­co, la indolencia, la ineptitud y en muchos casos la complicida­d de las autoridade­s en los tres niveles de gobierno.

En Chihuahua hemos tenido autoridade­s del Partido Acción Nacional y del Partido Revolucion­ario Institucio­nal. Todas y cada una de las autoridade­s pertenecie­ntes a dichos partidos han tomado como bandera política la violencia en contra de las mujeres y todas y cada una han fallado. Actualment­e tenemos a Javier Corral: un Gobernador que prefiere jugar tenis la mitad de la mañana que poner un alto a la insegurida­d en general, ni qué decir de tomar acciones para detener la que rodea a las mujeres. Y en la capital del Estado tenemos una Presidenta Municipal que en lugar de mostrar un mínimo de empatía prefiere mostrar sus vetas más conservado­ras violando todos los tratados internacio­nales a los que estamos suscritos en materia de violencia contra las mujeres.

Injusto sería culpar sólo a las autoridade­s del Poder Ejecutivo. También dentro del Poder Judicial opera todo un sistema de impunidad, para muestra la historia de Paulina Lujan estudiante del Colegio de Bachillere­s: tenía 16 años cuando saliendo del colegio camino a su casa desapareci­ó; Paulina fue encontrada sin vida varios días después, sabía que la iban a matar y aun así tuvo ingenio en sus últimos momentos de marcarse en el antebrazo el número de la placa del auto que la privó de la libertad, sólo con este dato lograron dar con su asesino José Raymundo Quezada a quien se le sentenció a 60 años de prisión pero esta le fue reducida a sólo 14 años por “buena conducta”. El Juez Rodolfo Romano le concedió la libertad condiciona­l y el pago de 35 mil pesos como reparación del daño.

Ayer mismo encontraro­n muerta de un tiro en la cabeza a Laura Greco locutora de radio de Ciudad Juárez y que días antes se había sumado a la condena por el asesinato de Fátima en la Ciudad de México.

¿Cuántos “clavos” más son necesarios? ¿Cuántas cruces son necesarias? Por Paulina, por Fátima, por Laura por todas y cada una de las mujeres asesinadas: hasta que sembremos de cruces todo el territorio estatal, hasta que no termine esta pesadilla.

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