Reforma electoral destinada al fracaso
En medio de la disyuntiva entre los gobiernos, las empresas y la sociedad en su conjunto sobre los mecanismos y tiempos para la reactivación económica, surge en Chihuahua de nuevo el virus del autoritarismo con la pretensión del Gobernador de imponer una nueva Ley Electoral que le permita manejar el proceso de selección de candidatos no sólo de su partido, sino de todos los que quieran participar para el 2021.
El propio gobernador Javier Corral informó que en esta semana habrá de enviar al Congreso del Estado una iniciativa para modificar la Ley Electoral de Chihuahua para incluir las elecciones primarias, segunda vuelta y los gobiernos de coalición; mecanismo tal vez novedoso, pero que chocarán de frente contra la forma en que los partidos eligen a sus candidatos, lo que augura un rotundo fracaso.
Lo irónico de la propuesta, es que el mismo Gobernador nunca ha participado, o mejor dicho, nunca ha sido electo bajo estos procesos que pretenden presentarse como novedosos pero que tratan de interferir directamente en el cómo los partidos se organizan y definen sus formas de elección de candidatos.
Las elecciones primarias sin duda pudiera ser un tema de amplia discusión no sólo a nivel local, sino en el país, pero por los tiempos que tendrán nuestros diputados si mucho podrán leerla, ni siquiera entenderla y menos realizar mecanismos suficientes de consulta ciudadana para avalarla, así que si la llegaran a aprobar, como todo lo que ha sido enviado por parte del Ejecutivo, carecerá del suficiente consenso y estará destinada al fracaso en los tribunales.
En México, nuestra Constitución establece claramente la forma de participación política en la vida democrática, y a pesar de haber incorporado recientemente la figura de los candidatos independientes, es a través primordialmente de los partidos políticos como se da esta participación.
Si bien es cierto que el estado, a través de los organismos electorales establece los plazos para la realización de los procesos de selección interna de los partidos políticos y para la postulación de candidatos a cargos de elección popular, siempre ha dejado en manos de los propios partidos el cómo deberá elegir a sus abanderado.
Y este es el principal problema y vicio que tiene la propuesta que aún no se da a conocer oficialmente, pero que ya se encuentra e discusión entre la clase política de Chihuahua.
¿Qué si trata de interferir en la vida democrática de los partidos?, pues sólo con un breve vistazo a las formas de elección que tienen las propias organizaciones políticas nos podremos dar cuenta que ningún partido en su sano juicio, incluido el partido en el poder, Acción Nacional podría estar a favor.
En el caso del Partido Acción Nacional, contemplan en sus estatutos que es la Comisión Organizadora Electoral de la Comisión Permanente del Consejo Nacional quien supervisa y califica la preparación, conducción y organización de los procesos de selección de candidatos a nivel federal, estatal y municipal, para que se realicen con los métodos de votación por militantes y elección abierta, pero en algunos casos también por el método de designación.
Tal vez la organización política que mayormente deberá oponerse a este intento es Morena, quien de acuerdo a los resultados de la última elección tiene mayoría en la entidad, y tienen muy claros y a la vez obscuros los métodos de selección; todos los candidatos se eligieron por consenso y, en pocos casos, por encuestas o sorteos.
Y así podemos enlistar cómo cada partido decide elegir a sus candidatos, y que en todos los casos se apegan a lo que marca la Ley Electoral, siempre atendiendo a la libertad política de la que gozamos.
Sería interesante conocer cómo el gobierno ha implementado el proceso que el mismo Javier Corral señaló de integrar algunas propuestas específicas de grupos de interés en el estado de Chihuahua, así como distintas organizaciones, movimientos, actores políticos, sociales, empresariales, porque al menos de forma pública no se ha dado a conocer una sola forma de consulta.
Las elecciones primarias en el mundo no pueden ser un referente de participación democrática, porque simple y llanamente cada quien las implementa como mejor se le acomoden a sus intereses.
El ejemplo son los Estados Unidos, con su modalidad de selección de representantes a las elecciones primarias, un proceso que dura “seis meses”, y que claro desmotiva a la población en general y que se registra en un bajo porcentaje de votos, no así a los políticos que buscan como mantenerse en el poder, muy diferente al modelo argentino.
En Europa, en casi todos los países grandes se da la modalidad de internas tradicionales, donde cada partido elige a sus candidatos, y que se pudiera comparar con el actual modelo en México, donde los partidos en los últimos procesos han tratado de legitimar a sus candidatos con la participación abierta.
Más que el modelo argentino como algunos lo han bautizado a la Ley Corral, debería contemplarse como la ley en Uruguay, que a partir de 1999 impuso las primarias abiertas y simultáneas, aunque no obligatorias.
Algo importante, en todos los modelos son leyes generales, es decir, de aplicación en todo el país, otro de los grandes obstáculos que difícilmente podrá sortear la Ley Corral, porque aunque se diga que se trata de una ley de avanzada no pasará.
Nuestra Ley establece que las autoridades electorales sólo podrán intervenir en los asuntos internos de los partidos políticos en los términos que señale la propia Constitución y la ley, con lo que se garantiza que los partidos políticos realicen sus finalidades de acuerdo con sus programas, principios e ideas.
Así que esta iniciativa, simplemente está destinada al fracaso.