Palabras perversas
No cabe duda cómo las palabras pueden influir en la percepción de las personas, sobre todo si se “machacan” a diario y más aún con una autenticidad, que a pesar de saberlas mentiras se perciben como verdaderas.
Es toda una maestría de la retórica, el conocer la cultura de un pueblo para así tener las expresiones precisas que puedan sembrar odio o afinidad de quien las escucha. Es el arte de hablar con elocuencia, que se perfecciona con el tiempo a pesar de las mentiras expresadas.
Hoy lo estamos viviendo, cuanta barrabasada escuchamos todos los días, como puede decir un sí, y al instante un no; lo mismo una descalificación a un empresario, como un sí al trabajo cuando se llega a un acuerdo. Bien lo dijo, conmigo o contra mí.
Las piezas las está acomodando de acuerdo a sus intereses, con tal desfachatez de la mentira envuelta en excusas y descalificaciones de quien no esté de acuerdo en sus manejos. Todo con la finalidad del dominio total del país. México, un botín multimillonario que quiere ser tomado por un solo hombre.
Tan sólo de pensar que podemos tener la vida que están llevando los venezolanos y cubanos, una hambruna a la que jamás pensaron llegar, pero la están viviendo. Personas que no hicieron lo necesario por defender su libertad, dejándose envolver por las palabras engañosas de una revolución, hoy viven las espantosas consecuencias de muerte y miseria.
Debemos saber que nos encontramos en ese proceso, que los individuos están siendo engañados por dichas palabras perversas, que a diario retumban con tanta firmeza que confunden. Sobre todo, aquellos que no están con la información detallada de los sucesos económicos y políticos de la nación.
En otro flanco, está infundiendo miedo a los medios de información, buscando deslegitimarlos si no están de acuerdo con sus propuestas o cualquier escrito que no sea parte de su plan de dominio de la nación. Por ello algunos medios están suavizando las noticias, mientras otros la omiten totalmente, ya sea, las aberraciones económicas, de seguridad o toma de poderes por las que estamos atravesando.
Si no entienden por las buenas, entonces el mandamás se encarga para que hacienda o el mismo seguro social les dé una visitadita de “cortesía”, con ello se cumplen con la función acosadora, encargándose de castigar a cualquier empresa informadora que difunda la verdad. Sólo están quedando informantes que defienden la dignidad y la libertad de expresión, como la máxima de un país libre y soberano.
Por ello, los noticieros de otros países informan y avizoran el proceso dictatorial por el cual pasa México, siguiendo el mismo proceso que llevaron a cabo los actuales países comunistas y hoy nuestra nación.
Con ello sigue el discurso tóxico que envenena las mentes y vuelve radicales los pensamientos de las personas, y a la vez conlleva a una polarización, acción que ha buscado siempre, enganchando a la ciudadanía a favor y en contra, con un debate sin fin. Situación que solo beneficia al actual poder que sigue aceitando su maquinaria para el 2021.
Para rematar, ya tiene a su favor: la Cámara de Diputados, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, va por los fideicomisos, para que las dádivas dependan sólo de su mano generosa, y así asegurar el voto. Y por supuesto, ya estaremos hablando del INE que está en la mira, la técnica será denostar, descalificar y posteriormente, tomar posesión.
Es por ello que surge un temor generalizado, cuál es la finalidad de concentrar todo el poder en una sola persona, cuando lo obtuvo Fidel Castro en Cuba, fue para hacer venganza, matar o encarcelar a sus contrarios, originar una nación pobre con una oligarquía rica. Ni se diga de Hugo Chávez en Venezuela.
Pongamos atención a las palabras emitidas, pero más a la perversidad del fin que persiguen.