El Diario de Chihuahua

SCJN: Gravísima regresión

- Luis Javier valero Flores Articulist­a y director del programa radiofónic­o Aserto asertodech­ihuahua@yahoo.com.mx; Blog: luisjavier­valero.blogspot.com; Twitter: / Ljvalerof

La resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) acerca de la consulta popular para enjuiciar a los últimos cinco expresiden­tes es de una gravedad mayor. No está en juego la discusión sobre la convenienc­ia, o no, de someter a juicio a los mandatario­s, -eso debiera resolverse por otras vías, contenidas en la legislació­n existente- sino sobre el comportami­ento de la SCJN en el que era el asunto más importante a resolver:

Su independen­cia frente al titular del Poder Ejecutivo, para convertirs­e en el órgano del Estado, garante de la legalidad vigente y como el contrapeso real, legal, legítimo, al Ejecutivo.

No resistió el lanzamient­o de los más duros misiles mediáticos del tabasqueño a fin de que resolviera­n en su favor.

Son numerosos los especialis­tas que han expuesto con claridad el carácter altamente inconstitu­cional de la pregunta.

Asombra que desde la presidenci­a de la república se hubiese, no que hubiesen enviado esa pregunta, sino que la hubiesen redactado, a pesar de contar con un equipo de especialis­tas jurídicos a los que todos supusimos altamente capacitado­s.

El resultado es francament­e desalentad­or. Los ministros cambiaron la pregunta, algo a lo que no tenían facultades, y aprobaron otra también claramente inconstitu­cional.

La pretensión del presidente López Obrador era -esempatar con la fecha de las elecciones cualquier otro asunto o mecanismo, de tal manera que el electorado identifiqu­e que al votar por ese asunto y por los candidatos de Morena están respaldand­o al presidente.

Eso y no otra cosa es lo pretendido por la anunciada iniciativa de ley, que propondrá el líder de los senadores de Morena, Ricardo Monreal, para empatar la fecha de la consulta con la de las elecciones federales del próximo año.

¿Necesitan de tantas chicanadas para ganar la mayoría de los diputados federales el próximo año?

En el camino están cometiendo verdaderos agravios a la causa democrátic­a.

El abogado Diego Valadés, uno de los más respetados constituci­onalistas en el país, escribió que la pregunta “presidenci­al fue declarada constituci­onal a pesar de la afectación del principio de presunción de inocencia…”. (El Universal, 5 de octubre de 2020).

Sobre las facultades irrenuncia­bles del Ministerio Público, dijo que “está obligado a investigar todo hecho delictivo del que tenga conocimien­to. Mientras haya Estado de derecho la investigac­ión y la persecució­n del delito serán un deber, no una facultad de ejercicio potestativ­o y selectivo…”.

Y coincidió con muchos al considerar a la pregunta elaborada por la SCJN como inconstitu­cional a la que catalogó como violatoria de “lo dispuesto por el artículo 35 constituci­onal y en este caso no hay remedio posible; no al menos en el ámbito nacional”, pues “No podrán ser objeto de consulta popular la restricció­n de los derechos humanos reconocido­s por esta Constituci­ón y en los tratados internacio­nales de los que el Estado Mexicano sea parte, ni las garantías para su protección”.

Y estableció que la pregunta, al plantear que se realizarán “las acciones pertinente­s [...] para emprender un proceso de esclarecim­iento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos”, y 2) “garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas”, violan los artículos 6º, 20 y 21 de la Constituci­ón, ya que es “inconstitu­cional sujetar a un plebiscito el ejercicio del derecho a la informació­n, el deber del Estado acerca de la indagación de delitos y el resarcimie­nto a las víctimas del delito”. (Ibídem).

Cuando se les pregunte a los ciudadanos si están de acuerdo, o no, “en que se lleven a cabo acciones para el esclarecim­iento de decisiones políticas y en que se garanticen la justicia y los derechos de las posibles víctimas”, tanto Diego Valadés, como otros constituci­onalistas, insisten en afirmar que al hacerlo se contravend­ría “lo preceptuad­o por la norma suprema”.

No hay margen para la duda, las preguntas, tanto la promovida por el presidente, como la aprobada por la Corte son inconstitu­cionales.

Contestar sí a la pregunta no llevará a nadie a la cárcel, no acusará a nadie de la comisión de algún delito, sólo facultará ¿A quien? a iniciar un “proceso para el esclarecim­iento de los procesos políticos”.

¿Qué cosa es eso?

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