El imperio 4T se sostiene a base de mentiras
Ciudad de México.— Había una vez un rey que tenía un secreto que ni él mismo conocía: siendo un bebé, había sido embrujado por un antiguo enemigo del reino. Era un hechizo muy extraño, pues su único efecto era que conseguía enfadar al rey cada vez que oía una palabra secreta (“no sabes gobernar”). Lo malo es que, como le pasa a todo el mundo, cuando se enfadaba, terminaba metiendo la pata. Gritaba o hacía lo primero que se le venía a la cabeza, que casi siempre era la peor de las ideas. Y eso, en alguien que mandaba tanto, era un problema muy serio, pues gobernaba a raíz de ocurrencias, de un sinfín de mentiras y malas decisiones.
Esta analogía es una mera suposición y no tiene nada que ver con la realidad, pues nuestro presidente AMLO dice ser el segundo mandatario mejor calificado en el ranking mundial (según sus datos). Sin embargo, Carlos Alazraki en su carta semanal, aseguró que el presidente ha fomentado la industria, pero la de la mentira, sostén conductual del imperio llamado 4T, que, de forma descarada, le descubrieron al menos 101 afirmaciones no verdaderas, lo que también exhibió Joaquín López Doriga y una gran cantidad de medios de comunicación del país, quienes compararon sus datos, con lo que en realidad ocurre en el país.
La empresa Spin, de Luis Estrada, que monitorea en forma profesional las emisiones mañaneras y algunos de sus tantos informes presidenciales; realizó una serie de observaciones: 23 promesas, 9 aseveraciones completamente falsas y 69 afirmaciones imposibles de comprobar.
Pocas veces, el discurso del presidente es de autocrítica, más bien tienden a ser mensajes de triunfalismo, como lo hace muy a menudo, pero la calidad de los datos, dista mucho de lo que ofrece sobre el estado general que guarda la nación después de dos años de sus malos servicios al frente de Palacio Nacional.
Uno de los mayores resbalones ha sido en materia de seguridad pública, al asegurar que los delitos del fuero común han disminuido, aunque trata constantemente de medio reconocer su desacierto indicando que los homicidios dolosos aumentaron 7.9 por ciento y la extorsión, sólo subió 12.7 por ciento. Sin embargo, los datos precisan que, en el mes de agosto de este año, fue el más violento, con una cifra de dos mil 524 víctimas de homicidio. La realidad es que la violencia no ha cedido en lo más mínimo, ni ha tomado su sana distancia.
“Ahora hay justicia para el pobre, -afirma el presidente de la Repúblicay en materia de seguridad, ya no manda la delincuencia organizada como antes”, esa aseveración igual que el triunfal anuncio de la supresión de la tortura, han sido comentarios en los que “se ha volado la barda”, por ello le encanta el béisbol, pero porque todo lo traduce en exageración y mentira.
La cifra de víctimas por la violencia descontrolada en el país asciende ya a 78 mil homicidios. A la par del Covid-19, que ya rebasó los 70 mil muertos y sigue en aumento. Sobre ello ha preferido decir: “No es para presumir, pero en el peor momento contamos con el mejor gobierno”.
En datos recientes, se encontró bajo signos de tortura el cadáver de un adolecente en las proximidades de Toluca, en ese mismo Estado de México, dos combis fueron atracadas, asesinando a un pasajero de 24 años. En Veracruz, impactó el asesinato de una maestra mientras caminaba con su hija, un feminicidio más que no estará en su agenda.
En Chihuahua, en tanto, se sacudió con el homicidio del activista transexual Mireya Rodríguez, en Culiacán, en el ejido del Huizache, se encontraron dos restos de cuerpos humanos calcinados, en Cuernavaca se registró un multi-homicidio, con 9 muertos asesinados en un velorio, en Acapulco, dos personas fallecieron en un enfrentamiento del crimen organizado a plena luz del día, en tanto en Reynosa, se suprimía al Estado, a la legalidad, por el dominio de las fuerzas criminales que realizaron bloqueos… Esto en un breve lapso de tiempo, son las noticias rojas recientes, sería extenso seguir enumerando las matanzas colectivas que parecen ser ahora la costumbre nacional.
Entonces, cómo afirmar en forma temeraria que trabaja noche y día en sus comerciales para que recuperemos la seguridad y luego se ufana que los jóvenes ya tienen otras oportunidades (que no necesitan seguir siendo sicarios).
Estos se incrementarán con el formidable desempleo que previamente a la crisis del Covid-19, provocó con sus políticas erróneas de la economía, forzándolo a ufanarse del esfuerzo de nuestros migrantes, que se fueron dejando su familia, por la necesidad de cambiar su estado de pobreza, por darles mejores oportunidades a los suyos, aspiración que el presidente no parece comprender.
Esa población ausente, cuyas remesas aumentaron, y en las que nada tuvo que ver su gobierno, el cual en nada ayuda a los trabajadores en el extranjero fueron uno de los argumentos capitales de su fracasada economía.
Si bien es un dato importante, no es un dato en que haya intervenido en modo alguno su administración, es resultado de esfuerzo de mexicanos en los Estados Unidos y en otros países, obligados a irse porque no encontraron oportunidades en México.
Entonces estamos ante una derrota descomunal en estos dos años. En salud, en economía y en seguridad, también en corrupción; su sexenio no avanza libre de manchas, algunas muy grandes y pegajosas. A todo esto, no dice ni “pío”.
Las simulaciones, los teatros, los discursos, se desmoronan ante la realidad. No hay voluntad de cambio, ni consideraciones sobre su actuación desastrosa en estos poco más de dos años. Como político en campaña, no cabe duda que es excelente, pero en el gobierno, muchos se han dado cuenta que no sabe gobernar, eso le enfurece e irrita, lo que lo hace tomar malas decisiones a través de la industria, pero de la mentira, pilar del gobierno de la Cuarta Transformación.