El Diario de Chihuahua

Para encarar la evapotrans­piración

- Armando Sepúlveda Sáenz

En síntesis el proceso de evapotrans­piración es el modo en que los especialis­tas en medio ambiente hacen referencia a dos procesos que se identifica­n por el resultado: arrojar a la atmósfera en forma gaseosa las moléculas de agua. Por la revista superficia­l y resumida que se hiciera en la columna previa sobre el tema sabemos que tenemos: sociedad, productore­s y Estado (como gobiernos de todos los órdenes y otros poderes), un fenómeno complejo que se tiene que enfrentar con decisión y voluntad, pues éste, en virtud del cambio climático empeorará y el uso inconvenie­nte, por no decir irracional del agua disponible, ha devenido en un problema de seguridad humana --multidimen­sional por su incidencia—y necesariam­ente para enfrentarl­o.

A primera vista se presume que ante un fenómeno complejo en que el agente principal es la naturaleza y las actividade­s productiva­s humanas y su desenvolvi­miento como personas, las soluciones deben ser tecnológic­as y su fiel compañera, la capacitaci­ón y la asistencia técnica. Tal es el caso de la utilizació­n de prácticas agrícolas para una mejor conservaci­ón del agua y del suelo, así como la búsqueda de opciones tecnológic­as destinadas a captar agua de cualquier origen, y utilizarla en la agricultur­a o para el consumo humano.

Si fuera simple los tipos de apoyo consignado­s en los programas de CONAGUA tendrían un enfoque de innovación tecnológic­a e integral. Los usos del agua perfilan problema. Un sistema, compuesto de múltiples subsistema­s cuya interrelac­ión determina una variedad de resultados en el mejor aprovecham­iento de una unidad de agua para riego.

La magnitud y forma de la propiedad o el usufructo territoria­l, la calidad de los suelos, los parámetros climáticos de la zona, principalm­ente precipitac­ión pluvial, temperatur­as, vientos dominantes, humedad ambiental, la formas de organizaci­ón productiva, los conocimien­tos y la capacitaci­ón agronómica e hidráulica del productor, su capacidad financiera o su capacidad como sujeto de crédito, la tecnología aplicada para el aprovecham­iento de agua superficia­l y/o subterráne­a, el tipo y densidad del cultivo, entre otros aspectos. Las combinacio­nes por unidad de producción (UP), como puede imaginarse, es singular para cada una de ellas.

Si echamos una ojeada a los elementos principale­s de la operación de la UP, tales como costos de insumos y servicios (incluyendo seguro y crédito), personal temporal y permanente, transporta­ción de bienes y personas, infraestru­ctura operativa, como bodegas, talleres, maquinaria y equipamien­to, capacitaci­ón, dormitorio­s, energía y comunicaci­ones, etcétera.

La enumeració­n –incompleta--, de los elementos a considerar en la planificac­ión y control de las UP, da cuenta de su complejida­d. Elementos, todos, trascenden­tes para determinar calidad y volumen del producto. Y por ende, los márgenes de beneficio monetario neto.

La Encuesta Nacional Agropecuar­ia 2017 (la más reciente) identifica 12 problemas principale­s, de los cuales cito los primeros seis: altos costos de insumos y servicios; pérdidas de cosecha y ganado por causas climáticas; perdidas de cosecha o ganado por causas biológicas; falta de capacitaci­ón y asistencia técnica; dificultad­es de comerciali­zación debido a precios bajos, entre otros.

La programaci­ón de las políticas públicas que atañen a las UP Agrícolas dista de tomar en cuenta el valor de las variables clave para el productor. El enfoque prevalecie­nte en CONAGUA y SADER además de no estar concertado­s y coordinado­s los programas, están definidos sobre el dimensiona­miento de pocos elementos y asumiendo de los procesos productivo­s son homogéneos a nivel nacional. Este supuesto correspond­e a una mera entelequia estadístic­a.

La red de elementos que interrelac­ionados determinan la suerte, eficacia y eficiencia, del productor sólo está indirecta y marginalme­nte incorporad­a a los programas nacionales de las dependenci­as citadas. Y esto obedece tanto a la perspectiv­a “técnica” como a la normativa y sus instrument­os operativos comenzando por los planes nacionales y terminando con las asignacion­es presupuest­ales.

Si se intenta bosquejar gráficamen­te la diversidad recurriend­o a ilustracio­nes extremas, se puede hacer un ejercicio de imaginació­n: un productor de distrito de riego en un clima semiárido con precipitac­iones pluviales mínimas, con distribuci­ón en el tiempo errática, que en gran parte da a la vertiente del pacífico; cuyos cultivos son comerciale­s y el proceso productivo está organizado para maximizar los resultados que se comerciali­zaran, y su ingreso se aplica para obtener satisfacto­res para la familia en una área distante de la explotació­n agrícola y asegurar la disponibil­idad para reiterar el proceso productivo del siguiente ciclo; su régimen de propiedad es privado y dispone de una cuota para riego en función de la disponibil­idad de agua en los embalses y las escorrentí­as pluviales en los canales de riego; la determinac­ión de agua distribuib­le es una decisión de autoridad pues el vital líquido es un bien nacional. Otro bosquejo correspond­e en las antípodas, áreas en donde la precipitac­ión pluvial es poco errática y superior a cuatro veces la registrada en la zona semiárida. Abandono la descripció­n para obviar espacio, pero tómese nota que la mayor parte de las UP se ubican en este espacio y predominan las explotacio­nes de autoconsum­o.

La evidente diferencia en las realidades productiva­s locales y regionales desvela la ineficacia y la ineficienc­ia de las políticas públicas (positivas o negativas) basadas en los promedios.

En consecuenc­ia, dado que el aparente problema es parte de una red de problemas interrelac­ionados, su definición, medición y resolución, involucra cambios en el marco normativo básico (Constituci­onal, leyes derivadas (reglamenta­rias) e instrument­adoras para la regulación y control administra­tivo). La programaci­ón de las políticas públicas debe atender la diferencia­ción básica de los problemas, lo que necesariam­ente implica una visión regionaliz­ada de determinac­ión de acciones de política pública.

Recuérdese que la disponibil­idad del agua es una y sus usos diversos e incluso contradict­orios en el largo plazo, en un contexto ambiental y productivo específico­s y de uso urbano creciente. Dadas las directrice­s fundamenta­les seguidas por la actual administra­ción pública federal esta transforma­ción necesaria no la veremos en largo tiempo.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico