Poder Ciudadano
Pensar un mejor mundo, imaginarlo con un manto envolvente de máxima utopía. Un País, un Estado, un Municipio de libertades; el barrio, la calle, la casa, la habitación, donde las mujeres estén seguras. Una sociedad próspera y sustentable de juventud empoderada.
Eso lo podemos alcanzar con el Poder Ciudadano, desafiando paradigmas y atreviéndose a formular las políticas correctas y darle la espalda a mesianísmos ególatras, que un día desencadenan rabias flemáticas y otro el bostezo soporífero del discurso innecesario: improvisados hasta la médula.
Sacudamos la opresión de populismos seminales. Imaginemos un mejor mundo; construyamos una sociedad benéfica para lo que es justo. Combatamos la crueldad, el racismo, la noticia falsa, la violencia y el pillaje sistemático.
Los ejemplos del Poder Ciudadano se multiplican alrededor del mundo: Bielorrusia y su gente saliendo a las calles por millones ante perpetuidad del Tirano; los ciudadanos de Libia exigiendo respuestas ¿Cómo fue posible que desapareciera la mitad de su Ciudad?
Sólo el Poder Ciudadano puede diseñar iniciativas radicales de gobernanza inteligente, resiliente relacionadas con: la pobreza, la salud, la emergencia climática, la ciberseguridad, el futuro del trabajo y de lo que significa aún ser humano.
Estoy convencido que si queremos encontrar motivación para salir adelante no será con políticos decimonónicos, sino con la ciudadanía más espectacular de todas: las personas intentando abrirse paso ante la burocracia discursiva.
El Poder Ciudadano es plural y convocante. Somos una nueva generación de políticos ciudadanos que creará las condiciones para inspirar a la Ciudadanía a resolver sus desafíos: antifrágiles hasta la médula.