La tentación política en el semáforo Covid
No se puede disimular, que en el manejo de los números de la pandemia han ocurrido situaciones que rayan en el “sospechosismo” en la aplicación de los botones del semáforo epidemiológico, y que en la última edición retroceden siete estados, entre ellos Chihuahua, con una fuerte carga política.
Y es que la tensa relación entre las autoridades locales y federales rayan en el campo de la indiferencia de la atención de las necesidades sociales, que junto con los procesos electorales de Coahuila e Hidalgo, agregan una fuerte carga política en la última edición del semáforo en todo el país.
Se espera en las próximas horas de este domingo, la reacción de la autoridad estatal, que aunque tiene un margen de maniobra muy reducido, ya demostró en el pasado reciente que puede aplicar sus propias reglas, como sucedió cuando modificó bajo sus propios criterios a la mitad de la entidad, primero castigando a Juárez y después premiándolo con el color amarillo.
En el contexto nacional, en diez días se llevarán a cabo elecciones en los estados de Coahuila e Hidalgo, en un marco de muchas restricciones de salud que sin duda inhibirán el libre ejercicio del voto ciudadano.
Aquí en Chihuahua, el pasado viernes, el Gobierno del Estado canceló la rueda de prensa informativa respecto a la situación del Covid-19 en el estado, lo que habla del desconcierto y preocupación que desató el anuncio federal de retroceder en el semáforo al naranja.
De manera tibia, el titular de Salud estatal Eduardo Fernández, manifestó que el regreso al naranja no es necesario pues los esfuerzos del estado se concentran en evitar defunciones, en otras palabras dejó entrever la posibilidad de que el estado contradiga las disposiciones federales, a pesar de que durante toda la pandemia ha seguido a ciegas todas las resoluciones del aparato de salud federal, aun en contra de la presión social.
En el mes de julio en este espacio señalamos que algunos pudieran pensar que es mejor preservar la salud de los chihuahuenses antes que la exigencia de las empresas y tienen razón, pero no existe hasta el momento ninguna acción, ni siquiera reacción oficial que le pueda permitir a las empresas mantener un ligero respiro ante la opresión oficial, ni con la inversión que han generado para implementar filtros y controles de seguridad.
En su momento la respuesta del gobernador Javier Corral fue que el sistema de indicadores del semáforo estatal responde a la información que el sector salud, sobre los niveles de transmisión de la pandemia, la proyección de su curva epidémica, aplanamiento y descenso… ¿hoy seguirá las indicaciones del gobierno federal?
Porque ha aplicado las reglas de acuerdo a su propio parecer: primero castigó a Juárez con varias semanas más en el semáforo rojo cuando la mayor parte del estado pasó a naranja, y posteriormente de manera sorpresiva la frontera se benefició con el amarillo mientras la capital continúo en naranja, lo que se apreció como decisiones políticas sin sustento estadístico o de números reales de salud.
Claro que estas decisiones que tienen claros tintes políticos impactan directamente en los estados de Hidalgo y Coahuila, donde sus ciudadanos vivirán sus respectivas jornadas electorales el próximo 18 de octubre, que hay que recordar que las mismas fueron aplazadas de su fecha original por el riesgo que representa la contingencia por coronavirus.
Así que quienes se animen a asistir a las urnas, deberán seguir las recomendaciones para mantener una sana distancia de por lo menos 1.5 metros en la fila, el uso correcto de cubrebocas y la limpieza de manos.
Sin duda será un ejercicio interesante, para ver la capacidad de la autoridad electoral de mantener las medidas sanitarias y claro de los partidos en la movilización de votos, porque a nadie le conviene un resultado con baja participación.
Desde luego que el gobierno federal no se animó a retroceder sólo a Chihuahua, Coahuila, sería demasiado evidente, sino que incluyó a Sinaloa, Durango, Aguascalientes, Querétaro y Oaxaca, y sólo Campeche es el único estado de la República Mexicana que está en color verde del semáforo epidemiológico de coronavirus (COVID-19), es decir, en el nivel de alerta más bajo que incluso permite el retorno a clases presenciales, acción que no han realizado.
Habrá que esperar la reacción del gobierno estatal, si sigue sumiso a esas decisiones centrales y prefiere abrir un nuevo frente de confrontación política, porque al momento las evidencias señalan un manejo discrecional del semáforo.
Esperemos que estas prácticas que van del protagonismo a la política en el manejo del semáforo epidemiológico no sea el ejemplo que sigan el grupo de “Los Veintisiete” de la Unión Europea, que anunciaron el pasado viernes un acuerdo para establecer un código de colores para identificar los diferentes niveles de riesgo por coronavirus en las regiones de la Unión Europea, con un ‘semáforo’ que las clasificará como verde, naranja o rojo.
En fin, este semáforo epidemiológico nos trae más desconcertado que los semáforos de las calles de Chihuahua a la hora pico.