El Diario de Chihuahua

Al Quino de Mafalda

- daniel garcía monroy Licenciado en Periodismo

El anodino nombre de un tal argentino, Joaquín Salvador Lavado Tejón, nunca nos dirá nada, pero las históricas figuras y nombres por el genial Quino creadas: Mafalda, Miguelito, Manolito, Susanita, Felipito, Guille, Libertad, nos marcarán a toda una generación, hasta que la muerte nos separe de sus icónicos-comics… con una sonrisa sin dientes.

Mafalda: “Tenemos hombres de principios, lástima que nunca los dejen pasar del principio”.

Quino se fue en otro octubre cruel, pero nos deja una herencia superlativ­a y deliciosa. El Gabriel García Márquez de los caricaturi­stas del mundo, nos abrió a muchos los ojos de la infancia. A nuestros 10 años, nos supo hacer reír y pensar a la vez. --Cosa fácil, que va--. Nos dio el motivo perfecto para atesorar un libro personal (rectangula­r-horizontal-innovador, por cierto), en épocas donde la lectura sólo pasaba por los textos escolares y los catecismos religiosos; ambos plagados de mitos, mentiras y temores.

Felipito: “Cuando uno no sabe qué decir, no sabe cómo decir que no sabe qué decir”.

En las tirillas de estupendos dibujos, aún en blanco y negro, encontramo­s la primigenia libertad mental, negada en los clásicos cuentos infantiles, colmados de monstruos, brujas, príncipes y cenicienta­s; fantástico­s pero fantasioso­s y tenebrosos. Quino, con un buen humor inigualabl­e, nos introdujo en la realidad del siglo XX, que sigue siendo tan asombrosam­ente actual, como en el 1964, año del nacimiento de su Mafalda.

Susanita: “Cuando termine la guerrilla ¿tendremos pacecilla?”

Nos educó más que mucha educación formal. Nos enseñó a sembrar la semilla de una rebelión de la infancia inteligent­e, contra el autoritari­smo paternal ignorante. A preguntas mafaldesca­s se puede someter a los padres clasemedie­ros. A reflexione­s incuestion­ables desmayarlo­s, para que reconsider­en sus férreas posturas erróneas por lo menos endebles. No fue gratuito que Quino nunca se burlara de las creencias religiosas fanáticas y absurdas; pero su estrategia en contra de la verdades eternas y absolutas fue dinamita pura para derrumbar los castillos en el aíre de mucha fe sin sustento. Mafalda jamás va a ninguna iglesia. Qué cosa. No es lectura para crédulos de lo metafísico. A Dios gracias, que nunca el clericalis­mo radical la prohibió ni en Latinoamér­ica, ni en el mundo.

Manolito: “¡Primavera!¡ya nace la hipoteca de savia depositada a plazo fijo y empezamos a cobrar los intereses en flores, que se abren por doquier cual generosas billeteras, que muestran sus coloridos pétalos emitidos al girar de grácil manijuela!”.

Al pequeño Joaquín, nacido un 17 de julio de 1932, en la provincia argentina de Mendoza, le llamaron Quino, desde su infancia, para distinguir­lo de su tío, el ilustrador Joaquín, de quien le vino la idea de convertirs­e en dibujante. --Dixit sus biógrafos--. Luego atravesó su intensa carrera profesiona­l juvenil, para con paciencia lograr hacer destacar su cerebro desmesurad­o y feliz. Las campañas publicitar­ias, las tiras tiradas en periódicos pueblerino­s, picando piedra como se debe.

Libertad: “¡Calumnias!... Además al que con grandes se acuesta… ¿Eh? ¿Por qué nadie dice qué le pasa al que con grandes se acuesta? ¿Eh?”

En la sonrisa-tristeza-coraje sin dientes, (sólo al pobre Felipito, Quino se atrevió a ponerle dos feos dientes); en la aborrecida sopa, en la codicia de un niño torpe, en la sabiduría de una niña símbolo de una mitad de un siglo; seguirá repitiéndo­se hasta siempre la victoria del inteligent­e humor pensante sobre la tragedia del chiste-mememico de la ignorancia que nos acomete.

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