Mujeres en la hoguera
Feminicidios, la otra pandemia que sigue cobrando vidas bajo la sombra monstruosa de la impunidad, mal de todos los males, el gobierno mexicano debe sin excusa, atender el tema con prontitud, sin politizarlo como es costumbre; la cultura patriarcal, fomentada por hombres y mujeres desde hace siglos, naturaliza los crímenes de mujeres, el maltrato, los golpes, acosos, agresiones sexuales, discriminación, secuestros, trata, violencia doméstica, política, laboral, institucional, patrimonial, sicológica y cibernética. Ni el COVID-19, la vasta legislación en la materia, los protocolos, las recomendaciones de organismos oficiales y organizaciones nacionales e internacionales, y las alertas de género han frenado la violencia contra las mujeres, al contrario se han maximizado.
Reiteradamente, hemos señalado que en México, el ser mujer se paga con la muerte; el temor, la impotencia, la sed de justicia se apoderan de una sociedad dolida que vive en carne propia un coctel de pesadillas, pobreza, marginación, desempleo, falta de oportunidades educativas, déficit sanitario, adicciones, narcotráfico, impunidad, violación a los derechos humanos, falta de apoyo al campo, corrupción, abuso de poder, crímenes de activistas, de periodistas, de odio, inseguridad y violencia desmedida; donde la autoridad, sin importar su orden de gobierno y tinte partidista, no asume la responsabilidad de sus actos u omisiones gubernamentales. No aceptan la autocrítica.
Amnistía Internacional (AI), organización reconocida a nivel mundial, denunció que México incumple las recomendaciones que le hizo en 2018 el Comité de la Convención
sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (Cedaw, por sus siglas en inglés) de Naciones Unidas, particularmente en materia de feminicidio, desaparición de mujeres y alerta de violencia de género.
En un informe que envió a dicho comité, AI señaló que en 2019, las fiscalías estatales reportaron 934 carpetas de investigación por feminicidio, 4.8% más que en 2018, en tanto, que de enero a junio de 2020 se registraron 476 carpetas, lo que representa un incremento de 1.9% en comparación con el mismo periodo del año pasado.
El Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) registró 3 mil 656 asesinatos de mujeres en 2018 y 3 mil 810 en 2019, dijo “Estas cifras representan un aumento de 4.2 por ciento en el número absoluto”. Destacó que la impunidad es un factor clave en la persistencia de los feminicidios, según el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), de 2015 a 2018 fueron asesinadas en México un total de 12 mil 378 mujeres y únicamente se dictaron 407 sentencias condenatorias por delitos de feminicidios. Gravemente, en esos años, en ocho entidades no se dictaron sentencias por asesinatos de mujeres por razones de género.
Sostienen que a ocho años de estar tipificado el feminicidio a nivel federal, 31 entidades federativas tienen un tipo penal específico, de acuerdo con lo dispuesto con el artículo 21 de la Ley general de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y el artículo 325 del Código Penal Federal, a la fecha existen disparidades entre penas y elementos objetivos del tipo penal. Sólo 26 entidades cuentan con un protocolo de feminicidio.
Respecto al rubro de desaparición de mujeres y niñas, revelan que en los primeros 22 meses de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, se han registrado 11 mil 662 personas desaparecidas no localizadas, de las cuales 2 mil 895 son mujeres (24.82%), persiste la
Las mujeres siguen siendo los sacos de boxeo de las rabietas e impotencia de los hombres”.
problemática. Las autoridades han reconocido la acumulación de más de 37 mil cuerpos en los servicios forenses a la espera de ser identificados y la localización de 3 mil 978 fosas clandestinas entre el 2006 y el 2020.
Sobre las alertas de género, señalaron que las autoridades tienen activos 21 de estos mecanismos, que si bien “han servido para visibilizar violencias sistemáticas contra las mujeres y vacíos legales y en política pública, no se observan cambios sustanciales en la disminución de la violencia feminicida”. Existen ambigüedades en la reglamentación del funcionamiento de las alertas, ausencia de planificación estratégica e insuficiencia de los recursos humanos, materiales y financieros asignados a las instituciones encargadas del seguimiento.
La interrogante ¿Por qué México es un país que golpea, desaparece y mata a sus mujeres? Estudios revelan que el feminicidio, una de las expresiones más extremas de violencia, producto de la manifestación de discriminación sistemática ancestral contra las mujeres, delito que sigue en aumento. Alfredo González Castro, director editorial del Heraldo de México, en su programa de radio “A Fuego Lento”, durante una mesa de opinión con expertas en el tema discutieron el ¿por qué?
Lucía Raphael de la Madrid, investigadora del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM y especialista en Derecho y Género, señaló que nuestra cultura lleva cargando desde sus orígenes al hombre como el centro del universo. Esta sociedad es la misma que considera a la mujer como accesorio, y en el peor de los casos como un “punching back de sus peores momentos”. Esta cultura permite que una niña o una mujer desaparezcan como un algo sustituible porque permea la visión de lo masculino. Uso los micrófonos para recordar lo escrito por la Dra. Mariana Berlanga en Una mirada al feminicidio, el cual existe desde la época de la Colonialización, las mujeres siguen siendo los sacos de boxeo de “las rabias e impotencia de los hombres” que viven a su vez la violencia.
Lorena Villavicencio, diputada federal por Morena y coordinadora de la Subcomisión de Violencia de Género de la Cámara de Diputados, reiteró que se mantiene una perspectiva, donde hay superioridad del hombre sobre la mujer. Aseguró que se avanza de forma cultural y legal, admitió que aún “resabio muy grande” donde existe la discriminación, elemento que consideró primario en la violencia de género, cuando una mujer tiene derechos distintos y se le trata de forma distinta, se está generando violencia, lo cual se reproduce cuando se tiene a un Estado que no está respondiendo a una de sus facultades primigenias de garantizar la integridad a las mujeres.
Enoé Uranga, feminista, defensora de Derechos Humanos y coautora de la reforma constitucional de 2011 que tipificó el feminicidio como delito, afirmó que el fondo es la desigualdad, subrayó que en un esquema actual se acompaña del vacío del Estado en sus obligaciones con la política pública y los tratados internacionales, dijo: “Tenemos un presidente que no entiende su responsabilidad de Estado, anda de billeterito vendiendo lotería, aviones y no entiende que es su responsabilidad de Estado, su labor para la que se le paga es los derechos humanos, el derecho a la vida libre de violencia de las mujeres”.
México le sigue fallando a sus mujeres, a diferencia de otros años, hoy se hacen escuchar, sin importar que distorsionen el espíritu de la consigna, cada vez son más las voces en los medios de comunicación, en las comunidades de artistas, cantantes, académicas, deportistas, estudiantes, amas de casa. Las mujeres representamos más de la mitad del padrón electoral, tenemos voz y voto, seguiremos insistiendo hasta que los gobiernos realmente atiendan con realidades la agenda de género. Por desgracia, la impunidad empodera a los agresores en este país. Como dijo el dramaturgo y poeta alemán, Bertolt Brecht: “Contra la injusticia y la impunidad, ni perdón ni olvido”. Sumemos Voces. #Ni una menos.