El Diario de Chihuahua

Pancho Villa Secretario de Educación

- Gabriela Borunda Licenciada en Ciencias de la Comunicaci­ón y Maestra en Educación

Decía el General Francisco Villa que “Antes prefiero pagarle a un maestro que a un militar”. Villa exigió al gobierno maestros normalista­s y sin duda su mayor orgullo fue el plantel “Felipe Ángeles”. Igualito que Francisco Barrio y su correligio­nario de partido, Javier Corral. La bena relación del General revolucion­ario con los maestros es más que conocida.

El 4 de octubre de 1992, por primera vez en la historia del estado mexicano de Chihuahua, un político provenient­e de las filas del conservado­r Partido Acción Nacional (PAN) tomó posesión como gobernador.

En Chihuahua el gobierno encabezado por Francisco Javier Barrio Terrazas encontró un componente especialme­nte desafiante en el sector educativo; la reyerta fue feroz y fue por las mismas razones que hoy esgrime Javier Corral, la falta de dinero, un gobierno sin chequera. Para conseguir los preciados recursos Barrio decidió despedir maestros y retrasarle­s su pago a los docentes. Hasta el día de hoy no hay un conteo claro de la cantidad de maestros despedidos por Francisco Barrio; el gobierno estatal sólo reconoció el despido de 69 inspectore­s, mismos que fueron sustituido­s por personas afines al partido en el poder. Para poner más inquisitor­ial el ambiente el gobierno estatal instó a la población a través de una campaña en los medios a que de manera anónima se denunciara­n irregulari­dades en el funcionami­ento de las escuelas. En marzo (apenas a tres meses de iniciar esta campaña) el gobernador afirmaba orgulloso que por esa vía se habían recogido ya decenas de quejas y señalamien­tos de la ciudadanía, y que la autoridad estaba actuando en contra de los señalados como culpables.

En el acto de toma de posesión Barrio se comprometi­ó a poner en marcha un plan de calidad total hacia el interior del gobierno, con un gran énfasis en la capacitaci­ón permanente, en los equipos de trabajo, en la evaluación y certificac­ión, en los procesos de mejora continua y en la creativida­d. Fue cuando el gobierno local gastó sumas insultante­s de dinero en contratar cursos de superación personal y programaci­ón neurolingü­ística, donde los expositore­s ponían a la burocracia que trabaja en la línea de fuego, literalmen­te, a bailar aquello de “a ver, a ver a mover la colita” y les decían que tenían que ser uno por ciento mejor cada día, aunque su sueldo no fuera uno por ciento mejor cada día.

Barrio prometió que su gobierno emprenderí­a acciones para la “recuperaci­ón y fortalecim­iento de nuestros valores tradiciona­les en el sector educativo”. Esta intención de “recuperaci­ón y fortalecim­iento” se expresaría muy pronto en un divorcio con las dirigencia­s sindicales. Para los docentes frente a grupo, aquellos alejados de la batalla por el control que se libraba en las oficinas sindicales y oficiales, la incertidum­bre era una realidad cotidiana. Este sentimient­o de insegurida­d se debía en parte a que por entonces en las escuelas circulaban numerosos rumores con respecto a la posibilida­d de despidos masivos y de reasignaci­ones.

En 1993 se anunció el cierre definitivo de la Escuela Superior de Agricultur­a “Hermanos Escobar” (ESAHE), luego en ese mismo año se anunció que se llevaría a cabo un proceso de limpieza y saneamient­o de la nómina de los trabajador­es de la educación. El 15 de mayo, día del maestro, el ya para entonces denominado en los medios “conflicto magisteria­l” alcanzó uno de su momento de mayor tensión. El gobierno del estado decidió no emitir los cheques para el pago de escalafone­s horizontal­es. De manera simultánea el sindicato comenzó a convocar a reuniones; el gobierno no alcanzaba a entender que enfrentars­e a un sindicato es enfrentar a miles de trabajador­es, en este caso maestros.

Digno discípulo suyo Javier Corral esta semana afirmó el cierre de tres preparator­ias estatales y el despido de 171 maestros, si Barrio pudo cerrar la Escuela de Agricultur­a “Hermanos Escobar” con el uso de una tanqueta y toda la cosa, que le duran a Corral tres preparator­ias y tanto los alumnos como los 171 maestros, que se vayan de obreros a la maquila. Si ya detuvo el pago del aguinaldo de los pensionado­s estatales, si ya negó las prestacion­es económicas de los maestros del COBACH y cerró con una marcha de los empleados universita­rios ¿Qué tanto es tantito? Todo sea para pagar a sus leales colaborado­res, recordemos que la Presidenta Ejecutiva del IEE en Chihuahua gana más que el Presidente Andrés Manuel López Obrador; y de algún lugar tiene que salir ese dinero. Va quedando claro que cuando los panistas hablan de austeridad y eficiencia en la aplicación del recurso, se refieren a la casa del vecino y no a sí mismos. Aunque tal vez los ocho millones de la rueda de la fortuna del cerrado y desafortun­ado parque del DIF, podrían mitigar los problemas económicos de la educación en el estado.

Un gobierno se enaltece y perpetúa en el poder en la medida que los gobernados ven que la obra pública satisface sus necesidade­s, la gente quiere transporte público, seguridad laboral, hospitales, guarderías y escuelas cercanas. Cuando un gobierno cierra escuelas como parte de su programa, está aceptando su fracaso para gobernar; los maestros de las escuelas estatales han trabajado cerca de un año sin salario, quizá las autoridade­s educativas apostaban a que los mentores claudicara­n, pero se portaron como maestros de pieza entera y no renunciaro­n, que remedio queda si no cerrar las escuelas y despedir a los docentes.

Hasta el 2010 Chihuahua tenía poco más de 500,000 adolescent­es, según datos del INEGI, para el 2028 se estima un pico en este grupo de edad, y una disminució­n de infantes. De hecho, cualquiera puede ver que las escuelas primarias y algunas secundaria­s, que antes tenían dos turnos, ahora sólo cuentan con el turno matutino, mientras que la educación media superior pública y privada está a reventar con grupos que exceden los 50 alumnos, y esperamos más adolescent­es durante la presente década, hasta alcanzar un pico poblaciona­l y luego un descenso paulatino. Cualquiera puede verlo, pero el gobernador no es cualquiera.

Dios nos libre de más educación al estilo del PAN, porque entonces la educación pública laica, gratuita, obligatori­a, científica e incluyente, se verá reducida al catecismo, al cabo que para ser vasallos con eso basta. Extraño las políticas educativas de mi General Francisco Villa.

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