El flamante Hotel Pacífico de don Felizardo Pérez R.
Hoy recordaremos a uno de los hoteles de la ciudad de Chihuahua que marcaron una época de modernidad durante varias décadas desde su creación en 1961 y cuyo propietario fue el distinguido empresario hotelero don Felizardo Pérez R., el cual estuvo ubicado entre las calles Aldama y 19ª la 21ª, construido frente al famoso cine Estrella que desapareció a mediados de la década de los años sesenta en el siglo pasado por un feroz incendio.
Este hotel que ya no está en funciones, sería un importante detonante para todos aquellos que visitaban la capital del estado procedente de varias partes y en especial de quienes llegaban de la Sierra Tarahumara que cuando llegaban a esta urbe en crecimiento, padecían una serie de viacrucis al no encontrar alojamiento adecuado a sus necesidades, obligándolos a no permanecer por mucho tiempo, sólo el necesario para el arreglo de algún asunto y de ahí, salir de nueva cuenta en estampida a sus lugares de origen por no encontrar opciones para hospedarse en la ciudad, ya que viajar de tan lejos hacia Chihuahua y no tener un lugar confortable donde pernoctar, era una verdadera calamidad.
Chihuahua en los años sesenta del pasado siglo, no contaba con hoteles confortables de buen precio, ya que existían muchas pequeñas posadas donde la gente no recibía la calidad que se merecía y además carecían de un ambiente adecuado por no contar con todos los servicios que necesitaban y así, había dormitorios pero no restaurante. La solución sería una y constituido en casa para la gente de la Sierra Tarahumara que llegaba hacia la ciudad de Chihuahua en donde estuvieran cercanas las oficinas de gobierno, los establecimientos médicos, almacenes de ropa y maquinaria, es decir, en el corazón mismo de la urbe. Lo más novedoso del Hotel del Pacífico fue que contaba con un lote para estacionamiento y teléfono en las habitaciones, lo que en aquel entonces, sólo lo tenía el Hotel Victoria y el recién construido Hotel Presidente o Fermonth en 1963. También el Pacífico contaba con restaurante y hasta televisión y, si algún cliente solicitaba algún platillo para su cuarto era llevado y lo mejor de esta propiedad, es que don Felizardo Pérez R., hombre de negocios y sumamente conocido por todos los amigos de la región serrana, era considerado como un buen personaje, además bondadoso y creativo, el cual, comentaba de su clientela foránea: “No cabe duda que la gente de la Sierra y de otras latitudes del Estado de Chihuahua ya tienen un hogar en el Hotel Pacífico donde pueden llegar a hacer sus reservaciones con toda confianza, ya que estamos ahora por presenciar el más grande acontecimiento de la era moderna de este lugar, que redundará en nuestros hogares, negocios, amistades y siempre podremos estrechar la mano y vernos sentados conversando bajo las torres de nuestra
Catedral y cruzar los pasos en nuestras banquetas, ya que estamos tan ansiosos de recibir a todos nuestros nuevos huéspedes.
“Los visitantes que vendrán a esta bella ciudad de Chihuahua, como dejarán de visitar aquellos lugares que ofrece el Centro Histórico, de la tierra donde se inició la Revolución Mexicana, la cual cuenta con lugares de interés general como el punto donde vio su último suspiro el Padre de la Patria, don Miguel Hidalgo y Costilla; el lugar donde el Benemérito de las Américas don Benito Juárez García, siendo presidente de México, estableció en 1864 los Supremos Poderes de la República Mexicana. También encontramos joyas de arte colonial, lugares donde vivió y está presente la tumba del famoso Centauro del Norte, Francisco Villa. Edificios de interés arquitectónico, social, comercial, plantas industriales de gran envergadura y en general, todo lo que ustedes observan para fijarse una mejor idea de lo que somos los chihuahuenses. Así mismo, la gente contará siempre con un magnífico alojamiento (Hotel Pacífico), pues desde luego recomendamos a ustedes esta opción para descansar con una ubicación única que reúne todas las comodidades de la vida moderna y la tranquilidad similar a las reinante como si fuera el hogar propio de cada visitante.
“La fisonomía de todo el barrio del Centro será la que en sus propios moradores le ofrezcan al sector un mejor ambiente, ya que tendremos que empezar con nuestras propias manos para lograrlo; yo un hombre de negocios que abro el servicio no solamente para Chihuahua sino para todos los viajeros del mundo. El Hotel del Pacífico en plena calle Aldama donde alguna vez existieron tugurios de mala muerte por lo que fue necesario derrumbar todo. Por cierto, determinado día del año pasado, me quedé contemplando la casa de piedritas que había adquirido, un ruinoso edificio que tenía peligrosas cuarteaduras y una fama no precisamente a prueba de ácido; para entonces, ya había erogado alguna suma respetable en hacer de aquel lugar un edificio más seguro, pero todo fue en vano, ya que las cuarteaduras se presentaban alarmantemente amenazadoras con hacer a la vieja mole derrumbarse sobre un garaje y dejar vueltos chatarra los automóviles que ahí se guardaban. Fue Entonces cuando cerré los ojos, aspiré una bocanada de aire y di la orden de derrumbar todo aquí para levantar un nuevo edificio.
“Tiempo después ya había presupuesto el proyecto y los planos estaban listos para lo que se inició la obra, pero un factor en contra mía fue que los ingenieros descubrieron que el suelo no era estable, siendo necesario meter enormes zapatas de concreto en la salida de los bastidores que se iban a depositar en el subsuelo, aumentando sin duda los costos cada vez más suspendiendo la obra en varias ocasiones, pero para octubre de 1961, quedaría terminado el magnífico Hotel del Pacífico. Entonces vino la tarea de amueblarlo, presentándose obreros los que se dieron a la tarea de colocar servicios, instalar teléfono, meter muebles, todos acordes con el tipo arquitectónico moderno funcional y cómodo; instalaron las lámparas con diseño acorde al interior, cortinas, camas y televisión. Nunca creí que quedará el hotel terminado”. Sonriendo, lleno de satisfacción, continúa diciendo: “Lo mejor es que he tenido la visita de muchos moradores de este barrio”. Después se levantaría de la butaca rodeando el escritorio lleno de energía con sus 43 años. Don Felizardo era de la sierra Tarahumara, su estatura proporcionada con su robustez fue de hombre de trabajo, fuerte. En ese mes de octubre mostraría a la prensa cada una de las partes del hotel, cuartos, lobby, restaurante, cocina, estacionamiento, calderas. Por último comentaba: “El negocio tiene que ir mejorando, los barrios con edificios buenos y una profunda visión reformadora, pone la muestra a quienes aun titubeando ya se imponen en nuestra ciudad, creo que el proyecto del Pacífico es producto de la tenacidad y cariño por hacer las cosas.
“Tenemos que recordar que el Pacífico fue construido especialmente para todos los turistas y es de cada uno, el cual, ya está abierto para presenciar su apertura hacia las puertas que conducen a Sinaloa, Sonora y Baja California, así como el lejano Oriente. Sólo unos días nos separa de la fecha en que el señor Presidente de la República desde el pie de las inmensas farallones de Santa Bárbara, descubra la placa inaugural del Ferrocarril Chihuahua al Pacífico, pero Chihuahua ya está preparada para ello, se iniciará desde luego el ir y venir de viajantes y el chihuahuense provincialista como ninguno observar con los ojos atónitos la grandeza de su Sierra Tarahumara y poner los inmensos sembradíos sinaloenses, luego el mar, dejando sus soleadas tierras para entrar en nuestros climas extremosos y también artísticos de Chihuahua, donde ya no tendrá que sufrir las incomodidades propias del alojamiento de hoteles chapados a la antigua o en incómodos establecimientos donde la apatía del gerente es evidente y el personal no garantiza la seguridad de un descanso reparador en su mayor parte; ahora ya cuenta con su casa en Chihuahua con el modernísimo Hotel del Pacífico, el cual será el lugar para los viajeros, pues se construyó de todo a todo, pensando en atraer al turismo para que vuelvan una y mil veces a Chihuahua para disfrutar de una treintena de confortables habitaciones, todas con teléfono, televisión, agua caliente y fría, estacionamiento, restaurante y una planta de personal seleccionado desde la cocinera que hará reconocidas recomendaciones para su maravilloso arte culinario y hasta el último botón, fueron contratados con requisitos muy especiales, los cuales, esperarán siempre la llegada del huésped”. De esta manera concluía la entrevista realizada a su creador, un hombre visionario de su tiempo, don Felizardo Pérez R.
El flamante Hotel Pacifico de don Felizardo
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