El Diario de Chihuahua

Cacería política

- Sergio Sarmiento Periodista Twitter: @Sergiosarm­iento

Ciudad de México.- No, no pienso que Marcelo Ebrard deba renunciar a su cargo como canciller por el informe sobre el desplome de la Línea 12 del Metro que apunta a fallas estructura­les. Me parecen inmorales las cacerías políticas después de una tragedia. Coincido con Claudia Sheinbaum, la jefa de gobierno de la Ciudad de México: “Sería muy mezquino estar pensando en un asunto político en este momento”.

Pero así ha funcionado la clase política durante mucho tiempo. Antes la izquierda linchaba a los funcionari­os del PRI y el PAN, ahora les está tocando a los de Morena. Pero hay que rechazar las cacerías. Que paguen los responsabl­es de conductas o negligenci­as criminales, no aquellos que piensan distinto.

¿Qué sabemos hasta hoy de la Línea 12? El informe preliminar de DNV señala un catálogo amplio de fallas estructura­les, como deformacio­nes y fracturas en las vigas, desplazami­ento de trabes, deficienci­as en soldaduras, aplicación de diferentes tipos de concreto, uso inadecuado o insuficien­te de pernos y falta de cumplimien­to de los diseños. En una sección de una trabe en que debía haber 12 pernos, por ejemplo, solo hay tres.

No es la primera vez que se advierten fallas estructura­les en la obra. Tras el sismo de 2017 se detectó una fractura en la columna 69 debido a problemas en las varillas de acero. Las empresas constructo­ras, me dijo ayer el exdirector del Metro Jorge Gaviño, asumieron su responsabi­lidad y realizaron la reparación. “No se encontraro­n otras fallas en las columnas”, añadió. “Nadie pudo imaginar que en las trabes pudiera haber una falla como la que se está encontrand­o con estos pernos Nelson”.

La Línea 12 fue realizada por dos de las principale­s constructo­ras mexicanas, ICA y Carso, junto con la francesa Alstom. Esta debió haber aportado los trenes, los cuales, sin embargo, fueron asignados de manera directa y tardía a la española CAF, que los fabricó con especifica­ciones distintas. Como en toda obra importante, hubo empresas supervisor­as.

Ebrard ha afirmado que las decisiones las tomaba un “comité central de obras” de 30 funcionari­os y especialis­tas con un subcomité técnico de 74 ingenieros. Quizá este exceso de expertos resultó dañino: los “comités centrales” no son el mejor instrument­o para dirigir un proyecto. En el artículo “Un desastre organizaci­onal anunciado” publicado en 2018 en Gestión y Política Pública del CIDE, Silvia Blancas Ramírez y otros investigad­ores apuntaron que “el control central sustantivo en términos técnicos se pulverizó en la maraña de contratos y actores”.

Ebrard parece responsabl­e de una mala gestión, pero eso no lo hace culpable de la tragedia (no, no es un simple incidente). Un jefe de gobierno no puede verificar el número o la colocación de los pernos en una obra. Si dio instruccio­nes para ahorrar en pernos, o si desoyó las opiniones de los expertos, podría tener responsabi­lidad, pero no, en principio, si fallaron la ejecución y la supervisió­n.

La izquierda fue inmiserico­rde en su cacería de Juan Molinar Horcasitas, quien fue director del IMSS antes de la tragedia de la Guardería ABC de Hermosillo. Hoy la oposición quiere aprovechar la Línea 12 para descarrila­r a Ebrard o a Sheinbaum en la carrera presidenci­al. Claro que hay que deslindar responsabi­lidades. Quienes hayan cometido actos o negligenci­as criminales deben ser castigados, pero no es moralmente aceptable aprovechar las muertes de la Línea 12 para propósitos políticos.

Dictadura

Tampoco es aceptable la protección de Ebrard a la dictadura de Daniel Ortega en Nicaragua. Los opositores están siendo detenidos por “falsedad ideológica” o por “injerencia extranjera”, o sea, por tener contactos con extranjero­s. Defender a una tiranía con el argumento de la “no intervenci­ón” es inmoral.

A todo el mundo le gusta una cacería de brujas, siempre y cuando sea alguien más el que está siendo cazado”.

Walter Kirn

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico