El malestar mental recae en todo el cuerpo
Nueva York— Existen estudios que han detectado que la depresión se vincula con el asma y que la ansiedad incide en las enfermedades cardíacas. Ambos padecimientos están relacionados con problemas de vista, tos persistente, hipertensión y problemas gastrointestinales. “Una enfermedad mental que no se trata puede aumentar de manera significativa el riesgo de contraer alguna dolencia física grave”, escribe Jane E. Brody, nuestra columnista de salud.
Algunas personas están muy estresadas y no pueden dormir, otras sufren de tanta ansiedad que aprietan la mandíbula hasta que, sin querer, rompen sus dientes. Y todos, todos, en algún momento creemos sentirnos bien pero –sin ánimo y sin entusiasmo–, en realidad estamos… lánguidos.
Para los jóvenes, que todavía están formando su identidad social, esta temporada ha sido particularmente desafiante: “Según los expertos, el resultado ha sido un debilitamiento perjudicial de sus capacidades de socialización, lo que acentúa los posibles efectos duraderos de la pandemia en la salud mental de toda una generación”, escribe Eduardo Medina en un reportaje reciente.
Hace unos días, la Organización Mundial de la Salud (OMS) daba a conocer su “Atlas de la salud mental”, un informe que muestra una importante deuda en materia de cuidado psicológico y psiquiátrico. Entre otros datos, el reporte indica que en 2020 solo el 52 por ciento de los 171 países miembros lograron sus objetivos de promoción y prevención en salud mental.
“Es extremadamente preocupante que, a pesar de la necesidad obvia y creciente de servicios de salud mental, que se ha agudizado aún más durante la pandemia de Covid-19, las buenas intenciones no están respaldadas con inversión”, dijo Tedros Adhanom Ghebreyesus, el médico al frente de la OMS. “No hay salud sin salud mental”.