Guía PARA COCINAR sin Gluten
Cocinar sin gluten puede ser todo un reto. Ahora bien, cuando se ha diagnosticado un problema como la celiaquía, es la única solución. De lo contrario, se presentarán síntomas a nivel gastrointestinal que se complicarán con el paso del tiempo y terminarán en alteraciones graves de la salud. Es más sencillo de lo que parece eliminar dicha proteína de la dieta si se tienen en cuenta una serie de consejos básicos.
Antes de comenzar hay que destacar que, para retirar el gluten de la dieta, conviene tener un diagnóstico profesional. En los últimos años se ha puesto de moda restringir el nutriente sin una patología confirmada, lo que puede resultar contraproducente.
Almacenamiento de los productos sin gluten
Las personas celíacas cuentan con una sensibilidad extrema al gluten, por lo que el simple contacto de los alimentos con la proteína genera síntomas e incomodidades. Por este motivo, los productos sin gluten han de guardarse en un espacio especial en la despensa, en sus propios envases y sin mezclar. Conviene que los recipientes se mantengan siempre cerrados de un modo hermético. Esto evitará contaminaciones.
Lo mismo sucede con aquellos comestibles que permanecen en la nevera. Lo mejor es que estén identificados y que se mantengan siempre en un estante destinado para ellos, con el fin de evitar errores. Incluso se podría optar por las monodosis. Aunque esto conlleva un incremento en el precio del carro de la compra.
Manipulación de los productos sin gluten
Siempre habrá que asegurar un buen lavado de manos antes de manipular la comida sin gluten, para evitar así contaminaciones que puedan causar daños en las personas con sensibilidad a la proteína. Bastará con aplicar agua y jabón, aunque también hay que limpiar a consciencia los utensilios que se van a emplear en los procesos de elaboración. En el caso de los textiles, conviene sustituirlos por elementos de un solo uso. Las telas son un foco frecuente de contaminación.
A la hora de cocinar los alimentos, se prepararán en primer lugar las elaboraciones destinadas a la persona celíaca, para así evitar problemas. Está prohibido el hecho de compartir utensilios si se está cocinando comida sin gluten y con gluten al mismo tiempo.
Del mismo modo, habrá que cerrar bien todos los cajones de la comida para que no caigan en los mismos elementos, como los restos de pan. En lo que a presentación se refiere, conviene siempre utilizar manteles individuales y fáciles de limpiar. Si son de textil, se guardarán alejados del resto de los manteles que puedan contener trazas de gluten. Para servir, la persona celíaca tendrá prioridad. Del mismo modo, no se deben pasar los platos con comida con gluten por encima de aquellos que contienen comida sin la proteína.
¿Qué sucede si una persona celíaca consume gluten?
De acuerdo con un estudio publicado en la revista European Journal of Nutrition, la celiaquía es una enfermedad crónica. No se conoce cura y lo único a lo que se puede aspirar es a manejarla por medio de modificaciones dietéticas.
Por fortuna, existen muchos alimentos en los supermercados perfectamente adaptados para personas que tienen que restringir el gluten de la pauta.
En el caso de que alguien que haya desarrollado la patología consuma la proteína o trazas de la misma, no solo se producirán síntomas a nivel digestivo. Pronto se desarrollará una cadena inflamatoria que causará daños significativos en el tubo digestivo, sobre todo si la exposición es recurrente. Así lo afirma una investigación publicada en la revista Rambam Maimonides Medical Journal.
Ahora bien, es cierto que las personas sanas pueden incluir la proteína en la pauta sin problema. Se ha demostrado que existe una sensibilidad no celíaca al gluten, pero no se trata de una alteración frecuente. Además, en estos casos se puede tolerar una cierta cantidad del elemento.