Los Trastornos más FRECUENTES
El estudio identificó cinco trastornos recurrentes en zonas de conflicto, presentes en más del 22% de las personas que han vivido una guerra: depresión, ansiedad, trastorno de estrés postraumático, trastorno bipolar y esquizofrenia.
El ánimo decaído y la ansiedad son dos de las manifestaciones más comunes y naturales en una situación de conflicto armado. La separación familiar, la pérdida de la propiedad y el empleo, la interrupción del acceso a los servicios básicos y la sensación de angustia debida a la anticipación lo que está por venir son situaciones amenazadoras.
Reaccionar con miedo, tristeza, angustia y preocupación es completamente normal en tal caso, y todavía no estaríamos hablando de trastornos. Pero si las causas que provocan esas reacciones se prologan en el tiempo, o son lo suficientemente intensas, pueden desembocar en trastornos psiquiátricos que siguen afectando a las personas cuando ya no están en peligro.
La depresión y el trastorno bipolar forman parte del grupo de los trastornos del estado de ánimo (a veces llamados trastornos del humor). Su principal característica es que la persona manifiesta un humor anormal, que puede ser muy decaído (como en la depresión mayor), excesivamente elevado (manía) o distintas combinaciones de episodios de humor elevado con humor deprimido (trastornos del espectro bipolar).
El trastorno depresivo mayor es el trastorno del estado de ánimo más común, pudiendo llegar a ser muy peligroso. El individuo cae en un estado de profunda tristeza, siendo incapaz de disfrutar, desconectado de cualquier interés, y cuyos sentimientos de culpa o inutilidad pueden desembocar en conductas suicidas.
Los trastornos de ansiedad, por su parte, se caracterizan por una ansiedad excesiva, preocupación elevada e irritabilidad. Al igual que ocurre con los trastornos del estado de ánimo, estas afecciones de la ansiedad causan problemas de sueño, falta de concentración y fatiga, entre otros.
Un tipo de trastorno muy frecuente en las guerras es el trastorno de estrés postraumático (TEPT), que afecta tanto a los civiles como, con frecuencia, a los soldados. El miedo transitorio que todos sentiríamos tras escuchar una explosión cercana, por ejemplo, se prolonga durante muchos meses, de tal modo que la persona reexperimenta de nuevo el suceso traumático, sufriendo pesadillas y sobresaltos, y desarrollando conductas evitativas que dificultad su día a día. Los recordatorios del suceso traumático pueden ser constantes, una auténtica pesadilla para quien los sufre.
La esquizofrenia es el quinto de los trastornos más frecuentes en zonas de conflicto. Es el trastorno psicótico más común. Se caracteriza por la presencia, en algún momento de su desarrollo, de delirios y alucinaciones que alteran la percepción de la realidad. Los delirios más frecuentes son de tipo persecutorio: la persona siente que alguien le persigue para hacerle daño, sean personas o instituciones. Pero, en esta ocasión, tales enemigos solo están “en su mente”. A pesar de su irracionalidad, los delirios se viven con gran angustia, siendo quien los padece incapaz de distinguir lo real de lo imaginado. El discurso y el comportamiento desorganizados también suelen ser síntomas de la esquizofrenia.