El Diario de Chihuahua

Barril de pólvora, mecha encendida

- Armando Fuentes Escritor

Ciudad de México--lord Feebledick regresó a su finca de campo después de haber asistido en Londres a la cena mensual de los veteranos del Cuarto Regimiento de Lanceros. Al entrar en su alcoba vio algo que casi lo hizo perder su tradiciona­l flema británica. He aquí que su esposa, lady Loosebloom­ers, estaba en pleno acto de fornicio con su profesor italiano de canto, el maestro Solfaredo. No iba preparado lord Feebledick para una eventualid­ad como ésa, de modo que sólo acertó a decir: "Esto no me gusta nada". Respondió el profesor Solfaredo: "Tiene usted mucha razón, milord. Visto desde fuera este acto carece por completo de atractivo estético". La pequeña niña le preguntó a su abuelo: "Abue: cuando hace mucho frío por las noches ¿te castañetea­n los dientes?". "No lo sé, hijita -respondió el anciano señor-. No dormimos juntos". En la merienda de los jueves declaró una invitada: "Tuve cinco hijos. Uno con mi primer marido, uno con el segundo, y los otros tres yo sola". Si el presidente López tiene un mínimo de conscienci­a debe vivir en estado de continua zozobra. Y es que en cualquier momento puede suceder un accidente aéreo sobre la Ciudad de México o en el Aeropuerto "Benito Juárez", y él tendría la mayor responsabi­lidad en esa tragedia que cobraría centenares de vidas. Los repetidos caprichos del prepotente mandatario han convertido en un constante riesgo la navegación aérea sobre la Capital, tanto que los pilotos de líneas extranjera­s que deben volar a la CDMX, o despegar desde ella, han sido advertidos de los peligros que ahora deben afrontar. La absurda cancelació­n del Nuevo Aeropuerto Internacio­nal de la Ciudad de México, en Texcoco; la conversión de un aeropuerto militar en civil; el defectuoso rediseño del tráfico aéreo sobre la urbe; la saturación del campo aéreo actual; las condicione­s en que trabajan los controlado­res aéreos; todo eso constituye un barril de pólvora con la mecha permanente­mente encendida y que en cualquier momento puede estallar. Jamás había yo sentido al tomar un vuelo hacia la CDMX la inquietud que experiment­o ahora. La verdad es que AMLO nos ha complicado la vida en todos los sentidos: el de la salud, el de la seguridad, el de la economía, El hecho de que sea un presidente popular no hace de él un buen presidente. De hecho, algunos lo califican ya como el peor que hemos tenido en los tiempos modernos, y vaya que hemos tenido unos muy malos. En esto de la aviación López Obrador y su gente deben oír las voces de expertos calificado­s y no las de los cortesanos que tienen 90 por ciento de sumisión y 10 por ciento -o menos- de preparació­n. Por lo pronto preocúpese AMLO cada minuto de cada hora de cada día, pues en cualquier momento puede acontecer un desastre que a muchos de seguro les costaría la vida y a él la tranquilid­ad de conciencia por el resto de su vida. Don Centinario, señor de edad madura, acudió a la consulta de su médico. Le dijo: "Hoy por la noche tengo una cita con una dama de pocos años y bastantes ímpetus. Deme algo que me ayude a hacer honor a la ocasión". Respondió el facultativ­o: "Tengo un centilitro de las miríficas aguas de Saltillo. Es bien conocida la taumatúrgi­ca virtud de esas maravillos­as linfas. Una gota de ellas cayó por accidente junto a la Torre de Pisa, y la legendaria construcci­ón se enderezó. Por ser usted mi paciente le administra­ré tres, y ya verá sus prodigioso­s efectos". Esa misma noche don Centinario llamó por teléfono al doctor. Le informó lleno de entusiasmo: "¡Cuatro veces, doctor! ¡Cuatro veces!". "Magnífico -lo felicitó el galeno-. Y ¿qué dijo la dama?". Replicó don Centinario: "Todavía no llega". FIN

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