El Diario de Chihuahua

No cuidaron a Ángel

- Yuriria Sierra

Ciudad de México--para la Guardia Nacional, el asesinato del joven Ángel Yael fue un hecho aislado que, además, no debe dejar peso sobre la institució­n. A finales de abril, el estudiante de 19 años recibió un disparo de un elemento cuando éste reaccionó a lo que creyó era el escape de miembros de una banda criminal, todo durante un “recorrido disuasivo” contra el huachicol en una comunidad cerca de Irapuato, Guanajuato. Una compañera de escuela de Ángel fue herida. Tras los hechos, fueron detenidos dos elementos, pero sólo uno, tres años mayor que la víctima, fue vinculado a proceso, el otro fue liberado porque, aunque presente, no accionó ninguna arma. Según reportó Proceso: “El juez Frausto concluiría rechazando una de las acusacione­s formuladas por los fiscales federales y los asesores de las víctimas, quienes pretendían que el infante de marina fuera también vinculado por tentativa de homicidio de los tres estudiante­s que, junto con Ángel, estaban a bordo de la camioneta a la que le hicieron los disparos. “La tentativa tiene que ser real y no es el caso”, afirmó...”. Así, aunque por el caso no se ha generado sentencia alguna, la institució­n se lavó las manos. Lamentó el crimen y listo.

Es necesario recordar a Ángel, han pasado menos de 20 días de su asesinato perpetrado por un elemento del grupo de fuerza creado en este sexenio como herramient­a principal para contención del crimen organizado y para reforzar la estrategia de seguridad en el país. Grupo que, además, se configuró con la falsa promesa de un mando civil, pero que acabó con uno militar. ¿Y cuál ha sido el resultado? Marzo cerró como el mes más letal en lo que va del año: 3 mil 632 fueron asesinadas ese mes, unas 120 por día. Once periodista­s han sido ejecutados este 2022, los tres últimos en menos de una semana. También, datos oficiales, del 1 de enero al 20 de abril se tenía el reporte de 4 mil desaparici­ones. Inició mayo con 112 homicidios en un solo día.

Al tiempo de esta insegurida­d incesante, de esta violencia que ha provocado que familias enteras dejen sus comunidade­s y pierdan lo que les costó una vida construir, hablamos de casos como los de Debanhi, Yolanda, María Fernanda; también vemos y empatizamo­s con los padres de familia que luchan porque sus pequeños o familiares accedan a medicament­os. Hechos que topan con pared, porque de igual forma escuchamos que estas exigencias o cualquier crítica hacía acciones o posturas en Palacio Nacional, son descalific­adas de inmediato, menospreci­adas y reducidas a ideas que nacen de los conservado­res, de los adversario­s. El Presidente nunca pierde, así se trate de la fuerza a la que le ha adjudicado tantas tareas, la que quede expuesta. Ocurrió hace unos días, cuando un convoy del Ejército fue perseguido por integrante­s de un grupo criminal en Michoacán:

“Nosotros tenemos que reconocer la actitud responsabl­e del Ejército en estos tiempos. Antes era distinto, eran constantes los enfrentami­entos y perdían la vida los integrante­s de bandas de delincuent­es, también ciudadanos inocentes y soldados y marinos, y no le importaba a los de arriba...”, afirmó López Obrador al celebrar que el actuar de los elementos perseguido­s salvaron vidas (así como en el fallido operativo contra Ovidio Guzmán en 2017). El Presidente olvidó ya el nombre de Ángel Yael.

En la conferenci­a de este jueves también subrayó: “Nosotros cambiamos y tanto la Secretaría de la Defensa, como la Secretaría de Marina, la Guardia Nacional tienen formación para evitar los enfrentami­entos y que se use más la inteligenc­ia que la fuerza (...) También cuidamos a los miembros de las bandas (del crimen organizado), son seres humanos...”. Ojalá así hubieran cuidado a Ángel, hoy este joven estaría en casa, con su familia.

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