APRENDE SOBRE LAS ENFERMEDADES AUTOINMUNES
Cuando el propio sistema ataca partes de nuestro cuerpo, existen diferentes grados de gravedad ¿Cómo y por qué ocurre esto?
Ciudad de México— El sistema inmunitario es un mecanismo muy complejo en el que están involucrados cientos de moléculas, células y estructuras que deben coordinarse para realizar una función determinada. Debido al grado de complejidad, los elementos reguladores son muchos y variados, pero a veces ocurren errores. Un tipo de estos fallos da lugar a enfermedades autoinmunes, pero ¿cómo se llega a este punto?
¿Qué es la autoinmunidad?
La primera vez que el concepto de autoinmunidad apareció en el ámbito médico fue de la mano del científico alemán Paul Ehrlich, a principios del año 1900. Este brillante médico e investigador identificó una serie de reacciones y le dio el nombre de horror autotoxicus. Sin embargo, pasarían muchos años hasta que el mecanismo se empezara a dilucidar.
Las enfermedades o procesos autoinmunes también se pueden denominar como autoinmunidad. De forma global, la autoinmunidad es el conjunto de respuestas inmunitarias dirigidas contra células o elementos del propio organismo, pero también contra microorganismos beneficiosos que conviven en nuestro cuerpo.
Esta situación se da cuando se crean células que tienen un error de reconocimiento de elementos propios, ya que detectan como peligrosa una molécula que no deberían. Este problema de reconocimiento desencadena una reacción proinflamatoria que normalmente es crónica y causa un gran deterioro en la calidad de vida de quien la sufre.
Pero, ¿cómo es posible que nuestro sistema inmunitario genere células que ataquen nuestras propias células?
La importancia de la auto-tolerancia
Durante el desarrollo de los glóbulos blancos, existe un mecanismo para asegurar que haya “variedad” entre estas células, porque serán las encargadas de detectar amenazas externas. Cuanta más variedad exista, más protegido estará el organismo contra los distintos peligros externos.
Este proceso de generar diversidad en el reconocimiento es similar a lanzar unos dados infinitos, y cada célula generada tiene una tirada específica que podrá reconocer. Sin embargo, entre las probabilidades de los dados, también hay algunas combinaciones que están presentes en nuestras células.
Entonces, ¿qué ocurre si aparece un glóbulo blanco recién creado con la capacidad de reconocer y eliminar células propias? Contra esta posibilidad, existe un proceso de selección para identificar y eliminar estos glóbulos blancos antes de que se distribuyan por el organismo y provoquen una enfermedad.
Este proceso se conoce como “autotolerancia” y requiere la coordinación de muchas moléculas y células del sistema inmunitario. Como ya resulta fácil de adivinar, si existe un fallo en este proceso, las células capaces de reconocer moléculas propias como peligrosas, podrán repartirse por el cuerpo y generar enfermedades autoinmunes.
¿Se puede heredar una enfermedad autoinmune?
Aunque los mecanismos exactos todavía están a medio resolver, se sabe que es el resultado de la combinación de varios factores. Por un lado, tenemos un componente genético, cuando una variante en un gen otorga una predisposición a un fallo en los puntos de control.
Sin embargo, este factor genético puede pasar desapercibido si el resto de componentes lo compensan: factores ambientales y mecanismos de tolerancia natural. Dentro de los factores ambientales y mecanismos de tolerancia entrarían infecciones de patógenos, otras enfermedades, dieta variada con microbiota beneficiosa, estrés o ansiedad crónica y muchos más.
Por lo tanto, una predisposición genética se puede heredar y según la gravedad de esa mutación, es posible que la enfermedad no llegue a desarrollarse o lo haga en menor medida si se diagnostica a tiempo y se toman las medidas necesarias.
Aunque no todas las enfermedades autoinmunes presentan el mismo nivel de gravedad en cuanto a los síntomas que provoca, todas tienen un impacto mayor o menor en la calidad de vida de los pacientes. En algunos casos, es necesario proceder con una intervención agresiva y en otras un simple tratamiento diario puede ser suficiente.
Lo que sí es común para todas estas enfermedades es que un diagnóstico acertado y a tiempo puede prevenir no sólo los síntomas, sino que aparezcan efectos irreversibles o tener al alcance un pronóstico más favorable. Una vez diagnosticada, ¿se puede curar una enfermedad autoinmune?