¡AYÚDANOS, MADRE!

-Los cristianos de los primeros siglos honraban a María con el nombre de Boetéia, del griego, "la que trae auxilios del Cielo". El título es casi tan antiguo como el de Theotókos, Madre de Dios, según atestiguan viejas inscripciones en piedra y escritos de Padres de la Iglesia como San Juan Crisóstomo, entre otros.

Siglos más tarde, con Pío V, el título tomó fuerza al ganar los cristianos la Batalla de Lepanto, lo cual motivó al agradecido Papa a añadirlo al listado de las Letanías lauretanas. Casi tres siglos después otro Papa Pío, el VII, al ser liberado por intercesión de la Santísima Virgen de las garras de Napoleón, declaró la fiesta como "Solemnidad de María Auxiliadora", fijándola el 24 de mayo. -No obstante San Juan Bosco ha sido el mayor impulsor de la devoción. A él le reveló la Virgen en un sueño su deseo de construirle una iglesia, con estas palabras: "Esta es mi casa, de aquí mi gloria". De ese modo le inspiró una aventura que parecía imposible de realizar, la cual comenzó el Santo con tan sólo tres monedas de veinte centavos en la mano. Mas fueron tantos los milagros que María Auxiliadora comenzó a hacer a favor de sus devotos, ¡que en cuatro años terminaron la Basílica!, en cuyos cimientos permanecen grabadas las palabras de María. Don Bosco afirmaba con certeza: "cada ladrillo de este templo corresponde a un milagro de la Santísima Virgen".

-Se extendió mundialmente desde allí la devoción, y con ella se multiplicaron los favores. Por eso continúa siendo hoy una de las devociones marianas más populares, hecho que cumple las palabras de San Juan Bosco: "propagad la devoción a María Auxiliadora, y veréis lo que son milagros". Él mismo recomendaba invocarla muchas veces al día, de este modo: "María Auxiliadora, ruega por nosotros".

-Ruega por nosotros, Madre, y acompaña a nuestras familias y jóvenes para que surjan santas vocaciones cristianas; para que los seminaristas perseveren en el camino al sacerdocio; para que los sacerdotes progresen en el camino de la santidad; para que los matrimonios permanezcan unidos en el amor, la alegría y la fe, y la Iglesia suba con fidelidad y gozo el camino de las bienaventuranzas.

Ruega por nosotros, para que seamos apoyo y ejemplo de niños y jóvenes -comenzando por los más cercanos y por los que viven en la angustia existencialpara que puedan descubrir en nuestra vida y en nuestras palabras que tú eres la Madre solícita que nunca los abandona, y que Jesús es el hermano y el amigo fiel que acompaña cada suspiro de su vida hasta el final.

-Ruega por nosotros, ayúdanos, Madre, a perseverar en el camino de la Fe, en la alegría de la Esperanza y en el esfuerzo de la Caridad. Ruega por nosotros, compártenos el deseo de amar cada día más a Jesús. Ruega por nosotros para que sepamos reconocer y obedecer la voz de Dios en nuestra vida diaria y a ser conscientes de que tu mayor auxilio es darnos cada día nuevo a Jesús, el verdadero y pleno Auxilio del Cielo. ¡Ayúdanos, Madre!, para que cubierta nuestra miseria con tu Inmaculado Manto, brille de nuevo para toda la Humanidad y la Creación, a través de tus hijos, la luz purísima de la Santa Trinidad.