Violencia ciega
En México, dos de cada tres mujeres han sufrido violencia, tragedia naturalizada que sacude al 66.5% de las mujeres, a pesar de los esfuerzos de organismos oficiales nacionales e internacionales, de los instrumentos jurídicos de avanzada, de voces férreas de colectivos feministas y de acciones gubernamentales en pro de la igualdad sustantiva, la cultura machista tan arraigada en nuestra sociedad, sigue promoviendo y tolerando las violencias de género. Para much@s el tema suena más que trillado o aburrido, los hechos y las cifras dan la pauta para seguir insistiendo en el tema, las mujeres sin importar su edad enfrentan diariamente maltratos físicos, sexuales, psicológicos, económicos, laborales, políticos y digitales, agudizados todos en la era Covid.
Una de las violencias más comunes es la violencia doméstica, que no respeta fronteras, color, idioma, estatus económico, político, social, religioso y/o académico, se multiplica por millares diariamente, el garantizar a las mujeres y niñas una vida libre de violencia sigue siendo letra muerta, en los hechos, los agresores viven sin castigo, avivado por la miopía de autoridades omisas y por el silencio ciudadano, que calla por desinformación, desinterés o miedo.
La violencia doméstica es un mal silencioso,
Pocas mujeres se atreven a denunciar, a cambiar el rumbo de su vida, a llevar terapias para superar el dolor”
tabú en algunos sectores de la sociedad, expertos señalan que en ocasiones es difícil percatarse de una situación de abuso, ante los demás se puede presentar el agresor como una persona buena, serena, tranquila, ya en el entorno con la víctima se remarca quién tiene la autoridad, es decir, es un ejercicio de la autoridad arbitraria y un desequilibro de poder.
En los casos que la violencia se presenta en ámbitos sociales de un alto nivel educativo y de niveles socioeconómicos mediosaltos son condiciones psicológicas, influye el llamado background, así como el consumo de alcohol o drogas, las mujeres viven como codependientes. Por desgracia, el estatus pone contra las cuerdas a la denuncia, es mejor callar que padecer el señalamiento social, de quienes dicen ser tus amistades.
Estudios revelan que las violencias física y sexual (doméstica) contra la mujer, principalmente es ejercida por su pareja, la cual constituye un grave problema de salud pública, en la mayoría de los casos la promueve la pareja actual o la ex pareja.
La violencia doméstica provoca graves problemas físicos, psicológicos, sexuales y reproductivos a corto y a largo plazo, reproducidos en sus hij@s. Esta violencia puede tener consecuencias mortales, como el homicidio o el suicidio, la violencia de pareja y la violencia sexual pueden ocasionar embarazos no deseados, abortos provocados, problemas ginecológicos, e infecciones de transmisión sexual, entre ellas el VIH.
Pocas mujeres se atreven a denunciar, a cambiar el rumbo de su vida, a llevar terapias para superar el dolor, llegar a un empoderamiento, que no tiene nada que ver con promover el odio hacia los hombres, es dotar de herramientas para su superación emocional, que se valoren a sí mismas, que vivan felices e informadas, una mujer renovada cambia consciencias, su entorno social, familiar, de pareja y de trabajo. Cambiemos la toxicidad de nuestra realidad, como dijo la actriz, directora y productora Halle Berry, ganadora del Premio Óscar, quien es testimonio vivo de violencia doméstica, “La salud mental, el abuso y la violencia doméstica son temas de los que la gente no quiere hablar”. Sumemos Voces.