“LA PAZ LES DEJO, MI PAZ LES DOY”

En el pasaje el evangelista toca varios temas que parten de un punto inicial: el tema del amor como signo de guardar u observar la palabra o enseñanzas de Jesús. Este pasaje toca el final del primer discurso de Jesús (13, 31- 14,31). Así, los temas principales que aborda el evangelista son la partida y el retorno de Jesús, la relación íntima existente entre el Padre y el Hijo, el tema de la fe, la alegría que habrá de suscitar la partida de Jesús entre los discípulos ya que esto significa el Don del Espíritu Santo que vendrá a reafirmar la enseñanza de Jesús en ellos.

Quien cumple la palabra de Jesús se convierte en morada del Espíritu Santo. Cumplir la palabra de Jesús significa en último término cumplir los mandatos del Señor. Así, en el sentido del evangelio el término “Palabra” significa tanto lo dicho como lo hecho.

Así, quien cumple tanto lo que Jesús dijo e hizo se convierte ese discípulo en morada de Dios, en templo vivo de Dios. Esto significa abrir un espacio en la propia vida para que el Espíritu de Dios venga a habitar en el corazón del discípulo.

Así, lo anunciado en 1, 14 que habla del Verbo que vino al mundo y puso su morada entre nosotros, así ahora el discípulo se convierte en morada de Dios y así Dios-hombre aparecen íntimamente unidos en Cristo Jesús hecho hombre en cuanto que el discípulo se haga fiel cumplidor de la Palabra de Jesús, en sus dichos y hechos.

Será el Espíritu como un Maestro que “mi Padre les enviará… y les enseñará todas las cosas y les recordará todo cuanto yo les he dicho”. Ese creyente se convertirá en morada de Dios. Es indudable que con el paso de los años a partir de la muerte y resurrección de Jesús la comunidad de san Juan se iba enfriando en su vida cristiana cuando se fueron haciendo presentes las grandes dificultades para vivir la vida de fe y la vida como comunidad de creyentes. Iban irrumpiendo las nuevas generaciones de creyentes que ya no tuvieron contacto con el Jesús terrenal y esto provocó crisis y enfrentamientos con los discípulos de la primera generación de creyentes.

El escritor sagrado va a insistir en el punto de partida de toda comunidad de discípulos que es el amor fraterno, el amor a semejanza del amor de Jesús que es darse, entregarse en el servicio. De ahí la insistencia del tema de la paz que Jesús comunica a los discípulos, no hay que acobardarse ante las adversidades o dificultades para vivir la vida como creyentes. Estos han de saber sobreponerse a todo esto con la gracia y asistencia del Espíritu de Dios.

El Espíritu de Dios reavivará en los creyentes el recuerdo de las enseñanzas de Jesús. Esto es actualizar las Palabras de Jesús para que el cristiano no pierda de vista a Cristo Jesús en la propia vida.

La Pascua de Jesús en el aspecto celebrativo no la podemos reducir solamente a la pura celebración litúrgica, sino que ella ha de significar nuestra propia pascua, morir al pecado, al egoísmo y vivir nuestra vida en esa dimensión del amor que quiere Jesús encontrar en nosotros.