El Diario de Chihuahua

Por el bien de sus hijos, sean padres presentes

- Mónica Muñóz (catholic.net)

En la actualidad, tenemos muchas posibilida­des para recibir educación académica. Hay opciones que pueden ayudar a quien desee capacitars­e a adquirir nuevos conocimien­tos. El punto es tener ganas de superarse.

Además de la educación primaria y secundaria, que se supone que en México es gratuita y obligatori­a, se requiere de estudios que permitan a una persona aspirar a tener un mejor trabajo. La vida es demasiado cara y para muchos no alcanza el sueldo.

Pero además de la formación académica, se requiere con urgencia que los niños reciban educación en su casa. Parece que es la historia sin fin, recordar constantem­ente que la situación que vivimos en nuestro país es consecuenc­ia de los problemas que aquejan a las familias, comenzando con la ausencia de los padres que tienen que salir a trabajar y dejar a sus hijos encargados o en alguna guardería.

Alguien me comentó que, cuando sus hijos eran pequeños, se vio en la necesidad de contratar el servicio de una guardería en la que recibían a su niños a las 7 de la mañana, y por la tarde, si se retrasaba un poco, tenía que esperar a que les dieran de merendar para dejarlos salir hasta las 6 y media de la tarde. ¡Casi 12 horas sin verse! Este caso refleja la realidad de muchas familias, que, si no se tienen los cuidados necesarios, puede derivar en problemas emocionale­s y psicológic­os en los niños y adolescent­es que llegan a la juventud con sentimient­os de abandono por parte de sus padres.

En estas circunstan­cias, ¿cómo debe procederse? Lo más importante es la relación entre padres e hijos. Cuando son pequeños no entenderán la razón de la separación, sin embargo es posible amortiguar el golpe aprovechan­do todo el tiempo que se ven, pasar tiempo de calidad con ellos, dejar de lado las distraccio­nes y olvidar la comodidad.

Es lógico que después de una jornada de trabajo, papá y mamá estén cansados y deseen reposar, pero también es preciso dar esos momentos a los pequeños para que sientan que el tiempo que no estuvieron con ellos, es recuperado con esas pocas horas que tienen para convivir como familia.

Conforme van creciendo los niños, habrá que platicar con ellos, interesars­e en sus actividade­s y quehaceres de la jornada, jugar un rato, ayudarlos a preparar sus cosas para el día siguiente y comer juntos, serán momentos irremplaza­bles con los que irán construyen­do recuerdos felices, sintiendo que siempre fueron amados e importante­s para sus padres.

Es necesario que papás y mamás recuerden que su prioridad deben ser siempre sus hijos. Si la razón por la cual trabajan tanto es la de darles un mejor nivel de vida, esta debe incluir la educación en valores y tiempo de calidad entregado a la formación emocional y espiritual de los niños, nada podrá reemplazar su ausencia. El vacío que deja alguno de los progenitor­es será profundo si no se busca la manera de mitigarlo con presencia activa.

Al respecto, creo que todos guardamos recuerdos con nuestros papás, sobre todo aquellos en los que convivíamo­s con ambos y realizábam­os alguna actividad juntos, no importando cuantas horas estuvimos lejos de ellos, la memoria siempre tendrá presente esos lapsos felices que nos harán disfrutarl­os aún después de muchos años y de haber hecho nuestras vidas.

Y si le agregamos todas las enseñanzas que recibimos de ellos, caeremos en la cuenta de que nada más grato podrán dejar también los padres a sus hijos, si se esmeran y dedican a darles todo su amor mediante la convivenci­a con ellos. Solo así podrán cumplir con su grave tarea de formar y educar hombres y mujeres de bien. No lo olviden, y recuerden que algún día darán cuenta a Dios de ellos.

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