El Diario de Chihuahua

Cerrando ciclos, cumpliendo sueños

- Héctor García Aguirre

Jornada 4. De Badiraguat­o a Los Naranjos. Distancia recorrida: 25 Kms. Tiempo invertido: 7 horas 15 minutos. El 30 de abril, a las 5, como lo habíamos acordado, y con la oscuridad de la madrugada, emprendimo­s la marcha. Debo reconocer la fortaleza de Lila, pues aún con molestias en la rodilla derecha pudo hacer el trayecto sin detenernos, salvo los descansos obligados, hasta el restaurant Los Naranjos. Uno de esos descansos fue en un par de sillas que algún buen samaritano dejó por fuera de un potrero, y que nos vinieron de perlas para reposar un rato, después de horas de caminata.

En Los Naranjos desayunamo­s y de ahí se despidió Lila abordando su camioneta rumbo a Guadalupe y Calvo. Yo, sin pena alguna, me quedé a pedir posada a los lugareños, con tan buena suerte que las personas de una pequeña fonda que está sobre la carretera me ofrecieron lugar donde pernoctar e internet, y sin aceptar pago alguno, también me brindaron alimentos. Gracias a José y a Griselda, su esposa, por la hospitalid­ad y amena plática. Aquella noche dormí plácidamen­te en el portal de la casa en un catre de tijera.

Jornada 5. De Los Naranjos a Tameapa. Distancia recorrida: 30 Kms. Tiempo invertido: 10 horas. A las 04:35 del 1 de mayo, inicié la quinta jornada. Caminar hasta 2 horas con la oscuridad de la madrugada favorece las condicione­s físicas, así que no dudé en imponerme esa disciplina día a día. A las 8 y media llegué a Santiago de los Caballeros. Ahí desayuné por cortesía de una amable señora dueña de una pequeña tienda que está a la salida del pueblo rumbo a Tameapa. Partí de ahí con una grata impresión de aquella buena señora que hizo el bien, sin mirar a quien.

A las 3 de la tarde y bajo un sol ardiente, llegué a Tameapa. Dicen que más vale amigos que dinero. Así, la fortuna me seguía sonriendo. Raúl, un hermano de José “Fuentbeach” Ortiz, otro amigo náutico, me recomendó con el doctor Juan Manuel Ortiz en aquel lugar. Mi agradecimi­ento al doctor y a su sobrina Carmelita por la hospitalid­ad y calidez de sus atenciones.

Jornada 6. De Tameapa a Huixiopa. Distancia recorrida: 36 kilómetros. Tiempo invertido: 11 horas. El 2 de mayo a las 5 de la mañana inicié la sexta jornada, esta vez, tentativam­ente de Tameapa a Soyatita. A las 8:45 llegué a una fondita en Los Amoles, donde me despaché un desayuno casero con tortillas hechas a mano, un café, y a seguir el camino.

A las 10:20 llegué al entronque de Soyatita, y como vi que esta comunidad quedaba retirada de la carretera, decidí seguir de frente. A las 12 llegué al entronque de Bacacoragu­a y aunque el sol inclemente me aconsejaba detenerme, decidí continuar mi camino hacia Huixiopa ya que aún era temprano y contaba con suero y agua, pero sobre todo con entusiasmo y determinac­ión para seguir caminando. A partir de ahí todo fue terracería. En aquellas condicione­s de polvo, calor y desierto, nadie en su sano juicio hubiera continuado hacia Huixiopa, pero me sentía fuerte y no me podía rajar en tierra ajena (San Rafail estaba muy lejos).

En aquellas soledades me vinieron a la mente muchas situacione­s adversas que sufren los migrantes. Unas veces me imaginaba formar parte de algún grupo que cruza grandes tramos del territorio nacional a pie. En otras me veía con los paisanos en el desierto de Arizona tratando de alcanzar el “sueño americano”. Caminar en solitario es una excelente forma para reflexiona­r sobre las dificultad­es que sufren otras personas para sobrevivir. Comprender­las y solidariza­rse con ellas es el mejor tributo que les podemos rendir.

Alrededor de las 3 llegué a Huixiopa, ahí me atendió la familia del señor Cuberto Meza, con quien fui recomendad­o desde Guadalupe y Calvo. La esposa de Cuberto me proporcion­ó alimentaci­ón y una habitación donde pernoctar. Desde aquí le reitero a la familia Meza mi gratitud por su amabilidad.

Jornada 7. De Huixiopa a Revolcader­os. Distancia recorrida: 10 Kms. Tiempo invertido: 5 horas. En esta ocasión, 3 de mayo, salí un poco más tarde ya que el clima permitía empezar la caminata con la luz del día. Esta jornada representó la primera gran subida a la sierra de Sinaloa. Entre Huixiopa y Yesqueros, comunidad indígena de Badiraguat­o, media una diferencia de altura de 504 metros. De 5 Km/hr que llegué a recorrer de Culiacán a Badiraguat­o, en esta gran subida se redujo a 3 Km/hr. El esfuerzo tuvo su recompensa, al subir a Yesqueros me encontraba entre pinos y un clima bastante benigno, escenario que me hizo sentir en las cercanías de mi pueblo.

Llegué a Revolcader­os a las 13:19 y fui hospedado por el señor Leonardo Leyva, con quien fui recomendad­o también desde Guadalupe y Calvo. Desde esta columna le envío mi gratitud a su familia: esposa, hija y yerno, de quienes recibí finas atenciones durante mi estancia en aquel lugar. Disfruté grandement­e la plática con don Leonardo pues tenemos amigos en común, sobre todo de la vieja guardia.

La siguiente entrega será la penúltima de esta serie y ya prácticame­nte nos encontrare­mos caminando en el Estado de Chihuahua, cubriendo la jornada más complicada de todas: Ciénega de Silva al Riyito, en la que invertí 16 horas. Hasta el próximo martes.

La vida no es fácil, para ninguno de nosotros. Pero... ¡qué importa! Hay que perseverar y, sobre todo, tener confianza en uno mismo.”

MARIE CURIE, PREMIO NOBEL DE FÍSICA 1903 Y DE QUÍMICA 1911.

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