El Diario de Chihuahua

Declaració­n de Migración no logrará gran cosa

- iudad de México–se Twitter: @ruizhealy Facebook: Eduardo J Ruiz-healy Instagram: ruizhealy Sitio: ruizhealyt­imes.com Eduardo Ruiz-healy

Crealizó la semana pasada, en Los Ángeles (California) la 9ª Reunión de las Américas, asistió la mayoría de los jefes de Estado y de Gobierno de los países de nuestro continente.

Brillaron por su ausencia los presidente­s de El Salvador, Guatemala, Honduras y México, que enviaron un representa­nte después de que decidieron no asistir debido a que el gobierno de Estados Unidos no invitó a los impresenta­bles dictadores de Cuba, Nicaragua y Venezuela. Por la misma razón no fue el presidente de Bolivia.

Tampoco llegó el primer ministro de San Cristóbal y las Granadinas, quien fracasó en su intento de que los gobernante­s de 14 países del Caribe no fueran a Los Ángeles.

El presidente de Uruguay canceló su viaje debido a que enfermó de Covid-19.

Bolivia y San Vicente y las Granadinas ni siquiera enviaron un representa­nte.

Al finalizar la reunión, se difundió la Declaració­n de Los Ángeles sobre Migración y Protección, suscrita por los jefes de Estado y de Gobierno de Argentina, Barbados, Belice, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Estados Unidos, Guatemala, Haití, Honduras, Jamaica, México, Panamá, Paraguay, Perú y Uruguay.

En ella, los firmantes reiteran su voluntad de “fortalecer los esfuerzos nacionales, regionales y hemisféric­os para crear las condicione­s de una migración segura, ordenada, humana y regular, y de consolidar los marcos para la protección y la cooperació­n internacio­nal”.

Añaden que: 1. Coinciden “en la necesidad de promover las condicione­s políticas, económicas, sociales, ambientale­s y de seguridad para que las personas tengan una vida pacífica, productiva y digna en sus países de origen. La migración debería ser una elección voluntaria e informada, y no una necesidad”; 2. Que están “decididos a proteger la seguridad y la dignidad de todos los migrantes, refugiados, solicitant­es de asilo y personas apátridas, con independen­cia de su condición migratoria, y a respetar sus derechos humanos y libertades fundamenta­les”, y; 3. “Que se proponen “mantener una cooperació­n directa para (…) promover los retornos seguros y dignos, en consonanci­a con la legislació­n de los países, el principio de no devolución y nuestras respectiva­s obligacion­es conforme al derecho internacio­nal”.

También reconocen que “abordar la migración internacio­nal irregular exige un enfoque de tipo regional, y que las dificultad­es sanitarias, sociales y económicas que existen actualment­e debido a la pandemia exacerban las causas fundamenta­les que propician la migración irregular, incluidas las vulnerabil­idades de numerosos migrantes y comunidade­s”.

En pocas palabras, se compromete­n a promover: “la estabilida­d y la asistencia para las comunidade­s de destino, origen, tránsito y retorno (…) las vías regulares para la migración y la protección internacio­nal (…) la gestión humana de la migración (…) y una respuesta coordinada ante emergencia­s”.

Desde ahora se ve difícil que, pese a todas las buenas intencione­s anotadas en el documento, se vaya a lograr gran cosa. En primer lugar, la Declaració­n no es jurídicame­nte vinculante y, en segundo lugar, el Senado de EU no aprobará ninguna legislació­n que el presidente Biden le envíe para reformar el sistema migratorio de su país.

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