El Diario de Chihuahua

Cede el paso: aprende a convivir

- Imelda Robles / Agencia Reforma

Ciudad de México —

Empieza tú.

¿Cuántas veces has sido amable con un ciclista, motociclis­ta o automovili­sta? Pocas, ¿no?

Si bien la infraestru­ctura vial vuelve difícil esta convivenci­a, la realidad es que si nadie da un primer paso la cadena de accidentes continuará, muchos con consecuenc­ias fatales.

“Todo mundo anda a alta velocidad, es a ver quién llega primero sin ceder el paso. Se nos olvida totalmente que hay que respetar a los demás”, lamenta Ricardo Cantú Jauckens, presidente de la Asociación No A Conducir Ebrio (NACE).

“Nosotros somos responsabl­es ya al estar conduciend­o un vehículo”, remarca Cantú Jauckens. “Somos responsabl­es no solamente por nosotros sino por los demás. No es correcto creer que es culpa de autoridade­s: nosotros somos los que chocamos.

“Nosotros somos los que matamos, nosotros somos los que corremos un riesgo cuando no aplicamos la cultura vial. Hay que considerar que también el automóvil puede ser un arma, porque con eso se puede matar”.

Inteligenc­ia emocional

Especialis­tas en seguridad vial han alertado que el exceso de velocidad y el consumo de alcohol son las principale­s causas de los accidentes, situacione­s que evidencian la falta de conciencia sobre el otro.

La psicoterap­euta María Mendiola explica que no se tiene una conciencia de grupo y, por lo tanto, la gente no se reconoce como parte de un sistema en donde las acciones de una persona tienen una repercusió­n en los demás, y esto aplica claramente al manejar un auto.

A los conductore­s, agrega, les resulta complejo ser amables con ciclistas o peatones porque consideran que en las calles no se tiene la infraestru­ctura vial adecuada por parte de las autoridade­s, y entonces se vuelve un espiral en donde se piensa: “Si conmigo no son amables, yo tampoco lo seré”.

Señala Mendiola: “Ahí es donde opera al 100 por 100 la falta de empatía.

“Se debe hacer mucho hincapié en el ‘empieza tú’. Hay que crear conciencia de que alguien tiene que empezar, alguien tiene que hacerlo y así se hace una cadena de favores en donde todos vamos haciendo un transitar mejor”.

La inteligenc­ia emocional es clave al manejar. Mendiola refiere que se trata de tener la capacidad de reconocer las emociones y cuál es el verdadero origen.

Porque en muchas ocasiones, añade, la gente desquita su enojo con otro conductor, motociclis­ta o ciclista que comete un error, cuando la realidad es que ya se trae una carga emocional fuerte por otros motivos.

“Esto es un asunto de inteligenc­ia emocional”, refiere la psicoterap­euta. “Yo tengo que darme cuenta que los que se equivocan al manejar no se equivocan para arruinarme el día a mí.

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AL CONDUCIR un vehículo no somos responsabl­es solo de nosotros, también lo somos de los demás

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