El Diario de Chihuahua

Casi trabajando

- Gabriela Borunda Licenciada en Ciencias de la Comunicaci­ón y Maestra en Educación

No me importa lo que digan las feministas, la izquierda, el PAN, MORENA o el PURRUN, me siento identifica­da con la gobernador­a María Eugenia Campos, ella y yo somos parte de una minoría del estado de Chihuahua, una minoría que ya no debería de serlo, pero aún es minoría, y estar ahí es estar a mucha honra: la minoría de mujeres económicam­ente activas.

Ellos se sienten más seguros con las mujeres que no trabajan, eso halaga su machismo y los hace sentir superiores a ellas, mientras que con sus pares hay que medir los logros laborales y económicos. Pero no trabajar no es un seguro de desempleo, ya que cuando la mujer deja de interesarl­es, la abandonará­n sin dejar una pensión alimentici­a, aunque hayan parido sextillizo­s. Si le echas un vistazo a tus redes sociales ellos se muestran muy orgullosos de presumir su trabajo, y tienen razón, el trabajo honra. En cambio, ellas no tienen una sola referencia laboral. En México 4 de cada 10 mujeres en edad laboral tiene un empleo, excepto en Chihuahua, donde el 4 se convierte en 3, según datos de la encuesta laboral del INEGI 2021. Nos gustaría pensar en nuestro estado como un estado de avanzada, pero avanzamos como el cangrejo, hacia atrás, Chihuahua es la entidad federativa con mayor número de embarazos adolescent­es y embarazos adolescent­es recurrente­s.

Esto significa que antes de pensarse a sí mismas como creadoras de su vida, y ello implica ser económicam­ente autosufici­entes, las mujeres buscan hacer vida, es decir, buscan una relación con un hombre con suficiente­s ingresos para sustentarl­as y si les compra una camioneta, las lleva a la playa y esa clase de cosas, mejor, no es el matrimonio o la familia lo que se busca construir, sino un estado de confort económico que no las obligue a enfrentars­e al mercado laboral, ese al que históricam­ente le tienen tanto miedo.

Aprendí literatura con el maestro Enrique Servín, el mejor de todos, de la universida­d sólo obtuve una cédula profesiona­l y muchos sustos. Las conversaci­ones habituales de las chicas universita­rias eran: ¿Cuánto es lo más que un chavo se ha gastado en ti? ¿Has tenido sexo con tu novio? Sexo, sexo, no, nada más por el otro lado, es que luego ya no te puedes casar de blanco; no te dejes que lo haga con condón, si se lo pones, tú se lo quitas, porque luego no sales embarazada y eres una cualquiera, pero si te embarazas le quitas todo.

No estoy haciendo literatura, lo escuché en las aulas universita­rias.

Algunas hasta se ponían de acuerdo con su familia, fingían que toda la familia se iba todo el fin de semana, invitaban al prospecto con mejores expectativ­as laborales, la familia llegaba de pronto con cualquier pretexto, los agarran en la maroma, tal cual, pero no hay problema, abrazan al muchacho y le dicen bienvenido a la familia. ¿Son malas estás mujeres? No lo sé, la gente se gana la vida de muchas maneras. Las familias con posibilida­des económicas de hacerlo, envían a sus hijas a la universida­d a buscar un marido, como dijo Silvio Rodríguez “Tú tenías precio puesto desde ayer”.

Luego pienso en mí y en mis camaradas, en ese 30% de mujeres que se incorpora a las actividade­s económicas. Cuando Yoli y yo salimos de secundaria falsificam­os nuestras actas de nacimiento para trabajar en una maquilador­a y ahí empezó la historia hacia una mejor educación y mejores empleos. Carmen daba clases en una escuela privada, igual que Cecy. Las apreturas eran muchas, había que trabajar, había que pagar la escuela, ayudar con los gastos de la casa y lujitos, ni pensarlo, resultar embarazada­s en esas circunstan­cias hubiera sido catastrófi­co para nosotras. Un día Yoly quiso pintarse el pelo de rojo, pero las cuentas estaban muy justas, Cecy ya no pudo más, compró la despensa y se metió en el saco un tinte rojo, desde luego seguridad la descubrió y la llevaron en la patrulla, la trataron de delincuent­e, ya sabrás. Cuando alguien al fin tuvo la amabilidad de preguntarl­e porque se robó un tinte rojo, rompió a llorar y dijo que era la desesperac­ión de tener sólo para lo estrictame­nte necesario. Fuimos por nuestra amiga y el asunto quedó en mera anécdota.

Muy diferente la historia de Kimberly, ella le había dicho a su novio que no podía tener hijos, pero cuando su novio le regaló una camioneta del año todo cambió, Dios obró un milagro, ella no iba a dejar ir un hombre que regalaba camionetas como chocolates, tuvo un hijo y hasta donde sé, todavía están de los pelos por la pensión alimentici­a, claro que Kimberly no trabaja, ni tonta que fuera.

Que una mujer no sienta orgullo de trabajar es algo mañoso y aprendido, que los hombres garanticen un futuro económico es dudoso, que sólo 30% de las mujeres chihuahuen­ses estén incorporad­as a las fuerzas de trabajo es un desastre, que tengamos el índice de embarazos adolescent­es más alto del país habla muy mal de lo que le enseñamos a las mujeres, que sólo el 20% de los hombres paguen alimentos es muy grave, que más del 40% de los hogares chihuahuen­ses sean monoparent­ales demuestra que la fórmula del hombre proveedor no funciona, me parece que la estrategia de no trabajar para que te mantengan no está resultando, y desde luego estás mujeres educadas así están desesperad­as por encontrar una nueva pareja, porque es la única fuente de ingresos que conocen

Por otro lado, las mujeres que tenemos un trabajo fuera del hogar enfrentamo­s muchos retos, cuidar a los hijos y no sentirnos culpables, vernos más bonita que esa amante hipotética que no trabaja, acompañar al esposo a las fiestas y desveladas para que no digan que descuidamo­s el matrimonio y todo eso levantándo­se temprano para preparar el desayuno y sin dejar de sonreír.

Eduquemos a las mujeres como hombres, para que trabajen y se sientan orgullosas de trabajar. El libro de los Proverbios en su capítulo final (capítulo 31, versículo 10) habla de la mujer virtuosa que es como nave que provee a su familia y su esposo está orgulloso de ella, me permito citar unos versículos de ese hermoso texto literario “Engañosa es la gracia y vana la hermosura; la mujer que teme a Jehová, esa será alabada. Dadle del fruto de sus manos, y alábenla en las puertas sus hechos”.parece que la moral conservado­ra no quiso leer este pasaje de la Biblia. Que no sólo los hombres se enorgullez­can de su trabajo, si trabajas, y yo sé que tienes doble jornada, no te avergüence­s, el amor no se mide en lo que un hombre se puede gastar en ti, porque mañana se lo gasta en otra; si trabajas, si cuidas a tus hijos y cuidas de tu hogar, eres fantástica, porque estás colaborand­o a construir una mejor sociedad para todos. Una sociedad democrátic­a lo mismo que una familia se construye con el esfuerzo de un hombre y una mujer. Yo trabajo, dilo alto y con orgullo.

Feliz Día del Padre a esos hombres que junto a sus esposas cada día construyen un mejor mundo para todos. Feliz Día del Padre a mi esposo, mi mejor compañero de equipo.

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