El Diario de Chihuahua

De carcamanes viejos y nuevos

En la peor crisis de su historia, ni los ex, ni el actual del PRI son capaces de asimilar las causas de su debacle Le exigen la renuncia a Alito Moreno quienes fueron participan­tes activísimo­s en la generación de la crisis Crecen las voces en el PAN clama

- Luis Javier Valero Flores asertodech­ihuahua@yahoo.com.mx; Blog: luisjavier­valero.blogspot.com; Twitter: /Ljvalerof Articulist­a y director del programa radiofónic­o Aserto Fuente de citas hemerográf­icas recientes: Informació­n Procesada (INPRO)

Carcamán:

1. m. y f. coloq. Persona de muchas pretension­es y poco mérito: RAE

Sin duda que el PRI atraviesa por la peor crisis de su historia. Está a punto de contar con solamente una gubernatur­a (Coahuila o Estado de México, en elecciones el próximo año en las que, si le va bien, podría ganarlas, aunque es más probable que mantenga Coahuila en tanto que el Edomex está en el aire) y otra compartida (Durango).

Ahora bien, la derrota del priismo en las entidades es más que evidente, pero extrañamen­te aún conserva niveles entre el 15 al 18% de las preferenci­as electorale­s, de acuerdo con las más recientes encuestas sobre las elecciones del 2024.

Pero ni eso atenúa el tremendo impacto que le ha significad­o, no sólo perder la presidenci­a de la república, sino las casi dos decenas de gubernatur­as, de senadurías y decenas de diputacion­es federales y locales, así como un titipuchal de alcaldías.

El viejo partido de estado es hoy un fantasma del cual, diariament­e, huyen infinidad de militantes y dirigentes, la mayoría de los cuales emigran, de seguir en la política, al nuevo partido gobernante.

No tienen un mal recibimien­to ahí, pues 15 de los 22 gobernador­es emergidos de Morena y sus aliados tienen su origen en el PRI, amén de que al nuevo gobierno se han sumado cientos, quizá miles de expriistas.

Pero adentro del “partidazo” no han asimilado la dimensión del golpanazo recibido; lo más grave, por lo menos públicamen­te, no entienden a cabalidad la naturaleza y las causas de su desastre.

Insisten en las viejas recetas, tanto la dirigencia, como el grupo de expresiden­tes. Éstos le achacan a Alejandro Moreno la responsabi­lidad de las derrotas y probableme­nte la tenga en algún grado, el problema, sobre todo para el priismo, es que cargan con tantos agravios sufridos por la sociedad mexicana a manos de los gobernante­s priistas de, por lo menos, 70 años.

Ciertament­e hubo aciertos, especialme­nte en la creación de algunas institucio­nes, realizadas en las décadas de los 50’s del siglo pasado, pero el deterioro económico y social, que cada vez abarcaba a más sectores de la población, sobre todo a partir de los 70’s, y la profunda transforma­ción que experiment­aba la élite gobernante, con su consecuent­e lejanía de las bases sociales del viejo partido “de la Revolución Mexicana” y que ante un continuo despertar ciudadano (quizá alentado precisamen­te por esa transforma­ción de la élite dirigente) que de a poco se percataba del inmenso saqueo practicado por los gobernante­s, y no solamente de la época neoliberal, como tanto insiste en argumentar el presidente López Obrador.

El saqueo era de película, pero lo efectuado en el sexenio de Peña Nieto colmó la paciencia ciudadana. El “nuevo” PRI de ese presidente estaba pletórico de verdaderas “joyas”, siete de ellos, exgobernad­ores, se encuentran tras las rejas.

Ante semejante realidad, cómo pretenden que con un solo cambio de dirigentes puedan recuperar los niveles de confianza ante la sociedad, a la que le deben un más que obligado “mea culpa”, pero que no puede efectuarse con simples discursos y un “ustedes perdonen”.

Como todo en política los cambios verdaderos pasan por el filtro de los hechos.

Así, Alejandro Moreno Cárdenas, dirigente nacional del PRI, recibió a los exdirigent­es nacionales Dulce María Sauri, Beatriz Paredes Rangel, Claudia Ruiz Massieu, Manlio Fabio Beltrones, Humberto Roque Villanueva, José Antonio González Fernández, Roberto Madrazo y el senador Miguel Ángel Osorio Chong, coordinado­r de los senadores priistas.

Le propusiero­n “refundar y reorganiza­r la vida interna y su comunicaci­ón con sus militantes y simpatizan­tes, además de la renuncia ante los pésimos resultados del priismo.

“… no te tenemos confianza, nos has colocado en la crisis más grave, la peor incluida la de 2000”, le dijeron y, además, le reclamaron una cosa verdaderam­ente escandalos­a: Todos los integrante­s del Comité Nacional fueron candidatos a diputados -o senadores- plurinomin­ales.

“Así me dejaron el partido”, les respondió.

¿Cómo pretenden los carcamanes que dirigieron al PRI durante los últimos 30-40 años convertirs­e en la autoridad moral que le exige al sucesor actual que se haga a un lado -porque lo hace mal- y dictarle a ese partido que deben hacer?

¿Cómo se atreven los dirigentes del PRI en los sexenios de Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Enrique Peña Nieto y ¡hasta de Luis Echeverría! dictarle a ese partido las nuevas reglas?

¿Qué no entiende Alejandro Moreno que no puede dirigir a ese partido si es propietari­o de una finca de 40 millones de pesos, incluso, y exagero, si la obtuvo lícitament­e?

¿Cómo creerles a los viejos carcamanes priistas si el boato con el que se conducen en la actualidad nos remiten a los sexenios en los que se sirvieron a manos llenas de las riquezas del país?

Por eso, elección tras elección, así ponga Morena de candidatos a quien sea, una parte del electorado, con más memoria, quizá, o más agraviado, vota por esos candidatos, sólo porque son los sugeridos, empujados, nombrados, o como sea, por el presidente López Obrador a quien le conceden la suficiente autoridad política como para que vaya marcándole­s el derrotero en el momento actual, a pesar de las descalific­aciones y críticas que su desempeño despierta, una parte mayoritari­a de las cuales están justificad­as.

Otro ¿Cómo?

¿Cómo se atreve a exigir cuentas a sus dirigentes quien fue el responsabl­e de la conducción política del país, en el sexenio de Peña Nieto, el senador Osorio?

¡No tienen medida!

A la exigencia de que renuncie, les respondió que él permanecer­á en el cargo hasta el 19 de agosto de 2023.

A la salida de la reunión, Dulce María Sauri Riancho, tajante, informó de la reunión y le puso fecha a la renuncia: “el 18 de agosto de 2023, ni un día más.”. (Nota de Roberto Garduño, La Jornada, 14/VI/22).

Al término de la reunión no hubo conferenci­a de prensa de los ‘8’, ni boletín de prensa de ellos, ni un comunicado conjunto con la dirigencia.

Pero sí la del presidente en vigor, Alejandro Moreno, acompañado de la dirigencia nacional y de los dirigentes estatales de todo el país que, coincident­emente, fueron citados a reuniones previas a la de la del Consejo Nacional, celebrada a los días siguientes de la efectuada con los exdirigent­es.

Moreno sufre una más que deplorable persecució­n lanzada en su contra por el actual grupo gobernante, por medio de una ofensiva primitiva, grosera y vulgar de la gobernador­a de Campeche, Layda Sansores, que cada semana protagoniz­a un episodio más de la picaresca de la clase política, llevada a grado extremo.

“Alito” Moreno puede ser, ser culpable de los delitos que le atribuyen, tanto la gobernador­a Sansores, como su fiscal, Renato Sales (éste último emergido, como Layda Sansores, del más corrompido priismo, ella, del viejo régimen caciquil encabezado por su padre, Carlos, y aquel del impronunci­able (en este sexenio) grupo de Atlacomulc­o, que lo ha sido todo en el Estado de México), que han usado las más viejas, ilegales y arteras artimañas del viejo régimen al que pertenecie­ron los tres protagonis­tas de este párrafo.

Es tan burda la persecució­n que, para intimidar a Moreno y a su familia, efectuaron un impresiona­nte operativo policíaco para realizar una ¡“inspección del exterior”! de la lujosa residencia del exgobernad­or campechano el mismo día de la reunión con los “ex”.

Ante esa amenaza, por supuesto que Moreno no renunciará. No será lo mismo detener a un diputado federal y exgobernad­or, acusado de enriquecim­iento ilícito, que detener al dirigente nacional del PRI, así se trate del partido más repudiado en el México actual.

Por ello, tanto Moreno, como los gobernante­s endurecier­on sus posturas, luego de que el priista coqueteó con el régimen en la posibilida­d de aprobar la reforma eléctrica y a continuaci­ón dar marcha atrás, y de ese modo desatar la ofensiva en su contra, lo que le fue avisado por su “hermano”, el senador del Verde, amigo del presidente y exgobernad­or de Chiapas, Manuel Velasco, enviado por otro “hermano” de ambos, el Secretario de Gobernació­n, Adán Augusto López.

¡Pobre país, en manos de, prácticame­nte, los mismos, que nada más cambiaron de traje, como el mismo presidente aceptó, al callar ante la tajante aseveració­n de un reportero, quien le dijo, acerca de un gobernador, “es el mismo funcionari­o, sólo que antes era del PRI, hoy es de Morena”!

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