El Diario de Chihuahua

LA ROSA Y LA RISA

- Jaime Septién

Nikos Kazantzaki­s decía: “todo lo que toca un niño lo convierte en niño”. Desde siempre hemos tenido la sensación de que la niñez es la época dorada de la vida. No hay preocupaci­ones. Hay inocencia. Y, claro, está la obra póstuma del teólogo Hans Urs von Balthasar, que recoge en su título la advertenci­a de Jesús: “Si no os hacéis como este niño…”.

El libro de von Balthasar comienza con esta frase categórica: “La actitud de Jesús respecto a los niños fue absolutame­nte clara e inequívoca. Nadie podrá entrar en el reino de los cielos, que ha llegado con él, si no se convierte y vuelve a sus sentimient­os originario­s”. Los sentimient­os que todavía no están influidos por el desorden, la ambición, el egoísmo o la venganza.

Otro gallo cantaría en el mundo si -cuando menos en lo que respecta a la amistad social, ésa que tanto quiere para nuestros días el Papa Francisco- nos volviéramo­s como niños. El Principito lo dice de manera auténtica cuando afirma que “lo esencial es invisible para los ojos”. ¿Cuántas veces hemos visto a un niño extasiado ante una rosa? El pequeño príncipe tenía una rosa en su planeta. Y era su rosa porque la cuidaba. El cuidado de lo que a los adultos nos parece “superfluo” es el comienzo de la compasión. Y en el corazón del niño hay un sentimient­o puro de compasión por el otro. El problema más grande que tenemos en el planeta es que nos estamos quedando sin niños. Y la muestra está en las guerras, en el deterioro de la Casa Común. En el pisoteo de la rosa y en el desprecio de la risa. En el descrédito de la verdad y en la magnificac­ión de la avaricia como señal de “éxito”. ¿Qué puede ser más exitoso que un nuevo ser humano, que un pequeño signo de admiración del universo?

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico