Vacunación anti Covid para el grupo postergado
Armando Sepúlveda Sáenz
Amediados de abril próximo pasado esta columna presumía que la vacunación de los menores de doce años y a aquellos que habían cumplido cinco, serían sujetos de vacunación contra este flagelo que ha trastornado nuestras vidas y agudizado los problemas económicos. En virtud de esto, recupero textos de los expresado en aquella oportunidad, dada su pertinencia actual, en virtud de que la Administración Federal ha proclamado el martes de la semana pasada, la apertura de esta “fase’ dentro de la estrategia nacional de vacunación, emprendida desde finales de 2020. Se estima que poco más de 15 millones de infantes reciban el biológico que, de acuerdo con lo expresado por el subsecretario de Salud, Hugo López-gatell, será de la marca Pfizer. Las personas menores de doce años de edad y cumplidos los cinco, pueden estar, a partir de mayo, en posibilidad de ser vacunados para reforzar su sistema inmune contra la Covid-19.
Después de transcurridos más de dos años desde la declaración de la pandemia en México, las autoridades se percatan de la necesidad de vacunar a este “grupo homogéneo cual diamante macizo”, determinado como de bajo riesgo. Ahora sí, de pronto, se les aplicarán la vacuna específica en la dosis indicada del único biológico autorizado por la Federal Drugs Administration de los Estados Unidos y la Organización Mundial de Salud: Pfizer-biontech.
En EE. UU., las autoridades sanitarias decidieron llevar a cabo la vacunación masiva de este grupo etario como requisito para la apertura presencial de los cursos de otoño de 2021. En la última Hoja de Ruta del SAGE de la OMS para el Establecimiento de Prioridades en el Uso de Vacunas contra la Covid-19, la Organización coincide en la misma recomendación para los países miembros.
Las Hojas de Ruta integran las recomendaciones de política sanitaria a los gobiernos nacionales. En ellas se contemplan cinco órdenes de prioridad de atención con propósito de jerarquizar la aplicación de vacunas dada su escasez (De ahí el surgimiento del mecanismo Covax de las Naciones Unidas, con miras de brindar acceso a los países pobres de los biológicos anticovid). En México en la difusión pública se puso el acento en los criterios de edad, aunque no es privativo en cada orden. Por ejemplo, en la primera prioridad se ubica a los adultos mayores porque sus sistemas inmunes están más debilitados que el de otros estratos de edad (Según los estudios de los Centros de Control de Enfermedades de sistema de salud de Estados Unidos los adultos del grupo 65-74 años tienen 90 veces la posibilidad de perecer de la enfermedad provocada por el SARS-COV-2 que el grupo de 18-45 años). Así que sí Usted tiene en su haber 75 y más años -suponiendo que tenga el standard de vida de un gringo- y no se ha vacunado, ¡Dios lo agarre confesado! Además, tienen presencia en este conjunto, los trabajadores de la salud y personas inmunodeprimidas. La determinación de estos subgrupos atiende más hacia el riesgo por contacto pasivo y activo, y en el tercero, atiende a su condición orgánica, originada por enfermedades o por su tratamiento. En todos los grupos prioritarios los criterios son diversos, sin embargo, en México se optó por los grupos etarios, pues definir los subgrupos requiere de sistemas complejos de aplicación y procesamiento de estudios personalizados.
Este enfoque discrimina a las personas inmunodeficientes de los grupos etarios que se consideran en la segunda y siguientes prioridades de atención. La aplicación de este enfoque es evidente en las palabras del presidente de la República, la aplicación de vacunas será independiente de las comorbilidades presentes en los individuos y por tanto será universal: sanos, enfermos o deficientes, hombres o mujeres.
En este espacio se ha reconocido que existen suficientes estudios que demuestran que la pobreza y la pobreza extrema en que viven la mayoría de los hogares mexicanos (poco más de la mitad), implica raciones alimenticias de sus miembros pobres o deficitarias y que llevan a la subalimentación, y a ello hay que agregar la discriminación alimentaria de las niñas y de las mujeres del hogar para favorecer a los hombres. La subalimentación está asociada a las enfermedades, pues su sistema inmune tiene déficit de los necesarios elementos nutricionales.
Por consiguiente, no se precisaba hacer estudios clínicos personalizados a cada niño y niña para concluir que la mayoría de ellos presentaba un sistema inmunitario débil o muy débil, y se les debió vacunar en obvio de decesos o propagación de la enfermedad.
Si se toma en cuenta que nuestros niños y niñas distan de disfrutar un aceptable nivel de vida y de alimentación o sufrir los grados de vulnerabilidad de sus coetáneos daneses o escandinavos, en que todos han sido vacunados. Nuestra niñez debe esperar que en el próximo mes de julio se inicien las jornadas de vacunación.
Ojalá en julio, este segmento poblacional de menores de edad, pueda ver cubierto, así sea de modo parcial, su derecho a la salud, y estar en mejor posibilidad de enfrentar los retos del futuro, pese a que en muchos casos, enfrentan limitaciones en el acceso a una alimentación suficiente y nutritiva.