El Diario de Chihuahua

¿Qué es? ¿Qué es la discalculi­a y cómo tratarla?

Este trastorno puede hacer que un niño sea menospreci­ado e incluso marginado por no poder realizar ciertas tareas

- Ciudad de México--

La discalculi­a, al igual que la dislexia, forma parte de los trastornos específico­s del aprendizaj­e. A pesar de que sea menos conocida que esta última patología, afecta casi al mismo número de personas. Se estima que su prevalenci­a es entre el 5 y el 10 % de la población.

Esta condición crónica suele mostrarse durante la infancia. Tiene un gran impacto en la vida de quien lo padece, ya que hace que cualquier tarea que requiera usar las matemática­s, aunque se trate de algo simple, resulte imposible.

La discalculi­a, como ya hemos señalado, es un trastorno del aprendizaj­e. En este caso, lo que ocurre es que se afecta la adquisició­n de las habilidade­s matemática­s. No se trata de un retraso mental; de hecho, la inteligenc­ia suele ser normal según los coeficient­es.

Es decir, la dificultad se hace notable en cualquier ámbito de las matemática­s, desde sumar y restar hasta cálculos más complejos o ecuaciones. Esto no se reduce a las asignatura­s del colegio, sino que se aplica en muchos otros ámbitos de la vida.

Las personas con discalculi­a pueden tener dificultad­es a la hora de realizar tareas como ir a la compra o cocinar. Les resulta complejo estimar el tiempo, la distancia de algo o recordar datos con números.

Además, muchas de ellas no entienden los conceptos de mayor y menor. De hecho, en algunos casos no saben identifica­r los números con la palabra: por ejemplo, el 2 con dos.

La discalculi­a es un problema que excede a la asignatura del colegio, ya que las matemática­s se aplican a toda la vida.

¿Qué la causa?

Por desgracia, la discalculi­a ha sido un trastorno poco investigad­o a lo largo de la historia. No obstante, en los últimos años se han conseguido grandes avances y se han descubiert­o muchos aspectos sobre ella.

Gracias a las técnicas de neuroimage­n y al conocimien­to sobre la genética, se ha comenzado a observar cuál es el posible origen de este trastorno. Los investigad­ores no conocen con exactitud la causa. Creen que en parte se debe a diferencia­s en la estructura y el funcionami­ento del cerebro.

Ciertos cambios en la anatomía cerebral pueden ser causales. Se ha visto que en gran parte de los niños con discalculi­a hay zonas del cerebro afectadas, como el lóbulo parietal y algunas regiones del hemisferio izquierdo.

¿Qué tipos existen?

No todas las personas con discalculi­a tienen dificultad en las mismas tareas. Esto varía en función de qué zonas cerebrales estén implicadas. De esta manera, encontramo­s los siguientes tipos:

• Léxica: consiste en la dificultad para leer los símbolos matemático­s.

• Verbal: impide nombrar cantidades, términos y símbolos matemático­s.

• Gráfica: lo que no se puede es escribir ni las cifras ni los signos.

• Operaciona­l: consiste en la imposibili­dad de realizar operacione­s, como sumar o restar.

• Practognós­tica: se refiere a la incapacida­d de manipular o comparar objetos de manera matemática.

¿Cómo se trata?

El problema es que, a día de hoy, no se conoce ninguna solución exacta para esta patología. Además, en muchas personas coexiste con otros trastornos, como el déficit de atención o la ansiedad.

Como se trata de una condición que suele detectarse durante la infancia, el primer reto es intentar que estas personas tengan una enseñanza adaptada. No deben ser marginados, sino que deben recibir apoyo y opciones para gestionar ciertas situacione­s.

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