¿Qué es? ¿Qué es la discalculia y cómo tratarla?
Este trastorno puede hacer que un niño sea menospreciado e incluso marginado por no poder realizar ciertas tareas
La discalculia, al igual que la dislexia, forma parte de los trastornos específicos del aprendizaje. A pesar de que sea menos conocida que esta última patología, afecta casi al mismo número de personas. Se estima que su prevalencia es entre el 5 y el 10 % de la población.
Esta condición crónica suele mostrarse durante la infancia. Tiene un gran impacto en la vida de quien lo padece, ya que hace que cualquier tarea que requiera usar las matemáticas, aunque se trate de algo simple, resulte imposible.
La discalculia, como ya hemos señalado, es un trastorno del aprendizaje. En este caso, lo que ocurre es que se afecta la adquisición de las habilidades matemáticas. No se trata de un retraso mental; de hecho, la inteligencia suele ser normal según los coeficientes.
Es decir, la dificultad se hace notable en cualquier ámbito de las matemáticas, desde sumar y restar hasta cálculos más complejos o ecuaciones. Esto no se reduce a las asignaturas del colegio, sino que se aplica en muchos otros ámbitos de la vida.
Las personas con discalculia pueden tener dificultades a la hora de realizar tareas como ir a la compra o cocinar. Les resulta complejo estimar el tiempo, la distancia de algo o recordar datos con números.
Además, muchas de ellas no entienden los conceptos de mayor y menor. De hecho, en algunos casos no saben identificar los números con la palabra: por ejemplo, el 2 con dos.
La discalculia es un problema que excede a la asignatura del colegio, ya que las matemáticas se aplican a toda la vida.
¿Qué la causa?
Por desgracia, la discalculia ha sido un trastorno poco investigado a lo largo de la historia. No obstante, en los últimos años se han conseguido grandes avances y se han descubierto muchos aspectos sobre ella.
Gracias a las técnicas de neuroimagen y al conocimiento sobre la genética, se ha comenzado a observar cuál es el posible origen de este trastorno. Los investigadores no conocen con exactitud la causa. Creen que en parte se debe a diferencias en la estructura y el funcionamiento del cerebro.
Ciertos cambios en la anatomía cerebral pueden ser causales. Se ha visto que en gran parte de los niños con discalculia hay zonas del cerebro afectadas, como el lóbulo parietal y algunas regiones del hemisferio izquierdo.
¿Qué tipos existen?
No todas las personas con discalculia tienen dificultad en las mismas tareas. Esto varía en función de qué zonas cerebrales estén implicadas. De esta manera, encontramos los siguientes tipos:
• Léxica: consiste en la dificultad para leer los símbolos matemáticos.
• Verbal: impide nombrar cantidades, términos y símbolos matemáticos.
• Gráfica: lo que no se puede es escribir ni las cifras ni los signos.
• Operacional: consiste en la imposibilidad de realizar operaciones, como sumar o restar.
• Practognóstica: se refiere a la incapacidad de manipular o comparar objetos de manera matemática.
¿Cómo se trata?
El problema es que, a día de hoy, no se conoce ninguna solución exacta para esta patología. Además, en muchas personas coexiste con otros trastornos, como el déficit de atención o la ansiedad.
Como se trata de una condición que suele detectarse durante la infancia, el primer reto es intentar que estas personas tengan una enseñanza adaptada. No deben ser marginados, sino que deben recibir apoyo y opciones para gestionar ciertas situaciones.