SER PUNTUAL SE PONE DE MODA
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En el centro de la ciudad de Nueva York, en el ayuntamiento, ha habido un nuevo énfasis en la puntualidad desde que el alcalde Eric Adams asumió el cargo en enero.
Frank Carone, el jefe de personal del alcalde, señaló: “el alcalde Adams es muy puntual. Si llegas cinco minutos antes, eres puntual. Si llegas a la hora, llegas tarde”.
Carone continuó: “Estamos en Hora Lombardi”, en referencia al sistema de puntualidad del famoso entrenador de los Empacadores de Green Bay en la década de 1960.
Katie Honan, una reportera de The City, un medio informativo sin fines de lucro que cubre Nueva York, indicó que le agradaba el cambio desde la partida del alcalde anterior, el a menudo impuntual Bill de Blasio. Ya que ella misma se describe como una “persona puntual de manera compulsiva”, Honan señaló que ha notado (y agradece) el compromiso de Adams para estar a tiempo.
En 2022, ya no está “un poco” de moda llegar “un poco” tarde, un cambio que parece haber surgido a raíz de la pandemia que ahora está en su tercer año.
Una nueva relación con el reloj
Durante la primera fase, cuando las videoconferencias se volvieron la norma para muchos oficinistas en todo Estados Unidos, las personas que antes tenían dificultad para estar a tiempo descubrieron que ya no se retrasaban debido al traslado al lugar de trabajo o las sesiones de chismes de oficina.
La colaboración entre quienes estaban en diferentes zonas horarias se ha vuelto casi perfecta y las personas pueden integrar el recoger a los niños del colegio y otros deberes relacionados con el cuidado infantil en sus jornadas laborales.
“La puntualidad es lo más importante a medida que atravesamos una reevaluación de nuestra relación con el tiempo”, opinó Linda Ong, directora ejecutiva de Cultique, una firma consultora en Los Ángeles que asesora a compañías sobre las normas culturales cambiantes. “Ha habido menos tolerancia a los retrasos porque existe la expectativa de que tienes más control sobre tu tiempo y de que deberías ser puntual”.
Administrar el tiempo
Conforme más y más empleados de oficinas regresan al sitio de trabajo, la capacidad de administrar su propio tiempo no es algo a lo que quieran renunciar, manifestó Sophie C. Avila Leroy, una profesora de Administración en la Universidad de Washington Bothell.
Leroy precisó: “La pandemia le permitió a la gente funcionar durante un largo período en su propio horario. Conforme regresas a la oficina, tienes que negociar todas estas cosas: traslados al trabajo, interactuar con personas y no poder atender tu vida personal y familiar de las maneras en que podías cuando trabajabas desde casa”.
Los beneficios de hablar con extraños
En los últimos años, el cómico Mike Birbiglia se ha convertido en una especie de portavoz de las virtudes de la puntualidad. En un especial de Netflix, ‘Thank God for Jokes’, pide a los miembros del público que aplaudan si “eres de los que llegan tarde”. En medio de los aplausos, dice: “Lo que la gente impuntual no entiende de nosotros, los puntuales, es que los odiamos”. La frase la pronuncia mientras los que llegan tarde encuentran sus asientos. “Bienvenidos al espectáculo”, bromea.
Esta era una rutina que hacía antes de la pandemia. Ahora, dijo en una entrevista, cumplir con el horario se ha vuelto aún más importante. Al igual que muchos otros cómicos que se dedicaron a hacer podcast y a otros trabajos paralelos cuando los espectáculos en directo desaparecieron de sus agendas, él se encuentra más ocupado que nunca.
La vida cotidiana
El nuevo énfasis en la puntualidad en la vida cotidiana llega cuando los científicos están trabajando en obtener un recuento más preciso del propio tiempo. Como The New York Times reportó este año, físicos y metrólogos en la Oficina Internacional de Pesas y Medidas han estado redefiniendo la medida de la unidad de tiempo conocida como segundo.
Chad Orzel, un profesor adjunto de Física y Astronomía en Union College y autor de un libro publicado recientemente, A Brief History of Timekeeping, comentó que apegarse a la puntualidad ha sido un reto difícil de cumplir desde hace milenios.
Orzel contó que las personas que intentaron medir el tiempo en el antiguo Egipto transformaron contenedores de agua en relojes y las nociones modernas de puntualidad se desarrollaron miles de años después, en la era industrial.
Orzel también aseguró: “Con el auge de las ciudades, la gente comienza a tener relojes públicos que muestran la hora y las personas se vuelven más y más estrictas sobre el tiempo. Para finales siglo XIX, los relojes de bolsillo eran tan suficientemente buenos y baratos, alrededor de un dólar por un reloj bastante decente, que la mayoría de las personas tenían uno y podían simplemente ir a la estación de tren una vez a la semana para poner sus relojes a la hora”.