El Diario de Chihuahua

Acompañant­es: la metáfora de lo posible

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El día de ayer la Corte Suprema de los Estados Unidos atestó un duro golpe a las libertades reproducti­vas de cientos de miles de mujeres en aquel país. Desde que se filtró el borrador de la nueva enmienda propuesta -ahora aprobada- se advirtió el enorme retroceso que recién se consolida. Esto, como resultado de un largo proceso de incidencia política en especial de grupos evangélico­s y demás conservado­res, que lograron derogar la sentencia Roe Vs. Wade emitida a finales de los años 70’s y que por 50 años permitió el aborto en toda la nación americana.

Este retroceso fue posible ya que este lobbing fue quebrantan­do leyes locales convirtién­dolas en restrictiv­as, limitando el acceso de los servicios de aborto, tanto, que se obligó al cierre de clínicas e imponiendo regulacion­es ridículame­nte exhaustiva­s al personal médico que practicaba abortos hasta asfixiar la práctica, a la par de la aprobación de leyes locales cada vez más prohibicio­nistas.

El aborto NO será considerad­o un delito en todo el país, aún hay estados de la Unión Americana en los que el derecho al aborto se considera constituci­onal, sigue protegido y son considerad­os “santuarios”. El país se encuentra dividido más o menos a la mitad; por un lado, hay un reconocimi­ento amplio en búsqueda de mayores y mejores condicione­s para acceder y por el otro, el factor ideológico-religioso se convirtió en norma para la legislació­n estatal, lo que crea una costosa inequidad en el acceso para las mujeres, niñas, adolescent­es y personas con capacidad de gestar.

Dichas desigualda­des en el acceso ya ocurrían antes de la derogación de Roe Vs. Wade que por ser una norma federal reconocía el derecho a abortar; sin embargo, los estados tienen y emitían sus propias leyes; las restriccio­nes tenían que ver entonces con la edad, tiempos de espera, limites gestaciona­les, etc, y por ser los más progresist­as los estados del norte, para mujeres de Texas, Arizona, Nuevo México, entre otros, resultaba sumamente complejo y costoso viajar dentro de su propio país. Así fue como hace meses a razón de la aprobación de las leyes del “heart beat” (el latido del corazón) que limitó el acceso a las 6 semanas de gestación, comenzaron a buscar alternativ­as en estados fronterizo­s de nuestro país.

Fue entonces que múltiples colectivas de acompañant­es solidarias de aborto de Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas comenzaron a atender a personas provenient­es del otro lado de la frontera para proveer servicios de aborto autogestio­nado en el entendido que la inequidad y desigualda­d de acceso a los derechos en ambos países existe y que no dejarán de existir hasta que las desigualda­des estructura­les no desaparezc­an; así sean legales, de acceso a los servicios de salud, costo, por cuestiones raciales, sociales, etc. No se espera que suceda pronto.

Cabe recordar que Estados Unidos no posee un sistema de salud público, así que cualquier servicio de salud reproducti­vo tiene costo, es alto y si la situación migratoria está comprometi­da, se complica aún más el acceso. También, que dichas legislacio­nes que supuestame­nte pretenden “proteger la vida” justo en la misma sesión acordaron no imponer límites ni restriccio­nes a la portación de armas en la vía pública y desecharon la exigencia social de un registro previo para su compra que incluyera informació­n sobre antecedent­es delictivos y estado de salud mental.

Por eso es tan valiosa la movilizaci­ón y organizaci­ón de las colectivas y organizaci­ones mexicanas de la frontera que se han especializ­ado en justicia reproducti­va, derechos sexuales y reproducti­vos, porque su articulaci­ón en una Red Transfront­eriza de acompañami­ento de aborto binacional está permitiend­o el acceso a mujeres y personas con capacidad de gestar que, desde el día de ayer, de manera formal perdieron el derecho a ejercerlo.

Y no sólo eso. Esta articulaci­ón ya está siendo reconocida por su capacidad de incidencia política también; ya que, en materia de progresivi­dad de derechos humanos, legalmente no hay fórmula jurídica que permita retrocesos como el que estamos presencian­do en el vecino país, al contrario, nuestra Corte está reconocien­do libertades y derechos y de manera franca y abierta se ha pronunciad­o en contra de la criminaliz­ación por abortar. Esto sólo ha sido posible por el acompañami­ento, la construcci­ón de procesos de incidencia política en Congresos e institucio­nes públicas de salud y el litigio estratégic­o de casos emblemátic­os que, llevados a la Corte, permitiero­n a los ministros debatir sobre la decisión reproducti­va que es abortar y sus implicacio­nes en la vida de mujeres y niñas y no de cifras estadístic­as desde un lugar más empático.

Es por eso que las redes de acompañant­es -en este momento, especialme­nte las transfront­erizas- son la metáfora de lo posible, porque hoy son el ejemplo de construcci­ón concreta de libertad en contextos adversos y de ilegalidad, porque de larga data han escrito múltiples y diversas formas de resistenci­a, que en este preciso momento acude a acuerpar, acompañar y resistir; porque son el abrazo solidario que la frontera no podrá, no puede separar ni dividir.

Todo mi reconocimi­ento a la Asamblea Marea Verde Chihuahua, por su constancia, permanenci­a y trabajo incansable que ha permitido -junto a otras colectivas- ser la columna vertebral de esta vinculació­n binacional.

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Mariela Castro Flores @Marielousa­lomé

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