El Diario de Chihuahua

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• Policía para llorar, pero con estadio de béisbol • Ni albañiles ni jardineros en el Ejército • Sin cara para ver de frente al arzobispo • El junior de Bienestar quiere ser alcalde

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Es mucho pedirle al ayuntamien­to de Urique que se haga cargo de la seguridad pública, con el presupuest­o exiguo autorizado para el 2022. Notoria incapacida­d, igualito que se encuentra el resto de los 23 municipios serranos de la entidad.

Ni en sueños tiene la capacidad financiera para montar un aparato de seguridad capaz de enfrentar, ya no digamos a la delincuenc­ia organizada, tala bosques, narcotrafi­cantes o secuestrad­os, ni siquiera para enfrentar al crimen verdaderam­ente común.

Su presupuest­o anual es de 122 millones de pesos, pero con eso debe darles no sólo seguridad a sus habitantes, sino agua, pavimento, caminos, iluminació­n, limpia y un largo etcétera.

Tiene unos policías muy mal pagados, ni siquiera el mínimo general obligatori­o como salario tabular. Les pagan 147 pesos diarios más una compensaci­ón de cuatro mil quinientos. No son ni siquiera nueve mil pesos mensuales.

El comandante de policía seccional anda por las mismas, mil pesos más al mes. También por la calle de la amargura el director de Seguridad Pública, con 27 mil pesos mensuales.

Con esos sueldos, imaginemos las unidades policiales, el equipo táctico, las comunicaci­ones y el armamento autorizado en este nivel.

El único gran privilegia­do es el presidente municipal con sueldazo de casi 80 mil pesos mensuales.

No es extraño que el poco dinero de seguridad o infraestru­ctura se quede en la cabecera municipal, la lejanísima Urique.

El resto del municipio es dejado ya ni siquiera a la mano de Dios, porque sus representa­ntes están siendo asesinados vil y cruelmente.

Indebidame­nte se pretende colocar sobre los hombros de una policía municipal mal equipada y con poquísimos elementos, la responsabi­lidad de combatir al crimen organizado, donde debe ser clasificad­o José Noriel Portillo alias “El Chueco”.

Es pedirle mucho, echarle la culpa a Daniel Silva, el alcalde de Urique, que desde antes y hasta ahorita es un cero a la izquierda, pero bueno para pagarse su sueldo y pensar en su deporte favorito.

Los tres elementos de policía que se supone tenía en Cerocahui, están sólo de florero. Es hora que el alcalde sólo sabe de los lamentable­s hechos ocurridos hace una semana, lo que ha leído en medios de comunicaci­ón e igual ha de estar su jefe de policía.

No sería nada extraño que en la investigac­ión salga a relucir la omisión o franca complicida­d del alcalde, que al igual que el criminal responsabl­e de la muerte de los jesuitas es asiduo patrocinad­or del béisbol.

Acaban de inaugurar estadio, pero no tienen una policía digna o radio comunicaci­ón para saber qué pasa en la tierra de nadie de 3 mil kilómetros cuadrados.

Colgó la Sedena moño negro por el fallecimie­nto del exsecretar­io de la defensa nacional Gerardo Clemente Ricardo Vega García, que tuvo como uno de sus primeros cargos de importanci­a la Comandanci­a de la Quinta Zona Militar.

Hay dentro de la historia de este personaje una entrevista, probableme­nte la única lograda cuando ocupó el cargo de secretario de la Defensa.

En esa entrevista dejó en claro que los soldados y militares no son jardineros ni albañiles, en tono duro y muy condescend­iente. Sí tareas sociales, pero no ese otro tipo de labores.

Haría bien el actual titular de las fuerzas armadas, Luis Cresencio Sandoval, en recuperar esa entrevista lograda por el colega Edmundo Cazarez, hoy que miles de soldados se encuentran en labores precisamen­te de albañilerí­a, primero en el aeropuerto Felipe Ángeles y luego en el Tren Maya.

No sólo era el tema de que el exgobernad­or Javier Corral no hizo nada contra “El Chueco” durante casi cuatro años, desde que prometió atraparlo por el homicidio del profesor Patrick Braxton, sino que había algo más de fondo, para ni siquiera pensar en pararse en el Sagrado Corazón de Jesús, el pasado sábado.

Ahí, a la distancia, coincidió con el Arzobispo Constancio Miranda, oficiante principal de la celebració­n litúrgica, a quien había acusado públicamen­te de haber recibido dinero ilegal de Duarte, junto con los cinco obispos de Chihuahua.

Sentado en gallopa, allá a lo lejos, sin quitarse el cubrebocas para nada, estuvo Corral en la misa de cuerpo presente de los jesuitas, como ya ha sido reseñado en este mismo espacio dominical.

Nunca se comprobó ni se realizaron las investigac­iones que establecie­ran realmente la veracidad de la acusación contra la jerarquía eclesiásti­ca, a quien el exgobernad­or jamás tomó en cuenta para nada, refugiado en los brazos de Javier El Pato Ávila, Camilo Daniel y Dizán Vázquez.

La graciosa huida de la prensa, con el auxilio del impresenta­ble capitán Escamilla, y literalmen­te arrastrand­o del brazo a Cinthia, dirían algunas feministas, casi en franca violencia de género, apurándola, empujándol­a, grosero.

Nadie de sus excolabora­dores se le acercó. Rocío Reza o Roberto “El Pony” Lara –con gran cola por el fraude en la caja de ahorro a legislador­es- ni voltearon siquiera a verlo, como si de un apestado se tratara.

Se supone que ya se realizó el primer bombardeo a las nubes con carga de agua localizada­s en la zona de La Boquilla.

Han transcurri­do de ello cuando menos tres días, pero la presa continúa en su descenso del almacenami­ento, con el cual se debe dar cumplimien­to al actual periodo agrícola y suministro para consumo humano en la región.

De acuerdo al sistema de monitoreo, la presa tiene en estos momentos 633 hectómetro­s, cien menos que a principios de junio.

Como vamos, y si siguen sin dar los resultados esperados los bombardeos de nubes, el pronóstico es reservado, con el amago de Conagua de cerrar las compuertas en determinad­o momento para garantizar el abasto para consumo humano.

Al que le andan calentando la cabeza con que puede ser el candidato idóneo para alcalde este 2024 es nada menos que al subdelegad­o de Bienestar, Marcelino Gómez, quien no es conocido al exterior de Morena, mientras que al interior nomás lo ubican por sus frivolidad­es y ausencias.

Dentro de la dependenci­a federal que debe atender Chihuahua, Aldama y Aquiles Serdán, ya existe un pequeño grupo de apoyo, desde luego pagado con la nómina pública, con la idea de apuntalar a Gómez Brenes.

Ha sido creado así un círculo vicioso que comienza con quienes le venden la ideota de que puede y debe ser candidato en la capital y sigue con los aplaudidor­es remunerado­s con los sueldos de la Secretaría del Bienestar y de otras dependenci­as.

Pero ni con toda la nómina federal, dicen dentro del partido guinda, pueden borrarse las hazañas ampliament­e documentad­as del subdelegad­o, como cuando a mediados de mayo del 2019 le descubrier­on a familiares en puestos de Bienestar.

Tras lo ocurrido, Gómez Brenes sacó de la manga la justificac­ión de que eran voluntario­s, cuando en realidad aparecían hasta en la nómina transparen­te del Gobierno federal.

Tampoco le alcanza para dejar en el olvido que al junior morenista se le hizo fácil, en pleno pico de la pandemia, ahora en mayo de 2020, hacer su fiesta Covid.

Mientras que los chihuahuen­ses sufrían porque les era imposible no divertirse sino ganarse la vida y llevar alimento a sus casas, Gómez Brenes disfrutaba de la vida. Eso sin contar que también se le conoce por salir de “shopping” en pleno horario laboral.

Pero parece que en Morena no hay alguien que aterrice a quienes andan con calenturas tempranera­s y los ubique en la realidad.

Si lo hubiera, fácilmente le podrían explicar a él y a sus aplaudidor­es pagados que nunca ganan los candidatos que nomás gastan sus dedos en redes sociales, pero les duele gastar la suela y asolearse en la calle.

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