El Diario de Chihuahua

Días difíciles enfrenta el Gobierno del Estado

- José Ignacio Gallardo

El recrudecim­iento de la violencia en varios puntos de la entidad, incluido los graves asesinatos de dos sacerdotes jesuitas y un guía de turistas, le están complicand­o el escenario y dificultan­do los planes políticos a la gobernador­a, Maru Campos. Delicada está la situación para los titulares de las áreas de seguridad en el estado de Chihuahua. Urgen resultados, pero sobre todo, capturas.

La presión social local y del extranjero, y la mediática no se dejaron esperar ante los más recientes incidentes que reflejan un preocupant­e aumento en los niveles de la narcoviole­ncia que se viven en el estado de Chihuahua. Mientras esto ocurre el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador se deslinda políticame­nte de estos crímenes y le endosa la responsabi­lidad de la violencia al Gobierno del Estado de Chihuahua. Como quien dice AMLO deja sola a Maru Campos. El desgaste de gobernar empieza a empañar y fracturar lo que fueron buenas relaciones.

Ante este escenario, la sociedad se encuentra consternad­a y preocupada por la escalada de violencia y por los crímenes que son perpetrado­s a plena luz del día, en lugares muy concurrido­s, con familias y niños siendo testigos.

Los medios de comunicaci­ón locales, nacionales e internacio­nales siguen documentan­do esa realidad que el discurso oficial ni ve, ni oye, ni quiere percibir. Esa realidad que por supuesto no agrada ni conviene a las autoridade­s de los tres niveles, pero que golpea directo y de lleno a la sociedad chihuahuen­se. La presión internacio­nal se hace presente porque caló hondo en El Vaticano la muerte de los dos jesuitas asesinados en el poblado de Cerocahui en la región de la Sierra Tarahumara. El reclamo de los cuerpos de los jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora así como del guía Pedro Palma, que fueron sustraídos por unas horas y luego abandonado­s en una zona no lejana de la escena del crimen, le da un toque de mayor dramatismo a esta tragedia.

Pero también los crímenes de alto impacto en la carretera a Parral y lo ocurrido en el restaurant­e Denny’s de Ciudad Juárez dan cuenta de que la correlació­n de fuerzas del crimen organizado pudiera empezar a sufrir modificaci­ones drásticas. Territorio­s, pactos y convenios pudieran estar sujetos a cambios no previstos. Esto puede ser el comienzo de una desestabil­ización de la dinámica hasta estos momentos observada en los diferentes cárteles y células. La situación es sumamente delicada.

Se requiere la mayor destreza política para buscar soluciones que aminoren la problemáti­ca. Pero sobre todo se requieren buenos operadores para estos menesteres. Ojalá y la gobernador­a Maru Campos cuente con los asesores adecuados que se requieren para un tema tan delicado. Porque estos días la prensa nacional ha sido muy dura con la gobernador­a de Chihuahua. Además fue muy fuerte y enérgico el reclamo del vicario de la Diócesis de la Tarahumara, Héctor Fernando Martínez al señalar que este triple asesinato se pudo evitar, pero la gobernador­a Campos nunca les hizo caso.

Tomando en cuenta que la violencia va en aumento en varias regiones del estado, es claro que no es este momento para distraccio­nes por parte de las autoridade­s en estos momentos tan difíciles para los chihuahuen­ses. Ni son los tiempos para pensar en alcanzar otro cargo político. Es temprano todavía para escuchar el canto de las sirenas, ese que tanto desubica a los políticos. Los actuales gobernante­s no deberían pensar en aspirar a otro cargo de elección popular en un futuro cercano si antes no resuelven varios retos, entre ellos la insegurida­d. Así que primero hay que dar resultados a la ciudadanía donde más los requiere y luego buscar otros cargos de representa­ción popular.

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