H abla contigo mismo
Practicar el diálogo interno puede surgir de situaciones tan cotidianas hasta aspectos muy profundos de la vida
C¿Alguna vez has hablado contigo mismo? Seguro has escuchado esa voz que a veces suena en tu cabeza, te dice cosas, te hace preguntas y en ocasiones te responde.
No es para nada algo de locos, como a veces se piensa. Al contrario, especialistas afirman que el llamado diálogo interno es una cualidad del ser humano que todos pueden desarrollar y deberían poner en práctica para vivir mejor.
“El diálogo interno son esas conversaciones que tenemos en silencio. Son esas voces que se escuchan dentro de nosotros”, señala la psicóloga Isabel Centeno.
“No es algo que necesariamente se verbalice, algo que se diga en voz alta, pero dentro de nosotros existen esas conversaciones”, agrega Centeno, también especialista en escritura terapéutica.
Estos diálogos pueden surgir de situaciones tan cotidianas hasta aspectos muy profundos de la vida.
Son, por ejemplo, esas charlas que tienes contigo mismo cuando suena la alarma en las mañanas y te preguntas: ¿Me levanto o duermo otros cinco minutos? O cuando en la noche recuerdas esa discusión que tuviste y te cuestionas: ¿Estuvo bien lo que dije?
Seres más reflexivos
No se trata sólo de que cruce un pensamiento por la cabeza y dejarlo ir, sino de abrir una conversación a partir de ello, es decir, permitir un análisis.
“Eso es algo necesario para poder darle un repaso a las cosas que estamos viviendo durante el día, para cuestionarnos nuestras propias opiniones o la manera en que actuamos ante una situación, cómo reaccionamos”, explica el psicólogo Guerra.
“Reflexionar nos sirve para tomar una decisión más asertiva o más atinada en determinada situación”.
A las personas impulsivas que actúan sin pensar o medir las consecuencias, ejemplifica, les ayuda a analizar mejor antes de tomar una decisión.
Otra característica del diálogo interno es que ayuda a conocerse.
Las distracciones
Si es de tanto beneficio, ¿por qué no es algo que todos hacen? De entrada, este diálogo no se da de forma automática, sino que se tiene que desarrollar.
Uno de los principales obstáculos para hacerlo es el estilo de vida acelerada de la sociedad actual. Muchos dicen no tener tiempo.
“Ahorita hay muchas crisis de pánico en adolescentes y adultos, y creo que eso tiene que ver con la ausencia de reflexión”, menciona la psicoterapeuta Zavala.
Otra barrera es la distracción
Como reflexionar puede ser complicado porque toca aspectos difíciles de la mente, resulta más fácil distraerse con televisión o internet que ponerse a pensar.
“En lugar de sentarme a pensar por qué me siento así o qué pasó, prendo la televisión”, dice el psicólogo Guerra. “Entonces mi atención se concentra en aquello y me olvido de mí”.