El mal que borra el recuerdo
En Chihuahua hay más de 40 mil adultos mayores que lo tienen En México se estima que aproximadamente un millón 300 mil personas sufren de esta enfermedad; 'Este padecimiento apagó la 'Luz' de mi abuelita'
Mi abuelita Luz enfermó de Alzheimer; fue a partir de ese momento cuando su luz comenzó a apagarse. Ella fue diagnosticada en la segunda etapa de su enfermedad y lamentablemente, en ese momento, no teníamos tanta información por lo que fue más difícil comprender todo lo que estaba pasando”, expresó Lula Ortiz nieta de Luz, quien fue víctima de este padecimiento.
Luz tenía 66 años cuando fue diagnosticada. Ella falleció a los 74 en el 2007 a causa de esta enfermedad, la cual hizo que, con el paso del tiempo se le olvidaran más las cosas.
“Cuando nos dijeron lo que ella tenía, me di cuenta de por qué se le olvidaban tanto las cosas… Todo comenzó un día en el que se le olvidó su bolsa. Desde ese momento, las cosas se le empezaron a olvidar más y más hasta que llegó un momento en el que, se veía en el espejo y no se reconocía; se insultaba y se autogritaba”, cuenta Lula.
Desde 1994 la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Federación Internacional de Alzheimer establecieron el 21 de septiembre como el Día Mundial del Alzheimer.
Esta fecha, busca difundir información sobre este padecimiento con el objetivo de generar mayor conocimiento sobre la misma, concientizar a la población y que quienes la padecen asistan a grupos de apoyo.
El Alzheimer es una enfermedad progresiva y degenerativa del cerebro que provoca el deterioro de la memoria, el pensamiento y la conducta. Es considerada la demencia más común y se desconoce la causa de esta.
Esta, suele presentarse en tres etapas. La primera se desarrolla aproximadamente durante tres años, en ella se observa un paulatino deterioro en la memoria episódica, la persona olvida eventos recientes, no importa que hayan pasado 10, 15 o 20 minutos de un hecho determinado.
En la segunda etapa, todos los aspectos de la memoria empiezan progresivamente a fallar. Comienzan a surgir problemas de lenguaje (afasia), de funciones aprendidas (apraxia) y de reconocimiento (agnosia).
Finalmente, en la tercera etapa, se presenta una amplia y marcada afectación de todas y cada una de las facultades intelectuales. Los síntomas cerebrales se agravan, acentuándose la rigidez muscular, así como la resistencia al cambio postural. Pueden aparecer temblores y crisis epilépticas.
De acuerdo con el Gobierno de México; se estima que en el país, aproximadamente un millón 300 mil personas padecen la enfermedad de Alzheimer, cifra que representa entre 60 y 70 por ciento de los diagnósticos de demencia y afecta con mayor frecuencia a las personas mayores de 65 años.
Según datos periodísticos publicados en El Diario de Chihuahua, más de 40 mil adultos mayores del estado, padecen la enfermedad, la cual es progresiva y en la que los síntomas de demencia empeoran gradualmente con el paso de los años.
Especialistas señalan que para tener una atención adecuada, es necesario el diagnóstico temprano y tratamiento integral de alta especialidad que se basa en medicamentos que estimulan y ayudan a prolongar la vida de las neuronas de la memoria para mejorar su calidad de vida.
La atención apropiada de las personas con este padecimiento también requiere la participación activa de quienes las cuidan, así como de sus familias esto debido a que no hay forma de que un paciente con Alzheimer avance sin el apoyo de otra persona.
SIN DISTINGUIR LA REALIDAD
Lula recuerda que, su abuela ya no distinguía la realidad y que incluso, en algunas ocasiones, ella se salía a la calle y decía que la estaban secuestrando cuando en verdad no era así.
“Su enfermedad aumentó tanto que ella ya no sabía cuál era la realidad; me acuerdo mucho que una vez mi hermana le puso música de Vicente Fernández y ella creía que él estaba en la casa”.
“Cuando ella se sentía en peligro se autogolpeaba; antes de su padecimiento ella era una mujer muy limpia. Le gustaba peinarse en el salón de belleza cada semana hasta que un día mi abuela Luz se fue apagando; después ya no tenía ese brillo en los ojos. Ya no tenía noción de a dónde tenía que ir al baño y bueno, sus últimos días, los pasó en cama”.