El Diario de Chihuahua

A tres meses del asesinato de los jesuitas en Cerocahui

Recuerdan a los sacerdotes Joaquín César Mora Salazar, el ‘Morita’, y Javier Campos Morales, el ‘padre Gallo’, así como del guía de turistas Pedro Palma

- Alejandra Sánchez asanchez@diarioch.com.mx

A tres meses del asesinato de los sacerdotes Joaquín César Mora Salazar, el padre “Morita” y de Javier Campos Morales, mejor conocido como el padre “Gallo”; así como del guía de turistas Pedro Palma; integrante­s de la comunidad jesuita, lamentaron que el estado no haya garantizad­o justicia.

La tarde en la que ocurrieron los hechos, Pedro Palma Gutiérrez, quien era perseguido por Noriel Portillo Gil, alias “El Chueco”, entró al templo de Cerocahui para intentar refugiarse, pero el agresor decidió quitarle la vida a él y a los dos sacerdotes.

Héctor Fernando Martínez, sacerdote de Sisoguichi, dijo que el padre que presenció el hecho violento narró que “El Chueco”, al darse cuenta de lo que había hecho, le preguntó si Dios lo perdonaría. “¿Dios me va a perdonar, padre?”. Éste le respondió que sí, pero que no se llevara los cuerpos, sin embargo, hizo caso omiso y se los llevó.

Luego de 72 horas, la Fiscalía General del Estado informó que las víctimas ya habían sido localizada­s, a lo que Luis Gerardo Moro Madrid, provincial de la Compañía de Jesús en México, expresó que si la autoridad logró recuperar los cuerpos de los jesuitas y un laico, por qué no es posible recuperar también los cuerpos de tantas personas víctimas de desaparici­ón.

Joaquín César Mora Salazar “Morita”, nació el 28 de agosto de 1941 en Monterrey, Nuevo León. Ingresó a la Compañía de Jesús el 30 de julio de 1958 a los 16 años.

El primero de mayo de 1971 fue ordenado sacerdote en Monterrey. Fue misionero en la Sierra Tarahumara durante seis meses en 1976, en Sisoguichi, donde fue vicario cooperador.

En la misma Tarahumara realizó su tercera probación en 1976 y regresaría de 1998 a 1999, desde el 2000 fungió como vicario parroquial en Chínipas, hasta 2006, posteriorm­ente como vicario cooperador en Cerocahui desde 2007.

Javier Campos Morales, el ‘padre Gallo”, nació el 13 de febrero de 1943 en la Ciudad de México. Ingresó a la Compañía de Jesús el 14 de agosto de 1959 y en 1972 se ordenó como sacerdote. Un año después empezaría su misión como superior local, vicario pastoral y episcopal en la Sierra Tarahumara, en la comunidad de Norogachi.

Llegó a ser párroco en Guachochi (1974-1983), en Chinatú (1987-1999) y en Cerocahui (1996-2016). Desde 2019 y hasta antes de su asesinato fue superior de la Misión Jesuita, párroco, vicario de Pastoral Indígena de la Diócesis de la Tarahumara y asesor regional de Comunidade­s Eclesiales de Base.

“Lamentamos que el Gobierno no haya podido implementa­r una estrategia de seguridad ni haya podido ofrecer justicia elemental fracasando en la detención del señalado como responsabl­e”, expresó el Héctor Fernando Martínez, sacerdote de Sisoguichi.

Así mismo, el eclesiásti­co refirió que, en varias partes del país, queda de manifiesto que a este respecto puntual, el gobierno del estado y la Fiscalía Zona Occidente no han hecho su trabajo.

Así mismo, Javier “Pato” Ávila, señaló que, continúan esperando resultados y un pronto acceso a la justicia.

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La comunidad Jesuita en múltiples ocasiones ha manifestad­o su inconformi­dad con respecto al manejo del caso

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