¡No sirve de nada ser docente!
Ciudad Juárez.- El mundo está cambiando. Una frase muy usual en el discurso de aquellas transformaciones que ocurren día con día alrededor de nosotros. Las tecnologías están revolucionando el mundo a un ritmo vertiginoso, y la educación no es ajena a estos cambios.
La llegada de la Inteligencia Artificial (IA) ha generado un cambio de paradigma en la educación. Las instituciones de educación se están adaptando a las nuevas tecnologías para ofrecer una enseñanza más personalizada, eficiente y efectiva. Sin embargo, no toda es miel sobre hojuelas, y la aparición de herramientas y aplicaciones que imitan con una precisión casi escalofriante el pensamiento humano ha empezado a cuestionar a los académicos la importancia de dar el siguiente paso en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
En Ciudad Juárez, este cambio está teniendo un impacto significativo en la manera en que se lleva a cabo la educación. Algunas instituciones educativas transformaron sus modelos de enseñanza convencional (presenciales) en modelos remotos o conocidos como por videoconferencia, esto, tras la llegada de la pandemia. Aquello fue una transición, dirían algunos, a bote pronto para muchos planteles educativos, que nunca habían invertido en tecnologías, ya que su paradigma no dimensionó un escenario como el que se vivió con la llegada del Covid-19. Sin embargo, aquello poco a poco generó cambios en la vida social y le dio paso a un sinfín de tecnologías que eran antes utilizadas un porcentaje mínimo de la población.
A pesar de los grandes avances tecnológicos y la nueva visión educativa, la sociedad seguía añorando el regreso a la presencialidad, ¡claro!, nunca dejamos de ser animales políticos, y es que la comodidad, así como, el poco desgaste emocional y físico que supone tomar clases remotas, no se comparaba con la posibilidad de convivir e interactuar con otro ser humano.
“¡No aprendo nada en las clases remotas!, ¡No es lo mismo dar clases!, ¡Se pierde la “esencia” de la educación!”, son solo algunas frases que se usaron para aborrecer y dar la bienvenida nuevamente a las actividades presenciales, dejando a un lado aquello que evitó que el mundo colapsara en mil pedazos.
La comunidad académica aplaudió el retorno a las aulas, los alumnos se mostraban con un brillo inexplicable en sus rostros, más aún sus padres, pero esto estaba lejos de ser duradero cuando en las reuniones de académicas se hizo presente un nuevo desafío: los estudiantes están utilizando la IA para que haga sus tareas.
La IA es una herramienta que permite una mayor interacción entre el profesor y el estudiante, lo que a su vez permite una mejor comprensión y retención de los conocimientos adquiridos. Existen programas de IA que permiten detectar plagio, mejorar la calidad de presentaciones, imágenes, video, sonido, etc. Pero esta tecnología ha avanzado tanto que en la actualidad encontramos programas como el ya conocido CHATGPT, una IA desarrollada por la empresa Openai, que a través de un modelo de aprendizaje de textos es capaz de crear ensayos, escritos, o cualquier tipo de texto que se le pida con una facilidad abrumadora. Estas tecnologías han generado una serie de debates sobre ¿cuál es el nuevo rumbo que tiene que tomar la educación en su sistema de enseñanza?
Si son de la idea de que ¡no sirve de nada ser docente en la actualidad!, es considerable mencionar que, la IA no reemplazará a los profesores, por lo menos no en un futuro próximo, sino, es un complemento valioso para la enseñanza. La comunidad docente debemos de darnos cuenta de que la enseñanza debe de adecuarse a las necesidades sociales actuales, haciéndonos responsables de guiar y motivar a los estudiantes, proporcionar retroalimentación y asegurarse de que comprendan los conceptos y problemas sociales formándoles un criterio.
Confieso que me generó risa algún comentario hecho durante una reunión docente, en el que, de manera preocupante, señalaban que los estudiantes usaban estas tecnologías para realizar sus ensayos de clases, sin que los programas de plagio los pudieran detectar, argumentando que este sería un problema en aumento y que las universidades debían hacer algo al respecto.
La solución a este problema es de lo más simple, y es que ante nuestro cuestionamiento en párrafos anteriores, debemos decir que el nuevo rumbo de la educación está en dejar de lado aquello que nos limita a pensar y promover ya sea dentro de las aulas presenciales o remotas, el pensamiento activo, el debate, el trabajo colaborativo, el hábito de la escritura y el ejercicio de la oratoria, actividades que habían sido relegadas, ya que la tecnología se ha convertido ya no solo en un apoyo para el ser humano, sino que también en un esclavo al servicio de los hoy homo segnities.